Recordemos qué es el Aleluya antes del Evangelio
Antes del Evangelio, como canto procesional con el Evangeliario, y estando todos de pie, se entona el canto “Aleluya”.
Consiste en que el coro y fieles entonan “Aleluya”, repitiendo varias veces sólo esa bendita palabra: “Aleluya”. Luego todo el coro, o un cantor, entonan el versículo breve que propone el Leccionario, normalmente tomado del Evangelio que se va a leer, y todos cantan y responden alegres “Aleluya”, repetido también varias veces, es decir, la palabra “Aleluya” sin más, cantada varias veces con gozo del alma.
No se trata de entonar cualquier canto con letras y estribillo, ni paráfrasis del Aleluya, ni un “canto antes del Evangelio” que mencione la palabra “Aleluya”.
La descripción es clara en las normas litúrgicas:“Después de la lectura, que precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya u otro canto determinado por las rúbricas, según lo pida el tiempo litúrgico. Esta aclamación constituye por sí misma un rito, o bien un acto, por el que la asamblea de los fieles acoge y saluda al Señor, quien le hablará en el Evangelio, y en la cual profesa su fe con el canto. Se canta estando todos de pie, iniciándolo los cantores o el cantor, y si fuere necesario, se repite, pero el versículo es cantado por los cantores o por un cantor” (IGMR 62).
“El Aleluya y el versículo antes del Evangelio deben ser cantados, estando todos de pie, pero de manera que lo cante unánimemente todo el pueblo, y no sólo el cantor o el coro que lo empiezan” (OLM 23).
El canto del Aleluya debe durar el tiempo necesario, ni más ni menos, del rito: imponer incienso, bendición al diácono, procesión con cirios e incienso hasta el ambón; el órgano con sus sones acompañará la procesión si se termina antes el Aleluya. Tampoco el Aleluya debe prolongarse cuando ya el diácono está en el ambón esperando para poder empezar a leer.
En Cuaresma, en lugar del Aleluya, se entona una aclamación a Cristo; el Leccionario en Cuaresma ofrece también el versículo antes del Evangelio.
Hallamos varias melodías para el “Aleluya” y su versículo en el Cantoral Litúrgico Nacional (que debe ser un referente para los coros en las parroquias) y en el apéndice del “Libro del salmista”; asimismo, distintas aclamaciones para Cuaresma: “Honor y gloria a ti, Rey de la gloria, oh Cristo”, “Gloria y honor a ti, Señor Jesús”, etc.
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