Epifanía de la Iglesia (Tu Catedral - III)
Ver una catedral, observarla sobresalir de entre los edificios circundantes de la ciudad, firme, fuerte, al paso de los siglos, es toda una epifanía de la Iglesia misma.
Es la presencia de la Iglesia en el mundo y entre los hombres va conducirlos a Cristo y la vida sobrenatural. ¿Acaso puede tener la Iglesia otro fin distinto, acaso puede reducirse a objetivos humanos y político-sociales? La catedral, elocuente, en el marasmo de la ciudad, señala a Cristo y su vida. Es un nuevo Cenáculo donde el Espíritu Santo actúa eficaz y generosamente y, saliendo de la catedral, la Iglesia predica, catequiza, anuncia, viendo cómo surgen nuevas conversiones, aparecen vocaciones nuevas, vitalidad renovada. Cada catedral es un Cenáculo donde, orando junto con la Stma. Virgen María, el Espíritu Santo se derrama desde el cielo a las almas, a la Iglesia, a la cual da vida, carismas, vocaciones, impulso, gracias, santidad.
Es la Iglesia misma. La catedral, cualquier catedral, nos lleva a pensar en el Misterio mismo de la Iglesia, en su naturaleza, en su vocación, en su misión. Tal como la quiso Cristo mismo, su Esposo, su Cabeza, su Señor, que por Ella murió en la cruz para agraciarla y embellecerla (cf. Ef 5, 21ss).
A la Iglesia sólo se la conoce desde dentro, entrando en ella. Entonces la luz se hace diáfana y delinea claramente todos los contornos de lo que es la Iglesia.
Con palabras acertadas, poéticas incluso de Benedicto XVI:
“El primer aspecto se refiere a los ventanales con vidrieras historiadas que inundan el ambiente interior con una luz mística. Vistos desde fuera, estos ventanales parecen oscuros, recargados y hasta lúgubres. Pero cuando se entra en el templo, de improviso toman vida; al reflejar la luz que las atraviesa reflejan todo su esplendor. Muchos escritores… han usado la imagen de estas vidrieras historiadas para ilustrar el misterio de la Iglesia misma. Solamente desde dentro, desde la experiencia de fe y de vida eclesial, es como vemos a la Iglesia tal como es verdaderamente: llena de gracia, esplendorosa por su belleza, adornada por múltiples dones del Espíritu. Una consecuencia de esto es que nosotros, que vivimos la vida de gracia en comunión con la Iglesia, estamos llamados a atraer dentro de este misterio de luz a toda la gente” (Hom. Catedral San Patricio, Nueva York, 19-abril-2008).
A la Iglesia sólo se la conoce desde dentro. Desde fuera, por apariencia, es muy difícil entrar en su corazón. El análisis exterior se torna insuficiente, incompleto. No se la entenderá. Se juzgará una institución anquilosada, fuera de lo moderno y de las modas. Se la verá absolutamente inútil y prescindible, salvo en aquello que pueda coincidir con lo políticamente correcto: el humanitarismo, la acción caritativa, la suplencia de las carencias del Estado. Pero no verá más, no puede llegar a más desde fuera: ¿entenderá la vida de una monja en su clausura? ¿Podrá entender el amor y abnegación de un catequista de adultos? ¿Penetrará en el misterio de un enfermo en paz ofreciendo su dolor? ¿Captará la esencia de la vida sacerdotal sin tergiversarla ni confundirla con un funcionariado o con una búsqueda de poder? ¿Verá acaso la fuerza del amor indisoluble en el matrimonio, estando Cristo en medio de los esposos?
Desde fuera, apenas se percibe todo lo que es la Iglesia, su vida, armónica trabazón en ministerios, carismas, vocaciones, caminos espirituales. En la Iglesia hay que entrar. Entonces toda cobra una luz nueva, una luminosidad serena y pacífica que va destacando todos los relieves, todos los contrastes, todos los colores: ¡el Misterio de la Iglesia!, la Iglesia-Misterio, la Iglesia-Comunión, la Iglesia-Pueblo de Dios, la Iglesia-sacramento de salvación. ¡La Iglesia!, redil del Señor, Esposa de Cristo, Templo del Espíritu, casa de salvación, Madre y Maestra.
Todo esto nos lo recuerda y nos lo enseña la catedral, cualquier catedral. El misterio de la catedral es ser una epifanía de la misma Iglesia.
Entra en tu catedral y descúbrelo, y ensancha tu alma, dilata tu corazón, con las dimensiones de la Iglesia, tan paradójicas:
“Es característico de la Iglesia ser, a la vez, humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina; y todo esto de suerte que en ella lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos” (SC 2).
7 comentarios
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JAVIER:
Tengo una serie de artículos explicando "Tu Catedral" paso a paso. Serán unos 9-10. El primero aquí salió en octubre-2020, el segundo en diciembre-2020 y hoy ha salido el tercero de esa serie.
Hermoso artículo!!!
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JAVIER:
Pretendo hacer mistagogia, leer -intus legere- la catedral desde dentro, con todo su simbolismo como un reflejo de la misma Iglesia.
Evitemos así considerar simplistamente la Iglesia como museo pensando en turismo, vacía de vida litúrgica y reservada a momentos puntuales. Es la vida de la catedral un reflejo del misterio mismo de la Iglesia.
La imagen de las vidrieras que iluminan la Catedral me ha dado que pensar. Efectivamente la imagen que proyecta hacia fuera no es, por si misma, lo suficientemente clara, pues entre otras cosas "se ve al revés, desde el otro lado" y no se aprecia la realidad maravillosa de lo que existe dentro. Una cosa para aquel que sepa o no, lo que hay en su interior y que por las circunstancias que sean está fuera, es, que suscita una "atracción" que si "tira con fuerza" lleva a adentrase en ella, a descubrir la realidad interior, que no se aprecia de una sola mirada. La Luz interior, su brillo, ahora en estos tiempos de tinieblas necesita refulgir aún más, para iluminar el camino que lleva a su interior. De nosotros dependerá que, haciendo limpieza, empezando por cada uno de nosotros mismos, brille y atraiga.
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JAVIER:
Gracias. Preciosa y acertada reflexión.
Al fin y al cabo, todos hemos de crecer en una mirada teologal para ver y apreciar todas las realidades.
Y, por cierto, muchas felicidades porque veo en otro blog de Infocatólica que en octubre, serán 127 beatos más, a añadir al martirologio de Córdoba, para la Iglesia universal.
Y ya de paso una pregunta: ¿no es la Diócesis de Córdoba la que más días del año celebra santos vinculados por nacimiento o "adopción" a su Iglesia local?. ¿Cincuenta y siete santos o grupos de santos?.
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JAVIER:
Gracias a Dios tendremos esa beatificación, mártires impresionantes.
Desconozco si Córdoba es la diócesis con más santos tal como plantea vd. vinculados por nacimiento o por haber vivido o muerto aquí, comparado con otras. 57 grupos no hay, ni mucho menos.
Le copio el calendario diocesano vigente, y podrá comprobarlo:
ENERO
9 San Eulogio, presbítero y mártir Memoria
19 Santa Columba y compañeros mártires mozárabes
de Córdoba Memoria
FEBRERO
15 San Juan Bautista de la Concepción, presbítero
19 Beato Álvaro de Córdoba, presbítero
MARZO
13 San Rodrigo, presbítero y mártir
15 Santa Leocricia, virgen y mártir
ABRIL
18 San Perfecto, presbítero y mártir
30 Santos Amador, presbítero, Pedro, religioso y Luis, mártires
MAYO
10 San Juan de Ávila, presbítero Fiesta
En Montilla, en la Basílica de la Encarnación: Solemnidad
18 DEDICACIÓN DE LA S. I. CATEDRAL Fiesta
En la S. I. Catedral Solemnidad
19 Santa Rafaela María del Sagrado Corazón, virgen
24 Nuestra Señora María Auxiliadora
30 San Fernando, Rey Memoria
En la ciudad de Córdoba Fiesta
JUNIO
6 Beato José María Peris Polo, presbítero y mártir
25 Santo Domingo Henares, obispo y mártir
25 San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero
26 San Pelagio, mártir Memoria
En el Seminario diocesano S. Pelagio Solemnidad
(I Vísperas y Misa vespertina)
27 San Zoilo y compañeros mártires de la época romana Memoria
JULIO
10 Beato Nicolás María Alberca, presbítero y mártir
12 San Abundio, presbítero y mártir
14 San Francisco Solano, presbítero
24 Beato Cristóbal de santa Catalina Fernández, presbítero
30 Beato José Mora Velasco, presbítero, y compañeros mártires
AGOSTO
12 Beata Victoria Díez y Bustos de Molina, mártir
SEPTIEMBRE
8 NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Fiesta
En la ciudad de Córdoba: NTª SRª DE LA FUENSANTA Solemnidad
(En la ciudad de Córdoba: I Vísperas y Misa vespertina)
20 Beato Francisco de Posadas, presbítero
28 Santos Adolfo y Juan, mártires
OCTUBRE
13 Santos Fausto, Jenaro y Marcial, mártires
24 SAN RAFAEL ARCÁNGEL,
Custodio de la ciudad de Córdoba Solemnidad
(En la ciudad de Córdoba: I Vísperas y Misa vespertina)
NOVIEMBRE
17 SANTOS ACISCLO Y VICTORIA, MÁRTIRES,
Patronos de la Diócesis de Córdoba Solemnidad
(En toda la diócesis: I Vísperas y Misa vespertina)
26 Santos cuyas reliquias se custodian en Córdoba Memoria
27 Santas Flora y María, vírgenes y mártires
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JAVIER:
¡¡¡Igualmente!!! Alabado sea Jesús sacramentado.
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