¡Qué menos que cantar el sacerdote los textos propios!
El canto no es un añadido de la liturgia, sino que pertenece a su misma naturaleza. Es expresión de solemnidad, de oración ferviente, de amor al Señor. Así se potencia la vida y la espiritualidad litúrgicas.
Sería una gran reducción pensar que el canto es algo que atañe sólo al coro parroquial y que hay canto en la Misa si hay coro, y si no, no se canta. Porque antes que los cantos que debe entonar el coro, hay otros elementos que de por sí se pueden cantar y que pertenecen al sacerdote, haya coro parroquial o no lo haya.
Dice la Ordenación General del Misal Romano:
40. Téngase, por consiguiente, en gran estima el uso del canto en la celebración de la Misa,atendiendo a la índole de cada pueblo y a las posibilidades de cada asamblea litúrgica. Aunque no sea siempre necesario, como por ejemplo en las Misas feriales, cantar todos los textos que de por sí se destinan a ser cantados, hay que cuidar absolutamente que no falte el canto de los ministros y del pueblo en las celebraciones que se llevan a cabo los domingos y fiestas de precepto.
Sin embargo, al determinar las partes que en efecto se van a cantar, prefiéranse aquellas que son más importantes, y en especial, aquellas en las cuales el pueblo responde al canto del sacerdote, del diácono o del lector, y aquellas en las que el sacerdote y el pueblo cantan al unísono.
El primer nivel de canto, la mayor importancia, son aquellas partes en que el pueblo responde al canto del sacerdote y aquellas en que sacerdote y fieles cantan juntos. Hasta aquí todo clarísimo.
Es lo que ya decía la Instrucción Musicam sacram cuando establecía diversos niveles en el canto. En el primer grado, Musicam sacram señalaba, en el n. 29:
a) En los ritos de entrada: el saludo del sacerdote con la respuesta del pueblo. La oración [colecta].
b) En la liturgia de la Palabra: las aclamaciones al Evangelio.
c) En la liturgia eucarística: La oración sobre las ofrendas. El prefacio con su diálogo y el Sanctus. La doxología final del canon. La oración del Señor –Padrenuestro- con su monición y embolismo. El Pax Domini. La oración después de la comunión. Las fórmulas de despedida.
Estos son los primeros y principales elementos, lo menos que se podría cantar en una solemnidad. No dependen del coro, sino del ejercicio ministerial: es el sacerdote, y el diácono, que cantan y reciben la respuesta de los fieles. Y esto se puede hacer en cualquier Misa dominical. Lo que no es comprensible es que siempre, absolutamente, el sacerdote abdique de la posibilidad del canto y todo se reduzca a lo que haga el coro.
Es extraño, desde el punto de vista litúrgico, celebrar una Misa solemne, con coro y órgano, y que el obispo o el sacerdote no canten los saludos, ni las oraciones, ni el prefacio, ni la doxología… Es realmente algo anómalo.
Lo mismo que, si no hay coro parroquial, ya por ello no haya canto alguno durante la Misa dominical. ¿Es que los textos propios que corresponden al sacerdote no se pueden cantar? ¿Acaso el canto del ofertorio o de la comunión es más importante e imprescindible que cantar el prefacio un domingo?
Sugiero que, al menos, en los domingos del Tiempo Ordinario, el sacerdote cante –repito, haya coro o no- algunas de las partes que le corresponden:
-El Prefacio y el Santo
-Las palabras de la consagración (con la notación musical en el Apéndice del Misal)
-La aclamación: “Este es el Sacramento de nuestra fe”.
-La doxología: “Por Cristo…”
¡Qué menos que eso!
Los domingos de tiempos fuertes, sumarle, al menos, las tres oraciones de la Misa: colecta, ofrendas y postcomunión.
En las solemnidades, ir añadiendo más elementos: el canto del saludo inicial de la Misa, las aclamaciones del Evangelio…
Mejoraría, sin duda, la calidad de nuestras celebraciones litúrgicas, lograría que todos cantasen respondiendo (y eso es participar) y no vincularíamos el canto sólo a la posibilidad de que haya o no un coro parroquial.
10 comentarios
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JAVIER:
Muy fácil. Se trata de cantar el saludo del sacerdote: "La paz del Señor esté siempre con vosotros. R/ Y con tu espíritu". Y en los días solemnísimos el diácono cantar también: "Daos fraternalmente la paz", "offerte vobis pacem". A eso se refiere. No a un "canto de paz" que ya sabemos que no existe en rito romano.
Las lecturas, olvidese de ir a escucharlas cantadas excepto el Jueves Santo, y si esta de suerte.
Lo mismo, desde que se dejó de llamar Misa solemne a la Misa con diacono (y subdiácono), el diacono aparece y desaparece arbitrariamente. Hace un par de meses, en una Misa "ferial" (de entre semana), había dos diáconos asistiendo al sacerdote. Y luego en una Misa "estacional" siquiera hay uno.
Como decís en España, "se han cargado todas las ceremonias y las rúbricas".
El mayor indicio de esto es que cuando hay que preparar la ceremonia de una Misa solemne, hay "vacíos" litúrgicos que no hay dónde consultarlos en lo autorizado hoy, excepto explorando los libros litúrgicos peconciliares y aplicando su rúbrica--si es que resulta compatible con las disposiciones actuales.
Nos han robado nuestras Liturgias cantadas, nuestra lengua litúrgica, nuestras ceremonias solemnes y nuestros ornamentos celestiales...
Sería como decir, cantando:
V/. Buenos días, tengan ustedes
R/. Así los tenga usted
V/ Que tal han descansado
R/. Muy bien y usted
Y después se entabla una conversación o una "perorata", pero hablada. ¡RIDICULO!, ¿no te parece?
O se canta TODO, con el Santo; o solo el Santo, si aquel no se sabe, pues no todas las músicas de prefacios son fáciles para muchos sacerdotes.
Saludos cordiales. Sigue así.
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JAVIER:
Yo he llegado un momento en que hasta me conformo, si no puede ser otra cosa, con que se cante el diálogo inicial y luego se recite el prefacio. ¡Hasta tal punto llega mi resignación!
No se puede obligar a un sacerdote a cantar si tiene un oído enfrente del otro. Lo de los coros en las misas es algo que me trae a mal traer desde hace mucho tiempo, y la culpa es del párroco de esa iglesia o parroquia. Llevo años oyendo a los jóvenes -aunque a lo mejor ya están casados o mayorcitos-, con sus cantos insípidos, insultantes, carente de sentido eclesial o evangélico. Es un cantar cansino que enerva. Y Bombay forma de solucionar el asunto. Conozco una parroquia en !a que, al sacerdote le hicieron la vida imposible, se retiraron pero dejando recado demanda la culpa era del párroco; lo mismo que a otro, con el cual tuve mucha amistad, colaboré con él y aquello salió como el rosario de la aurora. Hay una falta de autoridad grande dentro de las parroquias y a niveles más altos, pero es un martirio luchar con esta gente que se creen dueños demos parroquia y hacer y disponer como ellos quieran; sin respetar al párroco y cada uno por su lado. Otros foros más disciplinados, también necesitan de un orden, porque todos los foros no son iguales. Y si el coro canta, primero el celebrante que es el que tiene que dirigir el canto al mismo tiempo la celebración eucarística. En fin, mejor dejarlo
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JAVIER:
Evidentemente si el sacerdote u obispo no tiene voz ni oido para cantar, que no cante. Pero muchas veces no es por oído y voz, sino por pensar que el canto es algo del coro y olvidar que los textos litúrgicos están para ser cantados, con una solemnidad gradual, por parte del oficiante.
Pero, por lo que veo aquí, no es de los momentos que más alta prioridad presenta en lo que a su canto se refiere. ¿Lo he entendido bien?
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JAVIER:
Propiamente el Agnus Dei es canto del coro y fieles, como el Gloria, el Sanctus, y no del sacerdote. Del sacerdote son los saludos, las oraciones, el prefacio, etc... y a eso me refería exclusivamente: a que el sacerdote cante los textos que le son propios, destacando sobre todo los elementos de la plegaria eucarística.
Dicho lo cual, ¡¡claro que está muy bien entonar el Cordero de Dios!! Si no hay coro, que lo entone el sacerdote los domingos.
Gracias por enseñarnos.
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JAVIER:
Gracias por sus palabras.
Aprovecho para preguntar, también, por la Misa recitada, en días de Feria. No recuerdo haberme privado nunca de entonar, siquiera, el Sanctus, que por su naturaleza, creo debe ser, en lo posible, cantado. Gracias, de antemano.
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JAVIER:
No está mal. Depende de cada parroquia, de cada comunidad. Cuando fui capellán de contemplativas, intenté que se cantara siempre, cada día, la antífona del salmo responsorial y el Sanctus. Pero, insisto, repito de lo que se pueda en cada lugar para la Misa ferial (por su naturaleza, debe ser breve: hemos de pensar en quienes tienen horario de trabajo, de hijos pequeños, de nietos... y no pueden estar demasiado tiempo en una Misa diaria).
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