La liturgia, fuente de espiritualidad. De verdad, que sí (Notas espiritualidad litúrgica I)
Vamos a iniciar un recorrido, a lo largo de una serie de artículos, sobre la espiritualidad litúrgica, tan necesaria, y que es urgente educar en ella. A veces nos quedamos en controversias sobre la liturgia, su reforma, sus rúbricas, lo ceremonial…, sin llegar a ahondar en su espíritu y esencia. Y esto debe nutrir las almas. Buscamos a veces más el morbo en estas cuestiones en un blog y otro, que en penetrar en las esencias.
Partiremos, o nos apoyaremos, de un libro muy claro: G. BRASSÓ, Liturgia y espiritualidad, Barcelona 1956.
La liturgia es el culto público de la Iglesia y al mismo tiempo alimento básico y norma genuina de la vida espiritual del cristiano. La liturgia es fuente de vida y norma de espiritualidad.
La recta apreciación de la liturgia choca con tres obstáculos al menos que desfiguran su fisonomía e impiden descubrirla o valorarla como fuente real de espiritualidad.
1º) El individualismo.
Ahoga el sentido de comunidad y convierte la fe en sentimientos y emoción al gusto de cada cual. Los demás son un estorbo para mi piedad personal y privada.
Nuestra mentalidad está saturada de individualismo, “allá cada cual”, “mi vida es mía, la vivo como quiero”, etc., y adoptando muchas veces para la vida espiritual un menú que nos componemos según nuestros gustos o sensibilidades. Por eso es un obstáculo para una espiritualidad litúrgica:
“Es pues muy difícil hacer abstracción de lo que se lleva tan metido en la entraña y dejarse penetrar por los conceptos de iglesia, de comunidad, de cuerpo místico que forman la base de la liturgia. El lenguaje de la liturgia forzosamente deberá resultar duro e incomprensible. Y aun en el caso de pretender subyugar el criterio individualista a la mentalidad comunitaria de la liturgia, se corre el peligro de falsear sus conceptos, de interpretarlos arbitrariamente, o de creer que se ha llegado al meollo cuando no se ha hecho más que penetrar en la corteza” (Brasó, p. 7).
2º) La superficialidad.
Hoy todo es rápido, tuits breves, impacto sin profundizar y pasar a la siguiente noticia sin sosiego ni reflexión. Se ha perdido profundidad en todo. La actividad no deja margen ni tiempo a la reflexión. Se piensa poco porque se habla demasiado… ¡y se habla de cualquier tema como si se supiera de todo! Y súmase a esto el sensacionalismo en las noticias: velocidad e inmediatez, titular y dos imágenes con opinión que no analiza nada a fondo.
Nada más contrario al ambiente en que debe desarrollarse el espíritu de la liturgia. La liturgia es eminentemente teológica en su contenido doctrinal, en su estructura, y es simbólica en su expresión. La recta comprensión y vivencia de la liturgia requiere tiempo, serenidad, intensidad de vida…
Es una concepción superficial confundirla y aislarla sólo como leyes ceremoniales o como reuniones fraternas y asamblearias… Hay que ahondar más: descubrir la liturgia como culto público de la Iglesia, entendiendo y asimilando la liturgia como fuente y norma de la vida del cristiano.
3º) Utilitarismo.
Se trata de valorarlo todo según una utilidad práctica inmediata. Esto es fruto de la agitación en la que vivimos. “En la vida espiritual y en el apostolado el utilitarismo ahoga con frecuencia los mejores frutos del espíritu litúrgico” (p. 8). La liturgia no quiere ni espera resultados inmediatos, sino más bien generar una mentalidad y crear una normalidad de vida que se va desplegando poco a poco.
“La liturgia requiere un espíritu desinteresado y generoso, capaz de dilatados horizontes no siempre compatibles con los intereses concretos y tangibles de un pragmatismo religioso. La liturgia enseña a olvidarse de sí mismo para apetecer la difusión del reino de Dios, y confía a la Providencia el cuidado de nuestro crecimiento y la resolución de nuestras necesidades” (Brasó, pp. 8-9).
La liturgia es el culto público y oficial de la Iglesia que tributa a Dios. Y al mismo tiempo, la liturgia es una cátedra, una escuela donde se enseña el cristianismo práctico, para vivirlo en el día a día.
“En la escuela de la liturgia el cristiano aprende ante todo que él no es individuo de una sociedad sino miembro de un cuerpo; que, por tanto, entre la actividad cultual de la Iglesia y su propia vida espiritual hay una estrecha compenetración, existe una unidad vital. Lo que realiza la Iglesia tiene eficacia sobre él, y lo que él es y ejecuta trasciende a todo el cuerpo de la Iglesia. Consecuente con esta realidad, el método pedagógico de que ella se sirve consiste en unificar la acción de Jesucristo, la de la misma Iglesia y la privada del cristiano. Así en la máxima unidad, se logra la máxima eficacia” (pp. 9-10).
La Iglesia con su liturgia santifica a sus hijos y nutre sus almas, pero también les va enseñando, dulce, suavemente, mediante la liturgia. De aquí mana esa espiritualidad litúrgica que lo empapará todo.
14 comentarios
El artículo dice que se apoya en un libro de 1956. ¡Preconciliar! Por tanto, lo primero que habría que explicar y aclarar es el porqué de esta elección y, además, justificarla.
Quizá precisamente por eso, los comentarios van sobre el Novus Ordo, la reforma liturgica del Concilio Vaticano II, la forma extraordinaria...
Podíamos escuchar (o leer, en este caso) lo que dice, olvidando nuestros prejuicios y tratar de aprender de un maestro la espiritualidad de la liturgia, que es de lo que va el tema.
Saludos.
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JAVIER:
Algunos sólo viven para la guerra litúrgica, sea cual sea el tema. ¡Qué pena vivir así!
A mí tampoco que gusta que en la Misa Tradicional el cura vaya a toda pastilla, y algunos lo hacen, de manera que las oraciones quedan superpuestas y duplicadas. Por ejemplo, mientras el pueblo canta el Sanctus el cura comienza el Canon. Ahora bien, no siempre es así, mire por ejemplo celebrar al Padre Ravassi.
Obviamente la forma de celebrar necesitaba una purificación, pero la manera de celebrar, no el rito, ¡por Dios!, es que el novus ordo y la Misa Tradicionsl no tienen comparación posible.
La participación “actuosa” en la Misa Tradicional es más complicada porque resulta que no eres un expectador pasivo, sino que “haces cosas”, muchas cosas, cosas de las que SÍ alimentan la espuritualidad litúrgica.
El libro que inspira estos post se refiere al Rito Tradicional, luego auguro que serán fructíferos.
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JAVIER:
El libro se refiere a la Liturgia, sin esa característica de "Rito Tradicional". Y ya en lo demás es que ni le contesto. Me cansa vd.
Nunca me gustaron las eucaristias aprisa y corriendo que he visto celebrar, como si al celebrante , se le escapara el tren o estuviera deseando terminar. Salia uno completsmente vacío.
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JAVIER:
Así es. Ya no es cuestión de ritos, es de devoción, de unción en el altar...
Porque d. Javier intenta hacernos caer en la cuenta de la profundidad, importancia, la espiritualidad... litúrgica, del sacramento.
Ya que sea este o aquel rito (siendo todos aprobados por la Iglesia) son pormenores comparados con la importancia de la Misa en sí.
La gente que pelea en torno a detalles de la Misa tradicional o el Novus Ordo no están entendiendo nada. Me recuerdan a las discusiones que algunos ortodoxos hacen proclamando la soberanía del rito bizantino.
Aprendamos a vivir la liturgia en su plenitud y riqueza con independencia del rito y sin entrar en discusiones estériles en torno al número de genuflexiones o las oraciones rezadas.
D. Javier, gracias por otro artículo y su llamado a evitar los peligros que nos impiden vivir la liturgia de manera plena, consciente y activa, cuando es el Cielo el que se nos abre en cada celebración.
Rezo por usted en este día de San Juan María Vianney.
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JAVIER:
Pues eso, algunos hable de lo que hable, explique lo que explique, comente lo que comente, siempre es la misma cantinela y con formas agresivas, porque se sienten atacados y son los adalides de la Tradición, título que ellos mismos se otorgan.
Si hablo de sacralidad, o de espiritualidad, es evidente que sirve para todas las liturgias y todos los ritos, pero no, tienen que buscar la pelea, la polémica.
¡Gracias por explicar tan bien la intención que tengo al escribir y sus sensatas palabras!
Descuide, que parar no pararé.
¿Cómo va a fomentar el Novus Ordo la devoción?
¿Cómo va a fomdntar el Novus Ordo la unción?
¿Cómo va a fomentar el Novus Ordo algo diferente a lo que lleva cincuenta años fomentando: que no vaya a Misa ni el tato?
A usted, señor cura, le pagan por ser novusordista patológico, a mí nadie me pags nada y si pierdo tiempo escribiendo en su blog es porque creo que dar a conocer ls Misa Tradicional, y fomentarla, sea con estas u otras formas, es para bien de las almas y gloria de Dios.
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JAVIER:
Abra un blog un pontifique desde allí.
Aparte su tono es mordaz y despectivo hacia mí. No, no me pagan, esté vd. tranquilo.
Y se acabó, aquí ya se acabó. Ya está bien: siempre igual, siempre derivando cualquier post hacia su único tema -lo malísimo que es el Novus Ordo, lo buenísimo que es el Vetus Ordo- y faltando el respeto.
Adiós. Pax.
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JAVIER:
Se lo agradezco.
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JAVIER:
¡¡Gracias!! ¡Qué inyección de ánimo me están dando los lectores en su comentario!
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JAVIER:
Eso pienso yo. Lleva años así conmigo. Desde luego, poco favorece su "causa".
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JAVIER:
La disyuntiva es falsa tal como la plantea el señor párroco. ¿Qué es lo pastoral? ¡El bien de las almas! No es la adaptación que a cada cual se le ocurra ni la justificación para hacer o deshacer según el propio antojo. La liturgia es pastoral; las rúbricas del IGMR piensan en los fieles y en la vivencia de la liturgia santa. ¿O es que lo pastoral es que el coro cante lo que quiera para que no se enfaden???
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