"Te rogamos, óyenos" ¡¡Vamos a cantarlo, que no cuesta tanto hacer las cosas bien!!
Sería, sin duda, un gran avance en el canto litúrgico y en el relieve orante de la liturgia si se cantase la Oración de los fieles.
Para ello, es necesario antes realizar algunas precisiones. Estamos mal acostumbrados en lo referente al canto litúrgico, a su gradualidad e importancia, y por ello a veces preocupa más un canto del ofertorio o de “acción de gracias” después de la comunión, cantos que son totalmente prescindibles y mejor sería que sonase sólo el órgano, y sin embargo otros elementos que favorecen la participación de todos, como las aclamaciones, las respuestas, o la misma Oración de los fieles no se cantan ni el coro refuerza ahí el canto de todos.
O, cuántas y cuántas veces, cantos “religiosos” (que no litúrgicos) que se introducen a la fuerza en la liturgia y la desfiguran: Cantos de “perdón” en el acto penitencial, Cantos que parecen un “Gloria” pero que ni remotamente es la letra del “Gloria”, cantos antes del Evangelio que no son el “Aleluya y su versículo”, sino una cancioncilla más (por ejemplo: “Aleluya cantará quien perdió la esperanza…”). ¿No habría que hacer limpieza ya de esos cantos?
Hay elementos en la liturgia que deben purificarse o erradicarse (como esos cantos antes citados) y otros elementos que deben potenciarse. Ya la Instrucción Musicam sacram –que sigue siendo un referente- señalaba lo siguiente:
“Entre la forma solemne y más plena de las celebraciones litúrgicas, en la cual todo lo que exige canto se canta efectivamente, y la forma más sencilla, en la que no se emplea el canto, puede haber varios grados, según que se conceda al canto un lugar mayor o menor. Sin embargo, en la selección de partes que se deben cantar se comenzará por aquellas que por su naturaleza son de mayor importancia; en primer lugar, por aquellas que deben cantar el sacerdote o los ministros con respuestas del pueblo; o el sacerdote junto con el pueblo; se añadirán después, poco a poco, las que son propias sólo del pueblo o sólo del grupo de cantores” (n. 7).
Esta Instrucción establece varios grados de importancia en el canto litúrgico. En el primer grado, fundamental, establece entre otros, los siguientes:
Pertenecen al primer grado:
a) En los ritos de entrada:
-El saludo del sacerdote con la respuesta del pueblo.
-La oración.
b) En la liturgia de la palabra:
-Las aclamaciones al Evangelio.
c) En la liturgia eucarística:
-La oración sobre las ofrendas.
-El prefacio con su diálogo y el Sanctus.
-La doxología final del canon.
-La oración del Señor - Padrenuestro - con su monición y embolismo.
-El Pax Domini.
-La oración después de la comunión.
-Las fórmulas de despedida. (n. 29).
Merece la pena resaltar algunos de esos elementos: saludos del sacerdote y diálogos (como el del Evangelio o el del Prefacio), respuestas y aclamaciones (“Gloria a ti, Señor”, “Amén”), las oraciones de la Misa (colecta, sobre las ofrendas, postcomunión). Esto sería lo básico, el primer nivel, para una Misa cantada o para el canto litúrgico en la Misa.
¿Y en el segundo grado? Aparte de lo anterior, no como alternativa: “Pertenecen al segundo grado: a) Kyrie, Gloria y Agnus Dei. b) El Credo. c) La oración de los fieles” (n. 30). Ya en el tercer grado entrarán los cantos procesionales de entrada y de comunión, etc.
Según esta gradación, es más importante cantar la Oración de los Fieles que un canto de comunión por ejemplo. ¿Por qué? Porque es más importante subrayar con el canto las partes propias que reza el sacerdote y aquellas en las que dialoga con el pueblo; dice la Ordenación general del Misal romano:
“Aunque no sea siempre necesario, como por ejemplo en las Misas feriales, cantar todos los textos que de por sí se destinan a ser cantados, hay que cuidar absolutamente que no falte el canto de los ministros y del pueblo en las celebraciones que se llevan a cabo los domingos y fiestas de precepto.
Sin embargo, al determinar las partes que en efecto se van a cantar, prefiéranse aquellas que son más importantes, y en especial, aquellas en las cuales el pueblo responde al canto del sacerdote, del diácono o del lector, y aquellas en las que el sacerdote y el pueblo cantan al unísono” (IGMR 40).
La Oración de los fieles cantada da gran fuerza y expresividad a la intercesión de la Iglesia. El diácono dirige la oración de todos proponiendo la intención –o un lector o un cantor- y todos responden orando, con una respuesta que, a ser posible, debería ser cantada en los domingos y solemnidades.
Normalmente, pensamos –y nos equivocamos- que dar relieve a esta oración de los fieles es que la lea –no un diácono o un lector- sino un lector por petición, para subrayar que es algo “de los fieles”, y que “participan” muchos subiendo y bajando. Sin embargo no es así. Se le da mayor relieve si todos los fieles oran cantando a aquello que el diácono o un lector –no uno por petición (cf. IGMR 71)- les propone. ¡Orar cantando, interceder cantando!
Recordemos la solemnidad orante que posee el hecho de cantar la letanía de los santos y sus preces finales (que sustituyen la Oración de los fieles o que, más propiamente, son la Oración de los fieles en forma de letanía) cuando se cantan –y todos respondemos cantamos- en una ordenación diaconal o sacerdotal o en una profesión religiosa.
O pensemos la solemnidad de la Oración universal del Viernes Santo, cuando el diácono canta la invitación a orar, se produce un silencio orante y cada petición se concluye con una oración cantada por el sacerdote.
Así nos encontramos, ¡oh sorpresa!, que en el mismo Misal romano en castellano, tercera edición, se proponen algunas respuestas cantadas, con su melodía, en el Ordinario de la Misa: “Kyrie eleison”, “Señor, ten piedad”, “Oh Señor, escucha y ten piedad”, “Te rogamos, óyenos”…
Y también nos encontramos, ¡oh sorpresa mayor aún!, que el Cantoral Litúrgico Nacional, que debe ser la referencia concreta de coros en las parroquias, ofrece igualmente melodías para la oración de los fieles.
¿Podremos dar el paso de mejorar este aspecto orante? ¿Podrán nuestros coros parroquiales hacer este enorme esfuerzo de aprender la respuesta cantada para las preces (y de paso dejar de cantar lo que no corresponde a la liturgia)? ¿Y sacerdotes y diáconos potenciarán que esta Oración de los fieles adquiera su relieve orante? ¿Lograremos que sea más habitual cantar esta Oración de los fieles en la Misa dominical en parroquias, en conventos y monasterios? ¡Tan difícil no es!
14 comentarios
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JAVIER:
El canto de comunión sí pertenece a la tradición de la liturgia, es un canto procesional, y siempre que hay procesión en la liturgia va acompañada por el canto y no por el silencio (de ahí que haya una "antífona de comunión" que orientaría el canto); lo que no parece ni mucho menos tan acertado es la """obligación""" de cantar después de la comunión, que es preferible guardar silencio y orar alabando en el corazón, a tenor de lo que afirma la IGMR.
Hay una frase que no le entiendo: "hacen como realmente secretas las oraciones que tienen esa condición". No sé qué quiere decir. Si es que las omiten, entonces mal hecho. Si es que las hacen en voz alta, mal hecho también. Pero si se realizan en secreto, y algunas de ellas son "profundamente inclinado" el sacerdote, entonces está bien.
El tema de la oración secreta lo he explicado mal si. Las hacen pero no se escucha nada más allá de un leve murmullo y si el micrófono está cerca, y se inclinan profundamente cuando corresponde. Es decir las hacen como marca la rúbrica, o eso entendí en un post anterior suyo, sin hacer partícipes a los fieles y sin que estos las escuchen claramente como sucede tantas veces limitándose en ocasiones a oírlas susurradas o a saber que están por la gestualidad del celebrante.
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JAVIER:
Ahora, sí, perfectamente explicado y aclarado. Y de acuerdo.
Gloria, gloria a Dios, alabanzas
él nos cuida con amor
Gloria a Dios, gloria a Dios.
Padre, queremos alabarte,
con Cristo agradecerte
la vida juvenil,
imagen de tu ser.
Gloria, gloria a Dios, alabanzas
él nos cuida con amor
Gloria a Dios, gloria a Dios.
Cristo, amigo siempre joven,
que junto con María,
la madre virginal,
comparten nuestro andar.
Gloria, gloria a Dios, alabanzas
él nos cuida con amor
Gloria a Dios, gloria a Dios.
Santo, Espíritu de Dios,
que infundes fuerzas nuevas
a nuestra juventud
y creas el amor.
Gloria, gloria a Dios, alabanzas
él nos cuida con amor
Gloria a Dios, gloria a Dios.
(Da la casualidad que quienes más cantan esto son de todo menos jóvenes XD)
Santo, Santo, Santo, los cielos te proclaman,
Santo, Santo, Santo, es nuestro Rey Yahve,
Santo, Santo, Santo es el que nos redime
porque mi Dios es santo, la tierra llena de tu gloria es,
porque mi Dios es Santo, la tierra llena de tu gloria es.
CIELO Y TIERRA PASARAN,
MAS TUS PALABRAS NO PASARÁN,
CIELO Y TIERRA PASARÁN,
MÁS TUS PALABRAS NO PASARÁN.
NO. NO. NO PASARÁN. NO NO NO
NO. NO. NO PASARÁN.
Bendito es el que viene en nombre del Señor,
la gloria a Jesucristo, el Hijo de David.
Hosanna en las alturas a nuestro salvador,
bendito es el que viene en nombre del Señor
bendito es el que viene en nombre del Señor.
Si Jesucristo es el gran liturgo que ha otorgado a la Iglesia "Su Liturgia" para que la guarde y desarrolle con asistencia del Espíritu Santo, es indecoroso (por lo menos) creerse más creativo que la Iglesia y el Espíritu Santo.
Hay misas que... no sé si habrá más gozo y alegría en el cielo que regodeo en el infierno.
Esta idea se me ocurrió leyendo el libro de los Jueces, que apenas habla de liturgia, lo cual ya es significativo en un Pueblo elegido para ser Pueblo Litúrgico como Éxodo y Levítico detallan; y en ese libro de los Jueces, que resume unos cuatrocientos años de la historia del Pueblo, las pocas referencias al culto y liturgia, casi todas al final del libro, son más bien "fechorías", tanto que la última frase del libro, no es que cada uno hacía lo que le daba la gana, porque el escritor sagrado era más fino y educado que yo, y dijo tan solo: "cada uno hacía lo que le parecía bien".
¡Claro!, con tal "vida litúrgica", no es de extrañar que en la continuación histórica que relata el primer libro de Samuel, bajo el sacerdote y juez Helí, sus hijos perdieran la vida y el Arca de la Alianza...
Si en vez de la propia creatividad, intentáramos profundizar en la Creatividad Divina que dinamiza la Liturgia para elevarnos a una Teofanía más plena que la del Bautismo de Jesús, pues Él está ya Resucitado, y no sólo intercede por nosotros, sino que gracias a que celebramos esa Liturgia, con esa Liturgia que Cristo nos concede presentar por medio del sacerdote, resarcimos a Dios en mucho más que lo que le debemos como pecadores, pues si como criaturas le ofendimos, como concelebrantes con Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, devolvemos mucha más gloria, que la que nuestra miseria pudo robarle. Esta idea, es interpretación propia de Fray Antonio Royo Marín, que espero haber interpretado bien, o que se me corrija.
Muchas gracias por este esfuerzo para educarnos en la Sagrada Liturgia.
Tengo una consulta que hacerle, pues uno de los vicarios en la parroquia en que participo expresó hace unos días durante la Misa que el pueblo no debe hacer la señal de la cruz previo a la lectura del Santo Evangelio, lo cual causó extrañeza en varios fieles. Desde que tengo memoria ha sido parte integral de la santa Misa, le pido por favor su orientación al respecto.
Dios lo cuide.
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JAVIER:
Lo cual es incorrecto. Tanto diácono (o sacerdote) como fieles trazan la cruz en la frente, boca y pecho: "Ya en el ambón, el sacerdote abre el libro y, con las manos juntas, dice: El Señor esté con vosotros; y el pueblo responde: Y con tu espíritu; y en seguida: Lectura del Santo Evangelio, signando con el pulgar el libro y a sí mismo en la frente, en la boca y en el pecho, lo cual hacen también todos los demás" (IGMR 134).
Me planteo y le traslado algo que vivimos constantemente en la Liturgia. No es crítica, sino constatar un hecho. En la Iglesia de España se carece de una formación musical mínima en la mayoría de los casos. Ni seminaristas, ni presbíteros, y qué decir del resto de la feligresía, tienen conocimientos, ni practican el canto en y para la Liturgia. Encontrar, no digo organistas o directores de Coro, sino instrumentistas que pudieran enseñar a cantar, o que conozcan la Liturgia y la utilización de la música en ella y de forma correcta es algo difícil. Pensemos en parroquias modestas en que los posibles intérpretes son parroquianos más voluntaristas que otra cosa, y que encima los presbíteros que las asisten no "les va la música" porque o "no les gusta" o simplemente porque no les enseñaron mínimamente la relación de esta con la Liturgia.
Para resolver esta situación y mitigar ese abandono, es necesario que en las Diócesis se tome conciencia y se ponga en valor la música litúrgica. Empezar por cosas básicas; distinguir la música litúrgica de la música religiosa, la música católica de la que no lo es, los porqués de determinados cantos en determinados momentos y su adecuación... en fin, poco a poco, desde abajo con paciencia y tesón.
Quisiera preguntarle D.Javier, si de todas estas estupendas columnas que nos regala habitualmente,¿no habría posibilidad de recopilarlas, adaptándolas, y confeccionar algún libro o manual para el conocimiento general de la Liturgia por parte de los fieles? Cada vez compruebo que se desconoce , se olvida o, simplemente, no se hace lo que se debe. Muy agradecido y rezo por Ud.
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JAVIER:
Ya quisiera yo, pero varias editoriales me han dado con la puerta en las narices.
Así que si alguna estuviera dispuesta..., aquí estoy.
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JAVIEr.
¿Contratar músicos? ¿Cada parroquia contratando? ¿Y los fieles sin cantar ni lo que les corresponde, ni las respuestas, ni diálogos con el sacerdote, ni nada? ¿Ese es el camino que ofrece? Me parece tremendamente equivocado.
Gracias por todo.
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JAVIER:
Ciertamente, sería raro pero posible. Si el sacerdote no tiene voz ni oído, tal vez podría él recitar la doxología y el coro responder cantando "Amén", cerrando solemnemente el canon. Al fin y al cabo es lo que ocurre cuando el sacerdote reza (no canta) el Prefacio y coro y fieles entonan el Sanctus. Pero hacerlo además extensivo a todas las respuestas y diálogos, me sonaría muy raro: uno habla y los demás le responden cantando...
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