Las Primeras Comuniones: su liturgia paso a paso (III)
Ya sé que es delicado lo que vamos a abordar; que muchas sensibilidades se pueden sentir heridas y molestísimos los que van creyéndose que son “pastoralistas-más-que-nadie” y hacen la liturgia a su aire; otros tal vez queden boquiabiertos y descolocados porque jamás han pensado estas cosas y creían que estaba bien lo que siempre veían y ellos han seguido repitiendo. ¡Paciencia, catequistas, pastores y catequetas! Lean sin prejuicio. Y entremos todos juntos en el sentido y la normativa de la liturgia, que sí es pastoral.
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Aunque la mentalidad está muy afianzada en parroquias y en catequistas de cómo hay que celebrarlas, con bastante dosis de autorreferencialidad, hay que revisar la práctica, mejorarla, asimilar lo que la liturgia enseña y empezar a ajustar elementos y potenciar esta Misa como una Misa solemne y parroquial, no como una fiesta infantil o una Misa pueril.
Intentemos inculcar sentido litúrgico y sentido común ante tantos excesos como se ven por todas partes:
- Los niños debe ocupar los primeros puestos en la nave de los fieles, en los primeros bancos o sillas para ellos, mirando al altar. El presbiterio es el lugar para el sacerdote, diácono y los acólitos, nada más.
- Las pocas moniciones que haya –tal vez al inicio y antes de dar la bendición- deben ser breves y dirigidas a los niños. Las leerá un adulto. Sería bueno corregir el exceso de moniciones para todos los momentos de la Misa, con un verbalismo que cansa y sirve de poco o suprimiendo moniciones que ni siquiera están previstas en el Misal (monición a cada ofrenda o monición de acción de gracias en lugar del silencio tras la comunión…)
- Las lecturas deberán proclamarlas lectores adultos habituados a ello, que sepan vocalizar correctamente –tal vez un catequista-. El salmo responsorial debería cantarse, o al menos, cantar la respuesta.
- Un lector adulto (o el diácono si está asistiendo al altar) propone todas las intenciones de la Oración universal (mejor siempre un solo lector que uno por petición), y los fieles –niños incluidos, tranquilos, en sus sitios- oran juntos. Se podría muy bien cantar la respuesta: “Te rogamos, óyenos”.
- En el ofertorio, algunos de los niños pueden aportar las ofrendas para la Eucaristía: pan, vino y agua.
- Como en cada Misa dominical solemne, el sacerdote cantará el prefacio. Los fieles y los niños que van a comulgar, permaneciendo en su lugar, se arrodillarán durante la consagración. Se pedirá por ellos en la plegaria eucarística con el embolismo que presenta el Misal (“Ayuda a tus hijos [N. y N.], que por vez primera invitas en este día a participar del Pan de vida y del Cáliz de salvación, en la mesa de tu familia; concédeles crecer siempre en tu amistad y en la comunión con tu Iglesia”, PE III; “Acuérdate de tus hijos [N. y N.] que por vez primera invitas en este día a participar del Pan de vida y del Cáliz de salvación, en la mesa de tu familia; concédeles crecer siempre en tu amistad y en la comunión con tu Iglesia”, PE II).
- La paz –si hay que intercambiarla con un gesto- se hará “sobriamente sólo a los más cercanos a él” (IGRM 82), evitando confusión y algarabía. Los niños se darán entre sí la paz sin moverse de su sitio, como cualquier fiel en una Misa dominical.
- Recibirán la sagrada comunión acercándose como es habitual en todos los fieles, al pie del altar, de rodillas o de pie. Pueden recibir en este día las dos especies, el Cuerpo y la Sangre del Señor.
- Y, como en cualquier Misa dominical habitual, tras la comunión se guardará silencio o, como mucho, se cantará un himno o un salmo; se rezará la oración de postcomunión, se impartirá la bendición y se despedirá a la asamblea santa, sin necesidad de añadir discursos de acción de gracias o de felicitación de un niño, de un catequista y/o de un padre que el Misal no permite.
- La sobriedad siempre es de agradecer para vivir mejor la Misa y piénsese también en lo larga y pesada que se hace para los familiares que no están habituados y que se ponen a charlar o moverse, nerviosos por acabar.
- Los cantos deben ser solemnes, cuidados, como en cualquier Misa solemne de la parroquia, respetando la letra invariable del Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei así como la letra del Padrenuestro. Son los mismos cantos solemnes que todos los fieles de la parroquia cantarán, que los niños aprenden –es la Misa de su iniciación- para cantarlos ya con los demás adultos en la misma Misa parroquial.
Poco ayudan cantos que no corresponden a la liturgia (“No has nacido amigo para estar triste…”, “Un nuevo sitio disponed para un amigo más…”, “En el mar he oído hoy…”), si además, con tono pueril absolutamente, le añadimos coreografía y palmadas. Los niños deben ser introducidos al canto litúrgico habitual de la Iglesia, el canto que entonarán cada domingo junto con los jóvenes y adultos.
-De sentido común, y digno de agradecer, es permitir que los niños no estén nerviosos en esta Misa tan solemne e importante para ellos, sino que vivan bien, con fervor incluso, esta Misa. Leer algo, tener que subir al altar, moverse para llevar algo, que tengan que decir algo en la homilía porque el sacerdote les pone el micrófono delante, o tener que hablar en una acción de gracias y decir cómo se sienten en público, mirándolos todos los asistentes y con un fotógrafo moviéndose para captar la instantánea del chiquillo…, cosas así provocan estrés y nerviosismo: ¡pobres niños! Mejor lo vivirán si están siempre en su sitio, en la nave de los fieles, como lo van a estar siempre, y acercarse a comulgar con fe al pie del altar; y para que ellos vivan bien esta Misa, otros realizarán el ministerio de la lectura de las Escrituras, servirán al altar, entonarán los cantos. Sentido común, el menos y extendido de los sentidos.
Debería quedarnos grabado y así en reuniones con catequistas, con padres, y reuniones sacerdotales, también, asumir que lo que se pretende no es una Misa pueril o un espectáculo infantil -tantas veces desacralizado- sino la normalidad solemne de cualquier Misa dominical en la parroquia, con su canto, órgano y distintos ministerios, donde los niños, en los primeros bancos, van a comulgar por vez primera (y esto de comulgar sí que es importante, no tanto otras intervenciones o creatividades).
Guillermo Juan Morado lo decía muy atinadamente en un post hace varios años:
En lo que respecta a la celebración misma de la primera comunión, creo que debemos apostar por la sensatez. ¿Qué significa una “primera comunión”? Significa que, en el contexto de la celebración de la misa, normalmente el domingo o un día festivo, unos niños se acercan por vez primera a comulgar. Nada menos, pero tampoco nada más.
No hay un ritual de la primera comunión. Sí está prevista una mención en el canon de la misa. Sí está bien que ellos, los niños o sus padres, presenten las ofrendas. Sí está bien que se les tenga presentes en la oración de los fieles y en la homilía. Pero nada más o muy poco más. La primera comunión no es una fiesta de graduación. Lo esencial no tiene lugar “fuera”, sino “dentro”. No en el escenario externo, sino en el misterio de sus almas. Dios viene a ellos y ellos acogen a Dios, recibiendo el sacramento de la eucaristía.
Sería contraproducente montar un “show” o inventar a saber qué añadidos, cuanto no hay que montar nada. Hay que ayudar a que comulguen por primera vez y a que, con la ayuda de Dios, sigan haciéndolo a lo largo de sus vidas. Todo lo externo debe contribuir a lo interno; a que reciban al Señor en gracia, habiendo guardado el ayuno eucarístico y, sobre todo, sabiendo a quien reciben.
Tampoco la comunidad que celebra la fe – el domingo u otro día de fiesta – debería verse alterada por el hecho de que, en esa misa, comulguen unos niños. Lo esencial es el domingo, o la fiesta, no las primeras comuniones.
12 comentarios
En este tiempo de tempestad, por si ayuda, en vez de que los niños estén todos juntos pero a la vez espaciados, en la parroquia hemos optado por que cada niño esté acompañado en un banco cada uno con sus padres, solo y exclusivamente con sus padres, para que también sea un momento importante para los 3.
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JAVIER:
Magnífica solución, sin duda. ¡Enhorabuena!
Comparto también lo que dice D. Guillermo Juan, a quién conozco.
Sucede que todo ésto, debería ser muy bien supervisado por el obispo correspondiente, porque luego pasa como en los bautizos: este cura muy guay, el otro muy radical/anticuado, etc.
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JAVIER:
Tan aburrida como que ya los que han hecho la primera comunión en esta cincuentena pascual, han desaparecido de la Misa dominical normal, incluso aunque haya órgano, coro parroquial, y sea solemne. Los hemos entretenido con festivales infantiles en las Misas... (!!!!!!)
En nuestra parroquia las primeras comuniones se hacen con la familia (no sólo padre y madre, también hermanos) y el niño en los primero bancos, con un máximo de 3 niños de comunión.
Para eso pueden "utilizarse" unos 7 ó 8 sábados y domingos, lo cual es una bendición para la parroquia.
Hablar sobre la preparación, las catequesis, la necesidad de que sean los padres quienes reciban y den las catequesis y la obligatoriedad de ir a Misa los domingos para recibir los sacramentos, lo dejamos para otros post, pero es urgente y primordial que las diócesis cambien.
No le entretengo más. Gracias
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JAVIER:
Ni molesta ni me "entretiene", porque ni dice tonterías ni provocaciones ni lleva la contraria por sistema a todo. Así que escriba lo que tenga a bien.
Saludos.
No sé si será éste, un cauce adecuado para exponerle una consulta. Ud. con su autoridad y gracia de estado sobre su blog y la doctrina, sopese y actúe con la total libertad que ya tiene, tanto para publicarlo o no, como para responderme o no. A mi cordial acatamiento y comprensión, solo le faltará pedirle a Ud. perdón por haberle hecho perder el tiempo. [...]
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JAVIER:
Le agradezco el tono correctísimo al dirigirse a mí y confianza en mi criterio y respuesta.
No puedo responderle a la consulta porque no me veo capacitado, ni tampoco tengo tiempo de indagar y buscar en traducciones bíblicas y en qué dicen los Padres al predicar de ese versículo concreto.
Es por eso que le respondo públicamente, aunque la amplísima cuestión la he borrado.
¡Ah! y no me hace perder el tiempo en absoluto. Solo que no sé responder bien a esa pregunta planteada.
Saludos in Domino
Pero ese problema no debe hacer que nos olvidemos de los que tenemos aquí,:
Tengo varios nietos que han ido haciendo la primera comunión.
Suele ocurrir que no van todos los domingos a misa, algúnos van muy pocas veces.
Los niños pasan las vacaciones con nosotros y van a misa con nosotros y comulgan.
Ante esta realidad.
Cuando van a misa con nosotros:
Debo decirles que no comulgan pues no van los domingos s misa durante el curso.
Debo hacerme el desentendido y dejar que ellos hagan lo que les parezca.
Debo animarles a,que comulguen.
Debo darles una catequesis diciendo que para comulgar deben confesarse, sabiendo que en el curso volverán a no ir a misa todos los domingos.
Lo curioso es que algunos, la mayoría de mis hijos, no van todos los domingos a misa y veo que cuando hacemos una celebración se acercan a comulgar. En su vida, por lo demás, son muy buenos cristianos misericordiosos y muy buena gente.
Por favor ruego consejos serios y realistas.
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JAVIER:
Yo optaría por invitarlos a confesar antes y luego comulgar, diciéndoles que para comulgar hay que confesar recientemente y hay que ir a Misa todos los domingos. Con amabilidad en las formas, por supuesto, pero indicando el camino correcto tanto a los nietos como a los propios hijos, aunque ellos luego harán lo que quieran.
Yo creo que todo esto es un gran error a menos que lo que se pretenda es que desaparezcan los niños y los jóvenes de las parroquias.
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JAVIER:
Efectivamente, es un gran error. Se ha intentado "infantilizar" la liturgia de la Santa Misa, hacerlas "distraídas" y los resultados están patentes: cuando no hay obligación de ir a Misa porque se terminó la catequesis, no aparece ni un niño ni sus padres. No se les ha educado para vivir la Misa dominical, con todos, sino para hacer cosas en la Misa, y máxime en esas Primeras Comuniones. Pero basta ver a estas fechas, que ya han terminado los turnos de comuniones: ¿cuántos vuelven cada domingo a Misa con sus padres? ¿Dónde están?
Ya de entrada considero que ni niños, ni adolescentes están realmente preparados para recibir ni comuniones ni confirmaciones.
Y a las pruebas me remito; despues de recibir estos sacramentos, no sigue casi nadie.
Saludos :D
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JAVIER:
Si las primeras comuniones concurren en domingo (que es lo ideal), el prefacio propio del tiempo (ya sea pascual, ya sea de los Dominicales del tiempo Ordinario).
Si se celebran la mañana de un sábado o cosa semejante, la Misa podría ser del día y prefacio del tiempo, o Misa votiva de la Stma. Eucaristía y prefacio I-III de la Eucaristía.
No sé si me habré explicado claramente.
Feliz domingo.
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