¿Monición de "acción de gracias"? ¡No, por favor!
Parece que en aras de la participación, habría que multiplicar elementos en la Misa, una y otra y otra intervención más. En ese caos, nadie se paró a mirar qué dice el Misal, o se lo miró, lo reinterpretó a su gusto. Todos estos añadidos –en contra de lo que decía el mismo Concilio Vaticano II en SC 22- se fueron haciendo corrientes, difundidos, extendidos y casi hasta obligatorios. La liturgia se convirtió en algo antropocéntrico, sólo “nosotros”, y cada vez con menos sentido sagrado. Nos convertíamos en protagonistas, olvidando que el protagonista de la liturgia es Jesucristo y su Misterio pascual.
Entre esos elementos, se ha introducido un larguísimo discurso, una monición de “acción de gracias” después de la comunión, con tal de que haya una persona más que intervenga en la liturgia. Es un discurso normalmente largo y que parece de obligado cumplimiento en ciertas Misas: Misas con niños, Primeras comuniones, Novenas de la Patrona, etc.
¿Lo permite el Misal? ¿Deja esa monición de acción de gracias como posible, como opcional, como facultativa? ¡En absoluto! Vayamos al Misal y encontraremos lo siguiente:
“Terminada la distribución de la Comunión, si resulta oportuno, el sacerdote y los fieles oran en silencio por algún intervalo de tiempo. Si se quiere, la asamblea entera también puede cantar un salmo u otro canto de alabanza o un himno” (IGMR 88).
“Después [de la comunión] el sacerdote puede regresar a la sede. Se puede, además, observar un intervalo de sagrado silencio o cantar un salmo, o un cántico de alabanza, o un himno” (IGMR 164).
Éstas son las opciones posibles: silencio, o cantar un salmo o cántico de alabanza o un himno. No figura entre esas opciones que alguien lea un discurso o monición de “acción de gracias”. Tan simple como eso.
Hay que entender, además, que “acción de gracias” como tal es el sacrificio eucarístico entero, la Misa celebrada, y no simplemente un discurso o monición leída por alguien. Terminada la distribución de la sagrada comunión, o se ora en silencio, o se entona un canto de alabanza o salmo y, finalmente, la acción de gracias de todos es verbalizada por la oración de postcomunión que el sacerdote, en nombre de todos, eleva a Dios dando gracias por el sacramento que hemos recibido. Esa oración de postcomunión es auténtica acción de gracias, recitada por el sacerdote, y parece una repetición absurda anteponerle una “acción de gracias” leída por alguien.
Además esa monición de acción de gracias rompe con una norma de la Tradición litúrgica de la Iglesia. Los fieles no se dirigen individualmente a Dios en la Misa, sino en común y formando una sola voz; ni siquiera el diácono en la Misa: las moniciones siempre se dirigen a los demás (“Daos la paz”, “inclinaos para recibir la bendición”). Sólo el sacerdote se dirige a Dios en nombre de todos: “Oh Dios, que has realizado…” ¿Cómo es posible que un lector, sin más, lea algo dirigido a Dios como discurso de acción de gracias?
A lo que hay que añadir otra costumbre más que se ha ido introduciendo: la acción de gracias del nuevo sacerdote en su ordenación o primera Misa, o la del religioso o religiosa en su profesión; un discurso largo, emotivo, sentimental, que convierte la liturgia en un homenaje a esa persona y que suele ser lo único que se recuerda porque resultó impactante, porque todos se emocionaron, etc., y, claro, ¡todos aplaudieron! Se perdió el espíritu sagrado de la liturgia y el nuevo sacerdote o el nuevo religioso o religiosa se convirtieron en los protagonistas absolutos. En vez del sacramento celebrado, en lugar de la profesión religiosa bendecida, parece que lo importante son estas palabras de “acción de gracias” que encontrarían su lugar adecuado fuera de la Misa, tal vez como palabras iniciales en el ágape, antes de bendecir la mesa.
Que algo esté extendido y sea muy común, no quiere decir ni mucho menos que esté bien, aunque todos lo hagan. En el caso de esta monición de “acción de gracias” tras la comunión, hay que procurar ajustarnos en todos los casos al Misal y evitar estos elementos que son una distorsión de la liturgia, la introducción de lo emotivo y sentimental en forma de discurso.
17 comentarios
Me gustaría que algún día tratase de la supresión del Credo. He presenciado bastantes veces que el celebrante finaliza la homilía, pronuncia "así sea" y acto seguido comienza directamente la oración de los fieles. En misa de domingo. ¿Es correcto soslayar nada menos que la profesión de fe? ¿Ni siquiera se puede resumir con el Credo recitado en forma de tres preguntas a las que se contesta "sí, creo"? Gracias.
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JAVIER:
Respecto al Credo, que tal vez habría que tratar más ampliamente, es fácil: los domingos y solemnidades es obligatoria la recitación del Credo, en su forma larga (Credo nicenoconstantinopolitano) o en su forma breve (Símbolo de los Apóstoles), ésta aconsejada en Cuaresma y Pascua. Dice el Misal: "El Símbolo debe ser cantado o recitado por el sacerdote con el pueblo los domingos y en las solemnidades; puede también decirse en celebraciones especiales más solemnes" (IGMR 68). La fórmula de pregunta-respuesta ("Sí, creo") sólo se puede usar en la Vigilia pascual y en las Misas en las que se celebra un bautismo.
En otra diocesis, en una boda, el celebrante da la hostia a los novios para que se la metan el uno al otro en la boca; dice que para firmar los testigos el altar es tan sagrado que nunca se podia hacer sobre el altar, acto seguido los llama y los hace firmar sobre el altar. De locos?
Seguro que habra alguna misa novus ordo bien celebrada, pero salir de la tridentina supone demasiado riesgo, esa es mi experiencia, ni una sola misa bien celebrada estas vacaciones.
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JAVIER:
La comunión con las dos especies, así, por intinción, de protestantoide nada. Cf. IGMR 281-287.
En la paz, el sacerdote u obispo no abandonará el altar, pero por razón excepcional pueden subir algunos fieles a darle el abrazo de paz: "El sacerdote puede dar la paz a los ministros, pero permaneciendo siempre dentro del presbiterio para que la celebración no se perturbe. Haga del mismo modo si por alguna causa razonable desea dar la paz a unos pocos fieles" (IGMR 154).
Los nuevos esposos no pueden darse la comunión unos a otros; bien claro lo dejó la instrucción Redemptionis sacramentum n. 94.
A mí me parece todo mucho más fácil en el fondo: seguir todos y cada uno el Misal sin añadidos ni improvisaciones. Así brillará la belleza de la liturgia.
Estamos desterrando a Dios hasta de la liturgia.
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JAVIER:
Sí, así es... ¡Cómo está el "lex credendi"! Confusión, falta de claridad doctrinal, una catequesis y predicación de mera experiencia y sentimiento, etc...
Leyendo me he estaco acordando de los últimos funerales a los que he asistido, en los que todo esto que usted refleja, se ha dado conveniente incrementado convirtiendo al difunto, persona muy querida, eso sí, en poco menos que redentor si no de la humanidad, sí de su familia y demás allegados. En fin, que Dios nos asista...
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JAVIER:
Al formar y enseñar liturgia, me atengo al Misal y destaco aquello que veo o que me llega y que no es correcto, tristemente. ¿Construir desde el inicio? Para mí sería más formación teológica y litúrgica, en Seminarios, noviciados y parroquias. Porque ha habido una gran pobreza en la formación litúrgica y se llegaba a la conclusión de que lo importante era ser creativo en función de una genérica "pastoral" y que las normas no importaban.
En el caso de funerales, ¡homilías terribles! En lugar de invitar a orar por el difunto y recordar las verdades de nuestra fe sobre la escatología, se hace un panegírico del difunto, expresamente prohibido en el mismo Ritual de exequias.
Hace tiempo me despiste y acabe en una misa anglicana, daban la comunion en las dos especies, creo que lo hacen asi siempre, y creo que los protestantes tambien. En la Hostia esta el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Me ha parecido un especie de copia lo de comulgar siempre con las dos especies
Es mas, y aprovecho para preguntar por si esta mal (aunque no voy a cambiar): yo comulgo siempre de rodillas, cuando en la novus ordo excepcionalmente han ofrecido el caliz para beber en la comunión, nunca bebo porque me lo ofrecen de pie, y por ahí no paso: recibir de pie a Nuestro Señor.
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JAVIER:
También los orientales, católicos y ortodoxos, y en muchos países en el rito católico se administra así.
Si está de rodillas, deberían darle el cáliz también.
No es una copia aunque en cada especie esté Cristo entero: fue el modo en que Cristo instituyó su Sacrificio e invitó a comulgar: "Tomad comed... tomad bebed todos de él..."
Y mire que si al menos fuera una monición-oración a Nuestro Señor, pues casi, aunque incorrecta también, casi que sería entendible, pero es cierto que muchas veces se convierte en un discurso del catequista de turno, del niño marinerito, del recién ordenado, de la prima de la novia o del sobrino del difunto sin la menor mención a Dios. ¡¡Y el obispo es el primero que aplaude!!
Sr. Oscar:
Por lo que sé, lo "protestantoide" no es dar la comunión bajo las dos especies, sino:
a) negar que en cada una de ellas se encuentra Cristo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, por lo que consumiendo el Pan Eucarístico ya se come y bebe el Cuerpo y Sangre de Cristo;
b) negar que la Iglesia Católica tiene la autoridad para regular la disciplina sacramental; esto es, si se debe o no administrar a los fieles una o dos especies. Protestantoide también sería el reirse de que durante mucho tiempo los laicos no podían acceder al caliz, o que ello era fruto de ignorancia biblica-evangélica de la Iglesia Católica.
Ahora bien, si el sacerdote determina, por uno de los motivos que la Iglesia permite, dar la comunión a los fieles bajo las dos especies, es totalmente católico. Como lo es, en ese caso, pedir sólo la especie del Pan Eucarístico. Pero exigir sólo el Sanguis, por ejemplo, no puede; tiene que ser por motivo grave (celiaquia, o alergia al gluten, que yo sepa).
Al margen de esto, me gustaría preguntarte una cuestión personal. Como tienes mi correo, puedes mandarme el tuyo y por este medio te pediría un consejo.
Gracias y adelante.
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JAVIER:
Los pecados litúrgicos son muchos y variados. Queda mucho trabajo por delante.
Acabo de enviarte un email.
Aunque no es el tema de este post, si deseo intervenir teniendo en cuenta una respuesta suya a un comentario. Me ha gustado lo del Credo según el Simbolo de los Apóstoles o el Niceno-Constantinopolitano. El primero lo rezan casi siempre en todos los tiempos litúrgicos, olvidándose del llamado largo, muchísimo más completo. Algunos conocidos carismáticos me dicen que el Espíritu Santo es el perfecto desconocido, yo les respondo con entusiasmo: "Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre........" , en fin, una delicia rezarlo.
Paz y Bien en el Señor.
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JAVIER:
Desde luego, lo comprendo. Pero también está la otra parte: seglares que se les cambia la cara y hasta responden con cierta agresividad cuando un sacerdote les indica lo que está mal e intenta suprimir moniciones, cantos de paz, etc... ¡Formación, formación, formación!
En fín, abusos interminables, snif.
Saludos.
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JAVIER:
Me he referido en esta ocasión a la "monición de acción de gracias" porque ni siquiera existe en el Misal, y había que explicarlo.
Referente a las demás moniciones, coincido con su apreciación. Creo, y no es difícil lograrlo, que es más útil el silencio entre lecturas y salmo, mientras un lector hace la inclinación al altar y sube al ambón, permitiendo que repose en el alma lo proclamado.
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JAVIER:
Según lo indicado en la IGMR, no parece desde luego muy apropiado.
Gracias, ahora sé que contestarle.
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