Las actuales plegarias eucarísticas
Parecía un inmenso avance enriquecer el Misal romano con nuevas plegarias eucarísticas que diesen variedad y no limitarse exclusivamente al Canon romano. Decisión ésta muy discutible, sin duda. Pero cuando se aprobaron las otras tres anáforas y se introdujeron en el Ordo del Misal, ocurrió algo inesperado: la única plegaria que se escuchaba era la plegaria eucarística II. Fue, y lo es hoy día, la más empleada, casi la única que se usa.
No se quería mantener únicamente el Canon romano en función de la variedad, y ahora la plegaria eucarística II ha ocupado su lugar siendo la única que en la práctica se oye. ¿Y por qué? Sin duda, por ser la más breve. En una liturgia sumamente verbalista, con extensas y huecas homilías y muchas moniciones, la gran plegaria eucarística parece algo pesado: ¿orar? ¿Recitar despacio? ¿Cantar las partes propias de la plegaria? En absoluto. Se opta por la plegaria eucarística más breve para salir del paso, se recita apresuradamente con tono descreído incluso, descuidado, desenfadado. Se aduce que los fieles “no se enteran”, “de esto no entienden”, y emplear cualquier otra plegaria les parece muy largo: curiosamente, no les parece tan largas sus propias homilías.
¡Sorpresa! En el Misal romano hay más plegarias eucarísticas, aparte de la II, y hay unas normas de uso para ellas.
El Canon romano o plegaria eucarística I es la tradicional del rito romano. Merece honor y dignidad, y por tanto, un uso mucho más frecuente del que hoy recibe.
El Canon romano “que puede ser usado en todas las ocasiones, debería obtener la preferencia en aquellas fiestas o tiempos litúrgicos que tienen textos relacionados con la anáfora, es decir, el prefacio, el Communicantes y el Hanc igitur. Son los textos que, según la tradición romana dan a la anáfora la nota característica del día. Debería además usarse en los días en que se conmemoran los santos recordados en el canon” (Cta. Consilium sobre las nuevas plegarias eucarísticas). En las Normas de uso, dadas por la Congregación (23-mayo-1968), se dice:
-“fiestas de los apóstoles y santos de los que hace mención”
-“en los domingos”.
Por tanto, el Canon romano debería usarse en solemnidades (que tienen el Communicantes y el Hanc igitur propios, como Navidad, Epifanía, etc.), además de utilizarse para conmemorar los santos que se mencionan en el Canon: cada Apóstol, santos Cornelio y Cipriano, san Lorenzo, santa Inés, etc…
El Canon romano debería ser también la plegaria eucarística habitual de la Misa dominical. Sugeriría, pero esto sí es mera sugerencia personal, emplear el Canon romano todo el tiempo de Navidad (desde la Misa de la Natividad hasta el Bautismo del Señor inclusive) y todo el tiempo de la Pascua (desde la Vigilia pascual hasta el domingo de Pentecostés) cada día, dando unidad a esos ciclos litúrgicos y resaltando así su importancia.
La plegaria eucarística II está inspirada en la que presenta Hipólito en su Traditio apostolica, adaptada a la evolución de la plegaria (por ejemplo, el Sanctus no se entonaba aún en tiempos de Hipólito ni había la doxología final del Por Cristo). Por su brevedad y concisión, es fácil de seguir cuando es pronunciada y reconocer su estructura y sus líneas. Es bella en su factura, pero se ha abusado de ella, convirtiéndola en la única plegaria eucarística que se emplea en la Misa y que los fieles oyen (y ya se saben de memoria, claro).
“La segunda plegaria eucarística, caracterizada por su concisión y relativa sencillez, podrá útilmente ser usada en los días laborables, en las misas para niños y para jóvenes o para pequeños grupos. Su sencillez constituye una buena base inicial para la catequesis sobre los varios elementos de la plegaria eucarística.
Tiene un prefacio propio, que normalmente debería ser usado junto con el resto de la plegaria eucarística. Sin embargo, puede ser sustituido por un prefacio análogo, es decir, que exprese de una manera concisa el misterio de la salvación: por ejemplo, los nuevos prefacios para los domingos del tiempo ordinario o los nuevos prefacios comunes” (Cta. Consilium…).
¿Cuándo emplear esta plegaria eucarística II? “Días entre semana”, “con los prefacios dominicales y prefacios comunes” (Cf. Normas de uso). Por tanto, para días laborables, y muy excepcionalmente, un domingo del tiempo ordinario. Sería inaudito, incomprensible, y denotaría una falta de sensibilidad y espiritualidad litúrgicas, emplear esta plegaria un día de Navidad, de Epifanía o en la santa Pascua de Resurrección o en una solemnidad de la Santísima Virgen María.
3. La plegaria eucarística III
La tercera plegaria eucarística es una plegaria cuya composición resalta mucho cómo la Eucaristía es el Sacrificio de Cristo, el verdadero Sacrificio: “congregas a tu pueblo sin cesar para que ofrezca un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta su ocaso”, “dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima…”, “que él nos transforme en ofrenda permanente”, etc.
Esta bella plegaria es aconsejable los domingos y fiestas, alternándola con el Canon romano (Cf. Normas de uso).
Finalmente, la plegaria eucarística IV. Es oriental y se ha adaptado para su uso romano. Forma una unidad temática con su prefacio, el cual no se puede cambiar por otro prefacio. Es una alabanza solemne de la historia de la salvación que Dios ha realizado. El prefacio destaca el inicio de esa historia de salvación: la creación, y tras el Sanctus, la creación del hombre, su caída, la alianza y los profetas, hasta la encarnación, pasión y muerte de nuestro Señor.
La Carta del Consilium sobre las nuevas plegarias eucarísticas ofrece esta descripción valorativa:
“La anáfora IV se caracteriza por presentar ordenadamente, antes de la narración de la institución, una síntesis bastante amplia de la historia de la salvación, según el modelo típico de la tradición antioquena; esto exige que en el prefacio se anuncien sólo los temas de la creación en general y de la creación de los ángeles en particular, o sea, las dos primeras etapas de la historia de la salvación; las demás etapas, desde la creación del hombre en adelante, se desarrollan en la sección que va desde el Sanctus a la epíclesis. Por tanto, en esta anáfora el prefacio debe ser siempre el mismo, porque si variase según las fiestas, inevitablemente se perjudicaría la característica principal: la exposición sintética, completa y ordenada de la historia de la salvación, sin repeticiones ni anticipaciones.
No hay duda que motivos de orden pastoral aconsejan que el pueblo escuche, de cuando en cuando una síntesis semejante, ordenada y completa, que constituya como el marco donde colocar mentalmente los numerosos detalles de la historia de la salvación que oye en otras ocasiones”.
Esta plegaria, al no poder variar su prefacio, tendrá un uso más reducido. Sólo se podrá emplear “cuando la misa carece de prefacio propio” (Cf. Normas de uso), especialmente en el tiempo ordinario.
Éstas son las cuatro plegarias eucarísticas del Misal romano, insertadas en su Ordo Missae como las habituales para su uso. Además el Misal ha integrado otras plegarias y hay también que conocer su uso:
-Plegaria eucarística V para Misas en diversas necesidades: por el Papa, por la Iglesia, por los enfermos, etc. Tiene esta plegaria cuatro variantes y prefacio inseparable. Sólo se puede emplear en las Misas por diversas necesidades y respetando el prefacio de la plegaria.
-Plegaria eucarística I y II de la Reconciliación. Ambas plegarias tienen prefacio propio aunque, como veremos en la rúbrica, pueden emplear otro prefacio que convenga: prefacio cuaresmal, por ejemplo. Estas dos plegarias, muy hermosas, se pueden usar según las rúbricas:
“Las plegarias eucarísticas de la Reconciliación pueden usarse en las misas en las que se presenta a los fieles, de un modo particular, el misterio de la reconciliación, por ejemplo en las misas para fomentar la concordia, por la reconciliación, por las paz y la justicia, en tiempo de guerra o desorden, por el perdón de los pecados, para pedir la caridad, del misterio de la santa Cruz, de la santísima Eucaristía, de la preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y en las misas de tiempo de Cuaresma. Aunque disponen de prefacio propio, sin embargo, pueden usarse también con otros prefacios que hagan referencia a la penitencia y a la conversión, como por ejemplo, con los prefacios de Cuaresma”.
-Por último, tres plegarias eucarísticas para las Misas con niños, es decir, donde la mayor parte de los asistentes sean niños.
Realmente, el actual Misal romano ofrece bastante variedad en estos grandes textos litúrgicos que son la plegaria eucarística. Hay que cumplir y obedecer las rúbricas sobre el uso de cada plegaria eucarística. Y no se puede admitir, bajo ningún concepto, plegarias eucarísticas no aprobadas por la legítima autoridad de la Iglesia, ni plegarias eucarísticas improvisadas e inventadas por el sacerdote, etc., como tampoco incisos ni moniciones dentro de la misma Plegaria. Hay que ser sumamente respetuosos con la gran Plegaria eucarística:
“Los que toman parte en la celebración tienen derecho a que la plegaria eucarística, que ellos, en cierto sentido, ratifican por medio del “Amén” final, no sea alterada o plenamente matizada por el gusto personal del que la ha compuesto o del que la recita. De aquí la necesidad de utilizar solamente los textos de la plegaria eucarística aprobados por la legítima autoridad de la Iglesia, que manifiestan más clara y plenamente el sentido eclesial” (Cta. Eucharistiae participationem, n. 11).
19 comentarios
De hecho no sabía ni que existiera ese Canon hasta que asistiendo por primera vez a una Misa Tradicional lo leí en el Misal
que me dieron. Y fue un amor a primera vista, por su belleza, su profundidad y su radical catolicidad, incidiendo el aspecto esencialmente sacrificial de la Santa Misa.
Quiero pensar en que en el Novus Ordo no se suele recitar por su mayor extensión, y no porque porque de algún modo impugna la intención claramente ecuménica con la que Pablo VI justificó en buena parte su reforma litúrgica. Pero quizás soy muy ingenuo.
La 3ª para las fiestas y los domingos.
La 2ª para los días feriales.
La 4ª para asambleas con fieles más formados.
etc....
Se trata por tanto de la reconstrucción de una plegaria escrita probablemente en griego pero de la que solamente nos han llegado traducciones incorporadas a otros documentos sin que resulte fácil distinguir las citas y las adaptaciones.
Dom Botte supuso la existencia de un arquetipo, de fondo común a todos estos documentos y lo denominó “Tradición apostólica”. Pero dicha “Tradición” no se conserva ni nos ha llegado en ningún manuscrito de la Antigüedad, no existe, es el resultado de una hipótesis".
religionenlibertad.com/amp/blog/10358/la-mas-antigua-plegaria-eucaristica.html
caminante-wanderer.blogspot.com/2010/02/?m=1
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JAVIER:
Tan fácil es saberlo como ver si sigue el Misal; tan fácil como meditarlas personalmente y que se vayan quedando en la memoria... y así se detecta rapidísimo si un sacerdote se la está inventando o simplemente -¡es su deber!- recita una de las ofrece el Misal y según sus rúbricas.
Bendiciones!
Tuve a la sensación de que había asistido a algo muy diferente, tras una sensación ambivalente le cogí gusto porque de este modo, además de respetar el misterio, uno está se entera y le aprovecha espiritualmente la Misa pues va siguiendo con el "misalito" la Misa uniendo su rezo al del sacerdote. Por supuesto allí descubrí la belleza del canon romano, que como bien dices, casi nunca se dice.
De las incoherencias de la reforma litúrgica veo como intenta hacer hincapié en la importancia del silencio, pero es un silencio artificial entre unas partes y otras; al mismo tiempo que la misma reforma se cargó el silencio en el canon o en otras partes de la Misa. Al final el nuevo rito es aburrida porque el un continuo hablar del sacerdote sin parar.
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JAVIER:
Y decirlo en voz alta permite que -como vd. dice-: "uno está se entera y le aprovecha espiitualmente la Misa... uniendo su rezo al del sacerdote". En vez de seguir un misalito, se une a la voz del sacerdote.
Que junto las manos en misa para rezarlas mentalmente..
Me resultab muy bellas. Me llenan el alma.
Es ofensivo cuando piensan que no nos enteramos o cuando desprecian nuestra capacidad de comprensión e inteligencia. En el fondo es una gran ofensa Dios por no esperar lo mejor del ser humano.
Ya ni me acuerdo de la última vez que escuché la I. De pena. Eso sí, moniciones, performances y chorradas varias, las que quieras.
Gracias por sus artículos.
En cuanto a la plegaria más oída creo que en mi caso es la tres. Prácticamente la conozco entera hasta el punto de saber recitarla sin apenas apoyo. De hecho cuando ocasionalmente algún domingo se usa otra me llama tremendamente la atención.
En cuanto a la primera es maravillosa pero se agradecería el uso de la campanilla para saber cuándo va a comenzar la consagración propiamente dicha y arrodillarse en el momento adecuado porque entre su poco uso y que es más completa es un lío saber cuándo hacerlo. Aunque reconozco que mi truco, erróneo lo sé pero más vale más que menos en esto creo, es arrodillarme pronto y escuchar en esa posición gran parte de la plegaria. En fin don javier muchas gracias por sus escritos. Un saludo.
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JAVIER:
Sí, la campanilla da el toque para indicar cuándo arrodillarse, y viene bien. Pero, si no la hubiere, el momento -siguiendo el Ceremonial de los Obispos- es la epíclesis: el diácono (o el sacerdote) quita la palia del cáliz, lo destapa, e impone las manos al invocar el descenso del Espíritu Santo.
En los 7 años que lleva en el pueblo, por regla general utiliza la PE II siempre (incluso Navidad, Jueves Santo y Pascua), nunca le he escuchado el Canon romano. La PE III y la PE IV algún raro pero rarísimo domingo y las de la reconciliación alguna vez para Cuaresma.
Yo ya tango la PE II algo aborrecida, con todos mis respetos hacia ella que no tiene la culpa.
La Plegaria II es un pastiche, una falsificación y una basura que debe ser proscrita.
La Plegaria I solo la conocí cuándo conocí la Misa Tradicional (en Londres y Barcelona en la capilla de Calle Laforja, subiendo Balmes, a sacerdotes del Oasis de Cristo Sacerdote) y he visto usarla más “últimamente”, aunque muy muy muy rara vez (creo que la última ves que recuerde en Misa del Gallo de 2017).
La IV fue una sorpresa, sólo la he escuchado en días feriales a un sacerdote que celebraba hace años en la parroquia de Las Tablas (Madrid), hará 10 años o por ahí.
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JAVIER:
Supongo que porque en el "Quam oblationem" a continuación se trazaban varias cruces sobre la Oblata al decir "benedictam, adscritam, ratam, etc". Muy probablamente el gesto de imposición de las manos se adelantó al "Hanc igitur" para luego trazar estas cruces.
En Alemania, más precisamente en el Instituto San Filipe Neri en Berlín oí, en días laborales, Misas casi totalmente silentes. En Francia, en Marzy y a Lyon, quizás sea una costumbre francesa, cuando allá estuve, los sacerdotes rezaban a media voz (y así creo rezan los sacerdotes de FSSPX en Brasil, mientras que los sacerdotes del IBP rezan el canon en silencio desde el Te Ígitur hasta la doxología final. Y me parece que ni el silencio ni el rezo a media voz impide o dificulta la comunión espiritual de la asamblea en la oración del sacerdote, que es oración de la Iglesia.
Por supuesto.
La primera vez que asistí a una Misa con canon en silencio fue en Oxford, y era Novus Ordo pero en latín.
Entonces era yo un jovencito que consideraba que las canciones del Camino Neocatecumenal eran superiores al Cantoral Litúrgico Nacional y lo que sabía de Liturgia se acababa ahí.
Es verdad que la fuerte impresion se vio reforzada porque visitaba iglesias anglicanas para ver cómo era. Total, si Lewis era anglicano, el anglicanismo no podía ser tan malo... Ay ay si es que entre una misa anglicana y una Misa Novus Ordo con Plegaria II casi no hay diferencias. Eso reafirmo mi opinión de que el anglicanismo no es tan malo, y el Libro de oración encima es una delicia de inglés, como la Biblia del rey Jaume original.
Pero frente a eso, ese Canon en silencio me hizo entender qué es verdaderamente la participación en la Liturgia.
(Como dato extra, nadie se arrodilló durante el Credo, siendo que el Misal lo prescribe, y tampoco el sacerdote se dio la molestia de hacerlo o de dar la indicación siquiera)
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JAVIER:
¿qué opino? ¡Desastroso todo lo que narra! ufffffff
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