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5.02.23

Repasar el Misal y sus rúbricas (y III)

basilica El capítulo V de la Ordenación General del Misal Romano repasa y ofrece la normativa eclesial vigente sobre la “Disposición y ornato de las iglesias para la celebración eucarística”. También aquí, más que grandes novedades y cambios, hay precisiones, matices, que hemos de asumir.

La estructura del capítulo es más clara y simple ahora:

  1. Enuncia los principios generales sobre una iglesia
  2. Aborda la disposición del presbiterio: altar, sede y ambón
  3. El resto de la iglesia: lugar de los fieles, la Schola, la reserva de la Eucaristía y las imágenes sagradas.

En OGMR 303 se afirma que en una iglesia nueva se debe erigir un único altar; en las ya construidas se debe sustituir el antiguo altar si su colocación dificulta la participación del pueblo y no puede trasladarse sin detrimento de su valor artístico. ¿Por qué el altar único, no varios altares también laterales revestidos con manteles? Da la explicación: el altar único significa “ante la asamblea de los fieles al único Cristo y a la única Eucaristía de la Iglesia”.

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9.09.22

16.01.22

Repasar el Misal y sus rúbricas (I)

Sede De vez en cuando hay que repasar las rúbricas, las normas de obligatorio cumplimiento para el desarrollo de la Santa Misa, de los sacramentos y de la Liturgia de las Horas.

Las rúbricas son, de algún modo, teología en acto, responden a un porqué, y evitan el capricho y la arbitrariedad de unos y otros, para crear unidad en la liturgia, unidad que es comunión eclesial. Sí, las rúbricas hay que cumplirlas y obedecerlas: es la Iglesia –nadie en particular, nadie por iniciativa propia- quien dispone cómo hay que celebrar. También en esto, “sentir con la Iglesia” y “sentir la Iglesia” es fidelidad a las rúbricas, obediencia fiel de hijos a la Iglesia madre. Se llaman “rúbricas” porque se escriben con tinta roja en los libros litúrgicos.

La primera parte del Misal es un amplísimo documento que se llama Ordenación General del Misal Romano (OGMR) donde se ofrece la teología del sacramento eucarístico y la normativa y rúbrica para su celebración. Este documento merece ser conocido y estudiado.

En la tercera edición de la Ordenación General del Misal romano (OGMR) se explican y se matizan muchas normas litúrgicas, se aclaran algunas rúbricas y se añade alguna más. Para ser fieles, hay que conocer estas rúbricas y, lógicamente, obedecerlas.

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7.12.16

Y III: Más sobre la nueva edición del Misal

Llegamos al final con esta tercera entrega sobre la nueva edición castellana del Misal Romano. Hemos tratado varios aspectos de esta edición para valorarla mejor y vivirla más intensamente. ¿Y ahora qué?

Tareas espirituales y pastorales pendientes:

La recepción de una nueva edición del Misal Romano no puede reducirse a un cambio o sustitución del libro.

Sería bueno aprovechar para dar un nuevo impulso a las celebraciones, superar el cansancio y la atonía e ir a lo esencial, prescindiendo de tanta creatividad mal entendida, del uso inadecuado de tantos subsidios, guiones, moniciones, etc. ¡Una limpieza general para entrar en lo esencial del Misal!

Es ocasión para suscitar una mejor formación litúrgica integral para todos (incluyendo el saber estar y presidir del obispo y del sacerdote en la sede y en el altar…)

Considerar el Misal como fuente, por ejemplo, para preparar la homilía (no sólo mirar el Evangelio…), una catequesis, etc., y también para la piedad personal, orando los textos litúrgicos de cada día.

El Misal es un auténtico monumento de la espiritualidad litúrgica.

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3ª Edición castellana del Misal Romano (II)

Ya en el primer artículo vimos qué era esta nueva edición típica latina, de 2002, qué contenía de nuevo y algunas modificaciones en la Ordenación General del Misal Romano. Así podremos conocer mejor esta edición castellana que por fin ha salido a la luz. Continuemos con otros aspectos más.

La traducción más fiel y literal

Pero había una tarea por delante muy amplia: este Misal en su tercera edición había que traducirlo entero y por completo; y lo mismo pasaba con los leccionarios y su traducción. ¿Por qué? Una Instrucción de 2001, «Liturgiam authenticam», de la Cong. para el Culto divino, pedía que se revisaran todos los Misales y leccionarios en todas las lenguas y se buscase una traducción que no interpretase, sino que fuese lo más literal posible al original en latín.

Esta Instrucción «Liturgiam authenticam» ofrece normas para la traducción litúrgica; las traducciones deben tutelar cuidadosamente la naturaleza sagrada de la liturgia –sin usar palabras o giros coloquiales, por ejemplo-; pide un criterio de fidelidad y exactitud en la traducción del texto latino a la lengua vernácula –castellano, en nuestro caso- y no un ejercicio de creatividad. Además siempre se debe partir de la edición típica latina aprobada para una nueva traducción. Las traducciones bíblicas para el Leccionario deben también hacerse con estos criterios partiendo de la versión oficial de la Biblia Latina (llamada Neo-Vulgata).

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