Primeras Comuniones: vamos a cuestionarnos sólo algunas cosas hoy (I)
Aunque a derecha e izquierda, de arriba y de abajo, se puede uno llevar bofetones cuando cuestiona ciertas cosas que parecen intocables, hay que serenarse y empezar a valorar cómo se están realizando las Misas de las Primeras Comuniones en parroquias y colegios católicos.
Pido, por ello, no sacar las uñas antes de tiempo ni estar a la defensiva: especialmente, señores y señoras catequistas, tan trabajadores y abnegados, pero que siguen haciendo por sistema lo que se puso de moda en los años 70, así como párrocos que permiten y fomentan estos excesos pensando en un bien pastoral o por no desentonar con otras parroquias del entorno arciprestal o por no aguantar las iras de alguna catequista cuando ha intentado poner orden.
Lean todos con serenidad, con deseo de hacer las cosas lo mejor posible y con la mayor fidelidad a la Iglesia y su liturgia, así como a las almas de los niños y de sus familias.
El lugar de los niños
De entre las cosas llamativas que se ven, ocurre que el uso del presbiterio se ha convertido en un escenario, donde todos los actores –sacerdotes y niños- deben estar mirando al público, como en una bonita obra teatral escolar de fin de curso.
Habrá que recordar entonces quienes deben estar es el presbiterio y cuál es el lugar de los fieles. Según el Misal, el presbiterio es el lugar de los sacerdotes y ministros (diáconos y acólitos):
El lugar propio de los fieles es la nave de la iglesia, no el presbiterio.“El sacerdote celebrante, el diácono y los otros ministros ocuparán un lugar en el presbiterio. Se prepararán allí mismo los asientos para los concelebrantes” (IGMR 294),
“El presbiterio es el lugar en el cual sobresale el altar, se proclama la Palabra de Dios, y el sacerdote, el diácono y los demás ministros ejercen su ministerio. Debe distinguirse adecuadamente de la nave de la iglesia, bien sea por estar más elevado o por su peculiar estructura y ornato. Sea, pues, de tal amplitud que pueda cómodamente realizarse y presenciarse la celebración de la Eucaristía” (IGMR 295).
“Dispónganse los lugares para los fieles con el conveniente cuidado, de tal forma que puedan participar debidamente, siguiendo con su mirada y de corazón, las sagradas celebraciones. Es conveniente que los fieles dispongan habitualmente de bancas o de sillas” (IGMR 311): es la nave de la iglesia.
En los primeros lugares, en la nave, se disponen el sitio para los que van a ser bautizados en la Vigilia pascual, o quienes van a recibir el sacramento de la Confirmación, o en los novios que van a contraer Matrimonio. Todos mirando hacia el altar. Recuérdese la rúbrica del ritual de exequias: el féretro se dispone mirando al altar, como estuvo en vida al vivir los santos misterios de la liturgia:
“Introducido el cadáver en la iglesia, se coloca ante el altar según la orientación que habitualmente adoptaba el difunto en las asambleas litúrgicas, es decir, si se trata de un difunto laico, de cara al altar, si de un ministro ordenado, mirando al pueblo” (RE, n. 45).
Es llamativo usar el presbiterio como un escenario donde todos los niños están sentados para que sean bien vistos como en una función (ya esto de por sí revela una mentalidad muy secularizada); en ocasiones, se les sitúa alrededor del altar como si fueran sacerdotes concelebrantes durante la Plegaria eucarística, algo novedoso y extraño a la Tradición de la Iglesia. Sostiene esto la imagen, la idea, de que la Eucaristía es una fiesta, una comida, el altar es una mesa para un banquete, y los niños están alrededor de la mesa como si de una fiesta infantil de cumpleaños se tratase. Pero esa interpretación no corresponde a la verdad de la santa Misa, que es el sacrificio de la cruz actualizado y hecho presente en el altar.
Distintos rituales de la Iglesia señalan cómo el lugar propio de los catecúmenos o fieles en los sacramentos de la Iniciación es la nave de la iglesia, no arriba del presbiterio, sentados junto al sacerdote y de cara a la asamblea (!!). Veamos algunos ejemplos.
El lugar de los niños no bautizados que hacen su Iniciación; al realizar el rito de entrada en el catecumenado; una vez signados en la puerta de la iglesia, entran en procesión:
“los niños se acercan a la asamblea y ocupan su puesto, o con sus padres (“fiadores”) o con sus compañeros, de modo que en todos quede claro que ellos tienen ahora parte con la asamblea” (RICA 324).
El lugar de los neófitos durante la Mystatogia:
“Durante todo el tiempo pascual, en las Misas dominicales, resérvese un sitio entre los fieles, especial para los neófitos” (RICA 236).
Los confirmandos están en la nave de la iglesia, en sus lugares correspondientes, pues el primer modo en la presentación de los candidatos, “se llama a cada confirmando por su nombre y estos se acercan uno a uno al presbiterio” (CE 461)
La nave de la iglesia es el lugar de los fieles –no subidos al presbiterio- y se acercan al pie del altar para recibir los sacramentos.
El rito del ofertorio
Algo común es que algunos de los que han recibido un Sacramento, especialmente de Iniciación, acerquen al altar las ofrendas de pan, vino y agua mientras se entona el canto del ofertorio o suena el órgano (nada se dice ni se permite de moniciones o de ofrendas “simbólicas”).
En el RICA, los neófitos tomen parte “en cuanto sea posible en el rito de llevar las ofrendas al altar” (RICA 36). “Algunos de ellos llevan las ofrendas al altar” (RICA 232. 366). El Ceremonial de los Obispos explicita cuáles ofrendas: “es oportuno que algunos neófitos lleven al altar el pan, el vino y el agua para la celebración de la eucaristía” (CE 428).
En el sacramento de la Confirmación: “Algunos de los confirmados pueden llevar al altar el pan, el vino y el agua para la Eucaristía” (RC 39).
En esto, léase la descripción que realiza el Misal de la procesión de ofrendas (IGMR 73-76) y ajústese la realidad a lo que prescribe el Misal. Mejor entonces sin moniciones por ofrendas para explicar cada una, sino que está sonando el canto del ofertorio; y aportando las ofrendas reales (pan, vino y agua) o incluso dones reales para la iglesia y los pobres, pero sin los añadidos de simbolismos y cosas ajenas a la liturgia (libros, relojes, balones, carteles, una bola del mundo…).
Tampoco parecen en consonancia con la liturgia y su sacralidad esas procesiones llevando de todo que más bien parecen el desfile por una pasarela luciendo traje para admiración y comentario de los familiares asistentes e instantánea gráfica del fotógrafo.
Todo esto (el lugar o asiento de los niños y el rito del ofertorio) es fácil de encauzar y realizar según el Misal, a poco que se comprenda la naturaleza de la liturgia y se desee vivirla bien y buscar el bien de las almas.
19 comentarios
Estoy de acuerdo con maru creo que la explicación que usted da es perfecta y yo añado completa y sensatísima pero creo que usted mismo centra el problema clave en el ultimo párrafo del post.
Por supuesto que todo es fácil de resolver y de encauzar si lo que se quiere es celebrar el sacramento que corresponda plenamente y que eso nos acerque, a los que acceden a el y a los que lo viven en torno suyo, a Jesus y nos integre cada vez mas en la comunidad cristiana.
El problema es que en muchas ocasiones, demasiadas, el sacramento es solo la excusa para la celebración para el regalo y para salir guapos en las fotos o videos de rigor. Así una vez celebrado el sacramento ya no se vuelve a él para nada o o casi y no se actúa de modo coherente con lo que se ha recibido. Y esto no se limita a los sacramentos de iniciaciación es más creo que las bodas son un ejemplo perfecto de lo que digo.
Sin embargo para solucionar de algún modo estos problemas conozco colegios que van tomando medidas. Por ejemplo las primeras comuniones dejaron de hacerse en mayo y se han pasado al primer trimestre del curso escolar, noviembre en general, porque aunque el mes de difuntos es raro para esa celebración dicen que es el modo que han encontrado de conseguir que los niños, emocionados con la primera comunión, se reenganchen a los grupos de post comunión aprovechando que queda casi todo el curso ya que dicen que si las haciéndolas en mayo ya apenas quedaba curso y el interés de los niños por entrar en grupos y fraternidades al año siguiente casi desaparecía. Otra medida es que todos los niños tomen la comunión vestidos iguales de manera que así se reducen las diferencias y se pierde parte del interés por las fotografias y videos porque al menos en la iglesia desaparecen los marineritos, los almirantes de la flota generales y las niñas vestidas prematuramente de boda. Quiza de este modo, y por supuesto devolviendo a cada cual al sitio que en la celebración le corresponde como usted dice, se atajan ciertos malos hábitos en los que es un riesgo real poner la fiesta por encima del sacramento. Gracias por su post padre. Un saludo
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JAVIER.
Esa es una de las cosas que hay que enderezar, como iré mostrando en más entradas. Participar no es hacer cosas cada niño, sino vivir esa Misa recibiendo por vez primera el Cuerpo sacramental del Señor.
Aquí lo expuse en otro post.
El problema es que el pueblo de Dios ha olvidado la naturaleza de la liturgia gracias a las “intensivas catequesis” de mucho clero. Y para muchos participantes les importa un pimiento lo que no sea la parte social del evento.
¿Cómo se debería hacer con los lectores que deben leer desde el ambón en el presbiterio? Si son instituidos, ¿deben estar siempre en el presbiterio?
Si no lo son, parece que no habría problema en que subieran al presbiterio para hacer una lectura desde el ambón, ¿no?
Y otra pregunta, a partir de la foto de una nota de este mismo portal sobre un arzobispo argentino, si no he visto mal: ¿se puede usar el palio sobre el alba y la estola?
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JAVIER:
Lo habitual, es que los lectores están en la nave, cerca del presbiterio para facilitar su acceso a él. Llegan, hacen inclinación profunda al altar, y suben al ambón. Pero no es excesivamente correcto que estén todo el tiempo en el presbierio.
Respecto a la foto:
"el palio, lo lleva sobre la casulla, dentro del territorio de su jurisdicción" (CE 62). He buscado fotos de este Arzobispo y he visto algunas en que se revista una especie de alba-casulla amplia y encima la estola. Resulta raro, estéticamente feo:
Tal vez la foto que trae Infocatólica, aunque no se advierte bien, sea igualmente un alba-casulla, con estola azul y encima el palio.
Aquí, en la isla, es sangrante: no sólo es que los niños se paseen por el altar como Pedro por su casa (luego, el día de la comunión, qué quieren, se comportan como energúmenos: ni siquiera valen esos catequistas para enseñarles un poco de urbanidad) para las preces o las ofrendas, o rodeen el altar todos cogiditos de las manos con el cura, es que hasta tenemos una canción, creo que importada de Cataluña, que sirve para su gran momento de esparcimiento. Mans a les mans. Puede ver la chorrada en youtube. Normalmente, con la participación del cura y todo el auditorio, ya que no feligresía. Como estas parroquias han dejado de ser parroquias para convertirse en eso, teatros mundanos.
Cómo se van a erradicar estas tonterías, que hacen más por el endiosamiento de los críos, que no salen de la catequesis como cristianos que saben a quién sirven y cómo han de hacerlo (o sí, pero no a quien debieran, sino al ego de sus catequistas y la tontería ambiente), que las más enrevesadas teologías, si los propios catequistas, cuando se reúnen con el encargado episcopal de catequesis se convierten en sus niños, que rodean con él el altar, llamados por él para que suban, y bailan tras el altar esa sardana.
Hay un déficit evidente de madurez que parece buscar la Iglesia como lugar en el que expandirse. Hacernos fofos y flojos para la virtud, aniñarnos, justo lo contrario que siempre ha sido. MAdre de hombres y mujeres hechos y derechos, de una pieza.
Y 3 madres o padres, que no han leído en la vida y tienen problemas de dicción, lean las lecturas
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JAVIER:
jajajajaaj...... ¡¡¡¡exacto!!!! Y otros tres que lean una larga monición de acción de gracias diciendo lo importante que es la Misa dominical a la que nunca han acudido ni piensan acudir, mostrando vestuario como pasarela de moda.... jejeje
Cuando llegué a mi primera parroquia la organización de las comuniones era, obviamente, como se había hecho en los últimos 30 años: los niños se colocaban en semicírculo en el presbiterio, dando la espalda al altar. Desde el primer momento expliqué cual es el sentido de la orientación en la liturgia, y que el "protagonista" es Cristo, no los niños. Y me puse cabezón sabiendo que, si hacía un solo año lo que se había venido haciendo, el tema estaba ya perdido. Fue el drama del pueblo (del sector del pueblo que nunca venía a Misa antes, ni volvió después, claro): cada quince días tenía una comisión de madres al acabar la Misa del domingo pidiéndome que reconsiderara la decisión. De hecho mis sorpresa fue bastante grande al ver que semejante tontería se convertía en algo tan complicado. Los mismos niños fueron, en un ensayo, los que se lo dijeron a sus padres: si estaban en el presbiterio mirando a su familia, iban a estar pendientes de ellos, como sucedía en los teatrillos del colegio. Al final se trataba de ayudar a los niños a que vivieran bien su primera comunión.
Llegó el día. Entraron los niños en procesión (novedad). Se colocaron -en la nave- cada uno en una silla, con su reclinatorio, con sus padres y hermanos cerca (más novedad). Comulgaron y rezaron. Y, al final, se acercaron a la imagen de la Virgen a rezar una pequeña consagración y ofrecerle una flor (novedad también).
Resultado: nueva comisión de madres. Esta vez para agradecerme el haber sido cabezón y no haberles hecho caso, porque era la celebración más centrada a la que habían asistido nunca. Estaban encantadas (igual que las catequistas, por otra parte). Habían entendido de que se trataba de ayudar a sus hijos a celebrar su primera comunión, y no a descentrarlos. Y el cambio llegó para quedarse.
Un padre muy simpático aún me dijo que mi nombre había sido el más oído en su casa durante las semanas anteriores a la celebración, porque su mujer estaba muy enfadada. Y luego se reía porque se había "convertido".
Mi consejo a algún sacerdote que se plantee cambiar estas cosas es, sin duda, que se atreva. Con una buena explicación, con delicadeza, pero con firmeza. Porque ya está bien de vivir una falsificación del misterio central de nuestra fe, convertido en un teatrillo de fin de curso. Evidentemente (o no...) se enseña a los niños la doctrina, pero si la praxis es siempre y en todo lugar errónea es muy difícil que aprendan a vivir en cristiano la Misa. Uno no se hace del Atleti o de la Real porque le den una charlas acerca de la historia de equipo y las listas de las alineaciones, sino porque lo respira en casa o en el ambiente donde se mueve. Salvando las distancias (infinitas) así sucede con la Misa: una catequesis sobre el sacrificio de Cristo no sirve de nada contra la celebración habitual de "una fiesta muy alegre". Y lo que nos jugamos es todo: la fe y la perseverancia de esos niños, y la gloria de Dios.
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JAVIER:
¡¡¡Gracias, gracias y gracias!!!
Porque a veces parece que estoy yo solo defendiendo estas cosas de la liturgia y encima me quieren hacer ver que están contrapuestas a la verdadera pastoral.
¡Gracias!
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JAVIER:
No se trata de adaptar, inventar o cambiar. "Nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia", con palabras del Vaticano II (SC 22). Se trata de hacer bien las cosas que ya están en la Liturgia misma: ¡la Misa! Y dentro de eso, la sencillez y la solemnidad, en vez de Misas con tantos inventos y tantos añadidos que duran mucho más de lo que dura una Misa solemne del domingo, estando nerviosos los niños y los familiares e invitados cansados y charlando. ¡Con lo bien que se podría celebrar la Misa solemne, con buen ritmo y sin inventos! Eso no cansa a nadie: y lo digo por experiencia.
A esto le pregunto, y por favor no interprete mi pregunta bajo ningún tipo de pretensión insidiosa, nada más lejos de mi intención, pero si es cierto que a este respecto siempre encuentro una gran diversidad de “explicaciones e interpretaciones”: ¿Dónde pone en el misal que el lector haga inclinación profunda al dirigirse al altar? Todas las alusiones a la inclinación profunda hacen referencia al presbítero, concelebrantes y al diácono y ministros.
Muchas gracias por su trabajo de dar a conocer a la liturgia, todos estamos aprendiendo con sus entradas al blog.
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JAVIER:
Se hace inclinación "profunda al altar" (cf. IGMR 275) y el Ceremonial de los Obispos describe más minuciosamente: "Saludan el altar con inclinación profunda todos los que se acercan al presbiterio, o se retiran de él, o pasan delante de él" (CE 72). Por tanto, es lo que hace por ejemplo un lector o un salmista al acercarse para subir al ambón.
Además, cuando vd. cita "ministros", entre éstos se incluyen los lectores, no sólo los acólitos.
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JAVIER:
De por sí no es un sacramento "privado", niño a niño, a Misa por niño, como no lo es el Sacramento de la Confirmación ni tampoco se aconseja para el Bautismo. Es la plena participación de la Eucaristía, Iniciación Cristiana, insertándose más íntimamente en el Cuerpo eclesial. La parafernalia litúrgica sin duda se podría ahorrar, y ser, sencillamente, la misma Misa parroquial del domingo. Pero la parafernalia social, ¿cómo se consigue evitar? ¿Fotógrafos, vídeos, invitados numerosísimos por niño, etc etc?
Personalmente en el colegio de mis hijas se consiguen unas celebraciones Preciosas, sentidas y vividas con el máximo respeto, pero he asistido a celebraciones como las que aquí menciona y he estado a punto de marcharme espantada.
Gracias por su articulo y por su sinceridad.
Los problemas son mas "gordos":
-¿estan realmente preparados y maduros para recibir ese sacramento?
-¿hay algun tipo de escrutinio para discernir su ideonidad?
-¿ Van a continuar en la Iglesia?
-¿Han entendido y asimilado bien las catequesis o pasan todos de cualquier manera?
-¿se habla, debate y comentan estas cosas en las parroquias o se pasa del tema?
-Padres, catequistas y parrocos , ¿se comunican?
-etc. etc. etc.
Mientras no abordemos estas cuestiones y otras seguiremos construyendo la casa por el tejado, creo yo.
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JAVIER:
No dudo en absoluto la validez de lo que afirma. Pero este blog es más específico de "Liturgia" y con ese prisma se elabora. Otros blogs de actualidad, debate, pastoral, etc., pueden ser iluminadores, pero aquí me ciño a la Liturgia y no creo haberme salido nunca de ese campo.
Al menos, es mi experiencia y lo que veo. Toda propuesta de mejora que se hace, aunque coincida con las rúbricas, si no las aprueba el párroco, naufraga.
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JAVIER:
Diácono, pero también es muy duro encontrarse solo para querer encauzar esto, sin catequistas con ideas claras y formación católica. Por eso escribo estas cosas: crear mentalidad.
Y no sabe ud lo que se lo agradecemos. Decir gracias es poco. Pero comprenda que es desesperante conocer lo que manda la Iglesia en liturgia (para mí lo más fácil de obedecer del ministerio, pues es seguir las rúbricas sólo), y, para los que no tenemos capacidad de decisión, estar en las celebraciones aguantando inventos, chuminadas globitos, colorines y bobadas varias. Impotentes. Mi párroco, que conoce que con estas cosas me gusta ser cuidadoso, ya ni me avisa cuándo hay ensayos de primeras comuniones, para que no le proteste y él tenga campo libre para innovar, jejejjeje.
Al menos, los sacerdotes fieles de, en las celebraciones que presidís, que suele ser al menos la misa, una vez al día, podéis celebrar como Dios manda si queréis, aunque otros no lo hagan.
Perdone el desahogo.
PD: yo solo he conocido el Novus Ordo, pero he leído el antiguo misal y he ido a la misa en el modo extraordinario y, la verdad, me siento robado. ¿Con qué derecho hicieron cambios tan drásticos y quitaron una misa que podría ser patrimonio de la humanidad?
Gracias por todo
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JAVIER:
Son muchas las causas que vd. apunta y no en todas puedo estar de acuerdo. La liturgia de por sí no se ha vuelto antropocéntrica ni secularizada: basta ver sus libros litúrgicos y rúbricas. Quienes la celebran, tanto sacerdotes como fieles, sí están muy imbuidos de esa mentalidad, son hijos de su época, y sí han dejado penetrar ese espíritu en la liturgia.
Las rúbricas del Misal no son interpretables a gusto de cada cual, y sin embargo eso es lo que está pasando. Otra cosa distinta es que las rúbricas den varias posibilidades a elegir, o que se permita que ciertas moniciones se hagan "con estas o parecidas palabras".
La Liturgia es de la Iglesia y es la Iglesia la que podía reformar, purificarla, según la norma de los Santos Padres, como repitiera la Const. Sacrosanctum Concilium.
Y la liturgia se ofrece glorificando a Dios, Uno y Trino, que es también "Dios del universo", Deus Sabaoht, como se canta en el "Sanctus" antes de la consagración. Y eso no es negar la fe trinitaria ni que se hayan cambiado las oraciones...
Ah! Y mi cordial felicitación a "un párroco" por su sentido real de la liturgia y saber soportar las "comisiones de madres". Porque el papel de la mujer en la Iglesia es muy importante, pero -como todos en ella- cada uno en su sitio, sin dejarse llevar de emotivismos y neuras.
La Iglesia, al admitir a los infantes a la primera Comunión, lo hace con la intención que sea LO ANTES POSIBLE. No se trata de hacer una licenciatura y posteriormente una oposición. La instrucción y catequesis tiene que ser BUENA, pero no demorada.
El Card. Castrillón Hoyos lo explica muy bien:
www.vatican. va/roman_curia/congregations/cevang/p_missionary_works/infantia/documents/rc_ic_infantia_doc_20090324_boletin13p7_sp.html
Y aquí la Bula de San Pio X.:
es. catholic.net/op/articulos/18306/quam-singulari-sobre-la-edad-de-la-primera-comunin.html
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JAVIER:
¡¡¡Desde luego!!! Y yo añadiría que también es necesario ser enriquecido con la plenitud del Espíritu Santo y sus 7 dones y no retrasarlo hasta la juventud, sino cuanto antes.
Como vd. apunta, la instrucción y catequesis ha de ser buena: es tristísimo ver a los niños colorear láminas y algunas ideas buenistas, y que ensayando la Primera Comunión aún no se sepan ni las respuestas de la Misa porque no van nunca o porque no se las han enseñado o por ambas razones.
Lo primero que habría que suprimir de todas las parroquias es la mal llamada "misa de niños". Cuando no hay catequesis, o sea, en vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano, como no hay "misa de niños", los niños y, por supuesto, los padres no aparecen. Pero es que la "misa de niños" es muy entretenida y los niños se lo pasan muy bien.
Los catequistas nos hartamos de decirles que hay misa todos los domingos y fiestas a la misma hora de siempre. Como quien oye llover.
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JAVIER:
Tiene toda la razón en lo que dice. Es también lo que yo veo por todas partes. Pero cuando me ha tocado enderezar cosas, han sido catequistas las que se han opuesto porque preferían esas "Misas de niños", esos folclores, esas Primeras Comuniones "preciosas y amenas". Y no quito responsabilidad alguna a los sacerdotes que han sido, en definitiva, los que formaron y enseñaron a esas catequistas e impusieron esos modos de "celebrar", carentes de espíritu litúrgico, de sentido común y de buena pastoral.
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