Aclaraciones sobre ministerios laicales de lector y acólito para varones y mujeres (I)
Con el motu proprio del Santo Padre, los ministerios laicales, antes reservados a varones, se hacen extensibles a las mujeres.
Sin embargo, muchos son los comentarios en blogs e incluso los periodistas que Bastante despistados afirman cosas a la ligera que no son, ignorando qué son los ministerios laicales instituidos, cuáles son sus cometidos, etc.
-Como en muchas diócesis los ministerios laicales se han reservado sólo a los seminaristas en su proceso formativo al sacerdocio y a los candidatos al diaconado, parece que estos ministerios en vez de ser laicales fuesen clericales. Apenas se han instituido laicos en estos ministerios de lector y acólitos.
-La institución del ministerio del lector (a un varón o a una mujer) no significa que pueda proclamar el Evangelio: éste siempre se ha reservado a un ministro ordenado (diácono o presbítero).
-Algunos no ven la novedad, porque ya era usual que mujeres ejercieran el servicio de leer las lecturas de la Palabra de Dios en la liturgia, o que ayudasen a distribuir la comunión o llevarla a los enfermos. La novedad reside en recibirlo como ministerio laical, de forma estable: solicitud al obispo, preparación adecuada y rito de institución por parte del obispo, y no seguir realizándolo como una encomienda temporal. Lo mismo que es diferente ser acólito que ser ministro extraordinario de la comunión: el acólito lo será estable, preparación previa, solicitud por escrito al obispo, rito de institución del obispo, mientras que el ministro extraordinario de la comunión es nombrado por el obispo o vicario episcopal por un tiempo determinado (tres, cuatro años) si hay necesidad en la parroquia, y recibe un simple bendición (que figura en el apéndice del Ritual de la Comunión y Culto a la Eucaristía fuera de la Misa).
-No es, simplemente, normalizar canónicamente la praxis que ya existía, sino que conferir un ministerio laical, por parte del Obispo, a fieles laicos tanto varones como mujeres, con su preparación, nombramiento y rito de institución. ¡Lo que pasa que apenas hemos visto que un Obispo instituya lectores o acólitos en su diócesis salvo a seminaristas!
-Nada tiene que ver el ministerio laical de lector o de acólito –para varones o mujeres- con un supuesto ejercicio de diaconisas (para que lean el Evangelio) y que cambiaría el sacramento del Orden, cosa que la Iglesia no puede hacer alterando lo que Cristo mismo estableció.
-Acostumbrados a que cualquiera lee en la liturgia, e incluso pensando que así se participa más se fomenta la improvisación subiendo a leer cualquier voluntario sin preparación (ni haber mirado el texto o sin saber vocalizar o entonar), apenas le damos valor al ejercicio de este servicio litúrgico, tan importante, y poco apreciamos entonces que sea un ministerio laical instituido por el Obispo. Sin duda, habría que ser más exigente en admitir quién sube al ambón para proclamar las lecturas y habría que potenciar en la diócesis la institución de este ministerio laical por parte del Obispo. Dígase casi lo mismo para el caso de ministros de la comunión: sería bueno que en las diócesis el Obispo los instituyera con este ministerio y su rito litúrgico propio.
-Sería buen momento para que cada diócesis potenciara y cuidara estos ministerios. La Delegación de Liturgia –en unión con su correspondiente ISCR o Escuela de Teología- debería poder ofrecer cursos de formación para lectores así como cursos para el acolitado y acompañase la formación de todos los que ejercen estos servicios litúrgicos tanto temporalmente, en sus propias parroquias, como para aquellos que vayan a recibir el ministerio instituido por parte del Obispo. Ya en algunas diócesis se ofrece, como en Sevilla con su Escuela de liturgia, o en mi diócesis de Córdoba con cursos organizados por la Delegación de Liturgia en el ISCR Beata Victoria Díez.
No vendría nada mal releer y asumir las explicaciones y distinciones entre ministerio ordenado y ministerios laicales que ofreció Juan Pablo II en la preciosa exhortación Christifideles laici, nn. 21-23.
(Seguiremos con el Motu Ministeria Quaedam y los oficios propios del lector y del acólito, así como conocer el rito de institución).
26 comentarios
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JAVIER:
Si lo hacía bien (y no a trompicones como suelen hacer niños y adolescentes, ¡y más en público!) no me parecería demasiado mal. Aunque yo prefiero adultos en ese ministerio.
Tengo las siguientes dudas:
1)
a) Cómo son las lecturas en el rito extraordinario?
b) Fueron siempre en lengua vernacula o latín?
c) Si hubo un cambio, a partir de cuando?
d) Quienes solían leer las lecturas en este rito?
2) ¿Quienes leen en en el rito ortodoxo?
Muchas gracias de antemano por su amable respuesta
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JAVIER:
En la forma extraordinaria, es una lectura (Epístola: ya sea profética o del Apóstol), Gradual y Evangelio. Las lee el sacerdote en una esquina del altar la Epístola, en la otra esquina el Evangelio. En las Misas solemnes la epístola la lee el subdiácono en el atril y el Evangelio el diácono.
Hasta donde alcanzan mis conocimientos, en la forma extraordinaria las lecturas se leen en latín.
Usted dice: "¡Lo que pasa que apenas hemos visto que un Obispo instituya lectores o acólitos en su diócesis salvo a seminaristas!"
Y por eso es que yo digo que en la práctica este motu proprio no significa nada. Aunque usted observe que no es simplemente la formalización de una praxis que ya existía, en la práctica me parece que sí lo es, precisamente porque quienes en la práctica ejercen de lectores o acólitos, no han sido formalmente instituidos por el obispo.
Luego dice usted: "Sería buen momento para que cada diócesis potenciara y cuidara estos ministerios." Me temo que sus esperanzas se van a ver defraudadas, pues, como también dice usted, estamos demasiado "acostumbrados a que cualquiera lee en la liturgia, e incluso pensando que así se participa más se fomenta la improvisación subiendo a leer cualquier voluntario sin preparación (ni haber mirado el texto o sin saber vocalizar o entonar)", y "apenas le damos valor al ejercicio de este servicio litúrgico". Y ni mencionemos las misas donde van los niños que se preparan para la primera comunión: en no pocas parrroquias suelen dar para leer las lecturas a estos niños de 10 años, obviamente que siempre termina siendo un desastre.
Parecería que algunas parroquias tienen la política de que cuanto más pisoteada y menos escuchada la Palabra de Dios, mejor. Pues es necesario, desde que se hizo la reforma litúrgica, que Dios disminuya, y que el cura crezca... no vaya a ser que los feligreses comiencen a dar más importancia a Dios que al cura. Hablando de esto, conozco un cura, que no tiene nada de progre ni acomodado, pero que, tal vez por mala formación o una especie de falsa humildad, lee el Evangelio a las prisas, sin las pausas y entonaciones adecuadas, como queriendo, obviamente sin ser consciente de ello, acabar rápido con esa parte, para que llegue la hora del sermón, en el que, ahora sí los fieles van a poder escuchar palabras de vida eterna.
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JAVIER:
Desgraciadamente, a todo lo que vd. afirma, tengo que ir diciendo que "sí" punto por punto. Ojalá no se la tuviera que dar.
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JAVIER:
¿guantes? Las manos sin nada. ¿Gorros y demás? ¡Si hasta el obispo precisamente para la plegaria eucarística no sólo está sin mitra, sino que se quita el solideo (: solo para Dios)!
No creo que eso agrade mucho a la Iglesia Ortodoxa.
El paso que ha dado el Papa es un paso muy atrevido y tiene mucho campo por delante en una dirección.
Recuerdo que, recién convertido, hace ya unos 25 años, e ilusionado en participar en la vida parroquial, quise integrarme en el grupo de liturgia de la iglesia de mi barrio. Pensé, ingenuamente, que allí me darían una formación especial para meditar las lecturas o algo similar. Mi primera decepción fue comprobar que se trataba tan sólo de organizar quién leía cada texto. Así, el denominado grupo de liturgia no pasaba de ser un reparto de las lecturas entre sus miembros (la primera lectura la hace Paqui, la segunda para Agustín, el salmo lo haces tú), decidido a veces por el párroco o por nosotros mismos, en función de cuánto le gustara a cada uno el texto elegido. Con el tiempo dejé de leer y de pertenecer al grupo. Ahora no me ofrecería a leer, y lo rechazaría si me lo propusieran.
En cierta ocasión, por falta de personal, me encargaron repartir la comunión. Recuerdo que temblaba como un flan; aquello me venía muy grande. Afortunadamente, nunca más me lo propusieron, ni yo hubiera aceptado. Y ahora, tantos años después, sigo sin sentirme preparado para algo tan grande.
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JAVIER:
Al menos para iniciarse en el servicio de leer las lecturas en la liturgia, debería haber una Escuela o formación inicial.
No: los ministros laicos (sean mujeres o sean varones) irán revestidos de su túnica bautismal. Ni alba ni roquete. Su túnica bautismal, que dará dignidad al ministerio que desempeñan.
Desde hace un año que no voy a misas del Concilio Vaticano II, es decir de novus ordo, sino a las del vetus ordo que han encendido en mi, poco a poco, el amor por la eucaristía. Por algo será que la misa tradicional crece en asistencia mientras la del novus oído decrece masivamente. Si me piden datos dejaré los enlaces de este aserto.
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JAVIER:
Erre que erre con lo mismo. Pues vale. Pero en una diócesis, un domingo, ¿cuántas Misas se celebran? ¿Cuántas por un ordo y cuántas por otro? Está bien que crezca los que participe en la Misa según la forma extraordinaria, pero una sola Misa en la diócesis, numéricamente puede crecer: van 50, 60, 100 personas cada domingo y aumentan despacio. ¿Y las demás Misas dominicales de toda una diócesis bajan en cientos y cientos para irse a la forma extraordinaria por ejemplo?
Creo que de lo dicho se puede concluir que mas alla del jaleo, real o inventado, que genere la decision del papa esta es acertada porque si se aplica bien, lo que no hay porque dudar, facilita la mejor intervencion de los fieles, hombres o mujeres, en la liturgia.
Digo intervencion y no participacion porque entiendo que todo el que sigue adecuadamente la eucaristía participa en la liturgia aunque "solo" sea por el sacerdocio no ministerial que como hijos de Dios todos tenemos, del mismo modo que todo el que reza las horas canonicas celebra en esa liturgia sin necesidad de ser ministro ordenado.
Creo que es una mejoría porqie como usted indica el hecho de instituir a un laico en estos ministerios exigirá dos cosas primero conocer a quien se instituye, de modo que no acabe leyendo o ayudando al altar el primer voluntario desconocido que ande por la iglesia ese día, y segundo porque requerira una formacion que permitirá no solo realizar mejor la actividad que se le encomienda sino ademas que ese ministro entienda la inmensa importancia de lo que hace.
En fin perdone el tocho, gracias por sus explicaciones siga asi
En fin, no hay que sorprenderse, esto es la consecuencia lógica del nefasto Ministeria quedam de Pablo VI.
Un motivo más para frecuentar SOLO la misa TRADICIONAL. Allí seguimos teniendo, gracias a Dios, las órdenes menores.
(Por cierto, ya que a algunos tanto les gusta hablar de ecumenismo, los ortodoxos también conservan las órdenes menores)
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JAVIER:
NO puedo estar más en desacuerdo.
El autosuicidio es imposible porque la Iglesia es de Cristo y las puertas del infierno no prevalecerán.
La consecuencia de frecuentar SOLO la Misa tradicional... tampoco estoy de acuerdo. Que vaya quien quiera, sí.
Y desde luego, su alusión al "ecumenismo" no va por mí, tema del que ni siquiera hablo.
Triste no solo por esto sino por las pocas personas que asistimos a la Misa.
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JAVIER:
Sí, es verdad. Hay que fomentar que haya lectores, y que ensayen antes con el sacerdote (o con un encargado) en la sacristía, hasta que adquieran soltura.
Padre:
1) No sería más conveniente, en misas dónde se encuentre el diácono, que las lecturas y el evangelio lo lea él? O está prohibido.
2) Las mujeres deben estar con velo al menos en el altar?
3) ¿Cúal es el origen del solideo? Entiendo que el varón en las oraciones debe estar sin sombreros, gorros, etc.
Muchas gracias de antemano
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JAVIER:
Nunca le ha pertenecido al diácono leer las lecturas, sino el Evangelio; las lecturas un lector -como tantos testimonios tenemos en la Tradición de los Padres- o en el subdiácono cuando se establece este ministerio.
https://catholicresponsemagazine.org/
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JAVIER:
No sé qué hay que replicar puesto que sólo he explicado qué es un ministerio y cuál es la "novedad" con el motu proprio recién promulgado. Me he abstenido de cualquier valoración personal.
Yo creo que aquí ha habido una relajación en la Liturgia y hay muchos fallos en los que leen y también en sacerdotes o inclusive obispos, que si se inventan una pequeña admonición, se dice lo que no se debe. Un ejemplo está en el sacerdote y en obispos que la secreta la dicen en voz alta como: "el Señor, me guarde para la vida eterna". Eso está copiado de San Han Pablo II, que al rezar hablando y no meditando la oracion, y a al haber una megafonía de alta precisión, pues se le oía muy bien. Pero era el Papa. Los demás no deben hacerlo y lo hacen. Ese ejemplo como el que no quiere y no le gusta la casulla, o al presentar el Cuerpo y Sangre de Cristo, giran a derecha o izquierda, cuando ese gesto es un gesto papal. De esas muchas. LBastantes de los que suben a leer no entienden ni saben que están en un lugar sagrado, y de momento, hay que guardar la compostura y saber que día es y el tiempo para leer lo que corresponde a ese día. Perdone, pero me gusta ser beligerante, porque en ese tema de la Santa Misa, hay una abandono, mucho o mucha pasividad y desconocimiento.A veces mira los rostros de las personas y de verdad que no sé a qué han asistido o que se está cekebrando. Los grupos de liturgia dentro de una parroquia son muy importante. Perdone si he molestado, pero con las misas yo sufro un montón. Paz y Bien.
Hace tres años estuve hospitalizado y pasó el capellán, era una clínica católica, le pedí la extremaunción ( ahora , unción de los enfermos ) , confesé y comulgué.
Un año después ingresé en un hospital público, pedí un capellán y vino un señor con bata blanca, quise confesarme y me dijo que no era sacerdote ( menos mal que lo dijo ) el del hospital católico, también llevaba bata blanca, lo que me parece muy bien, pero se veía el alzacuellos.
Todo esto me parece depresivo de la dignidad de la comunión.
¿ Tanta falta hacen los ministros extraordinarios de la comunión o es que la falta de sacerdotes es más bien falta de trabajo en la verdadera función sacerdotal ?
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JAVIER:
Quiero distinguir entre Acólito instituido (apenas los hay) y ministros extraordinarios de la comunión. Éstos son necesarios, totalmente convencido, pero también creo que hubo una cierta dejación en el oficio sacerdotal de llevar la comunión a los enfermos delegándola siempre en un ministro extraordinario.
https://onepeterfive.com/incarnate-realism-and-the-catholic-priesthood/
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JAVIER:
Error no, en cuanto es el Pontífice quien lo establece por un Motu proprio, y lo establece como ministerio laical, y no como camino medio para el sacerdocio.
«VII. La institución de Lector y de Acólito, según la venerable tradición de la Iglesia, se reserva a los varones.»
Y ojo a este detalle:
«IV. Los ministerios que deben ser mantenidos en toda la Iglesia Latina, adaptándolos a las necesidades actuales, son dos, a saber: el de Lector y el de Acólito. Las funciones desempeñadas hasta ahora por el Subdiácono, quedan confiadas al Lector y al Acólito; deja de existir por tanto en la Iglesia Latina el Orden mayor del Subdiaconado. No obsta sin embargo el que, en algunos sitios, a juicio de las Conferencias Episcopales, el Acólito pueda ser llamado también Subdiácono.»
Caña y pincho de tortilla a que las CCEE que denominan a los acólitos como «subdiáconos» son las progres del Rin. Ya se ve la maniobra, puesto que ahora todas las revoluciones se empiezan atacando al diccionario:
«Acólitas» → «Subdiaconisas» → «Diaconisas» → «Sacerdotisas»
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JAVIER:
¡Qué rebuscado!
Óscar de Caracas: No sea frikitradi, hombre. Primero, la Misa es la misma sea VO, NO, mozárabe, bizantina o copta. Segundo, ¿tiene algún problema con la autoridad papal?
Como sabe que no tengo razón cuando pongo un enlace que argumenta en contra y nadie lo ha leído por lo visto.
En la historia de la Iglesia hemos tenido Papas que ha ido en contra de la doctrina de la Iglesia: Honorio por ejemplo entre otro Papa más. El motu propio no es a prueba de error.
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