Universal, por todos (Oración de los fieles - V)
Para que sea oración universal y los fieles oren por el mundo entero, repitámoslo, hay una serie de intenciones que deben enunciarse siempre y en un determinado orden ya que si no será algo piadoso, o sentimental, o demasiado local, pero no universal.
“Las intenciones, una vez hecha la monición introductoria, deben comprender siempre los siguientes temas o capítulos, y por este orden:
1) La Iglesia universal y local, por ejemplo, el Papa, los obispos y pastores, la actividad misionera de la Iglesia, la unidad de los cristianos, las vocaciones sacerdotales y religiosas, las necesidades de la comunidad local, etc.
2) Las naciones y los asuntos públicos, por ejemplo, la paz, los gobernantes, el tiempo favorable para las cosechas, las elecciones, los problemas sociales y económicos, etc.
3) Los que sufren cualquier dificultad, como los pobres, los perseguidos, los parados, los enfermos y agonizantes, los presos, los exiliados, etc.
4) Determinados grupos de personas, de la misma asamblea o de la comunidad local; por ejemplo, los que se van a bautizar o los recién confirmados, y las necesidades o intenciones particulares.
De cada una de estas series se profiere al menos una intención. En alguna celebración particular, como en la Confirmación, Matrimonio o Exequias, el orden y el contenido de las intenciones pueden acomodarse mejor a la ocasión” (Orientaciones generales…, n. 10).
Sin embargo, se oyen y se proponen intenciones de oración que no salen del ámbito local, de la propia parroquia o del “nosotros” de quienes están participando en la santa Misa; la oración deja de ser universal, y pasa a ser localista y, tal vez, con un tinte de egoísmo que olvida las grandes necesidades del mundo y de los hombres para interceder exclusivamente por cosas muy concretas, muy de “casa”. Ejemplos:
“1. Por nuestra Iglesia de N., , para que abunde en ella la alegría y la ilusión de vivir la Buena Noticia del Reino que nos anunció Jesucristo. Roguemos al Señor…
2. Por las familias cristianas: para que comprendan que un hijo o una hija que se entrega por completo al Evangelio, es un regalo de Dios. Roguemos al Señor…
3. Por todos los jóvenes: que la propuesta del Evangelio les ayude a encontrar la felicidad verdadera. Roguemos al Señor…
4. Por nuestros seminaristas: que vivan muy unidos a Jesús, para ser así buenos servidores de la comunidad. Roguemos al Señor…
5. Por las vocaciones sacerdotales y religiosas: para que cada día haya más jóvenes dispuestos a seguir al Señor en este camino de servicio al Evangelio y la comunidad. Roguemos al Señor…”
¿Qué le falta a este formulario? Simplemente, ser universal y no “localista”, reducido a la propia diócesis. Por ejemplo, no hay una indicación para orar por toda la Iglesia sino solamente por la diócesis; se omite la oración por las autoridades y gobernantes; ninguna intención por los que sufren de mil maneras y tampoco una petición por los fieles que están allí celebrando la Santa Misa: sólo una serie de intenciones locales por las vocaciones y lo relacionado con ellas (familias, jóvenes, seminaristas). Pues no, no es esto una oración de los fieles u oración universal para la Eucaristía y sí pueden ser unas preces para una Hora santa o un encuentro de oración.
Tampoco lo es el siguiente formulario (con un lenguaje que tampoco corresponde a la verdad de la plegaria cristiana):
“1. Te pedimos Señor por los que están en la pobreza y exclusión: para que los cristianos seamos sensibles ante esta realidad que sufren muchos hermanos nuestros. Que denunciemos esta situación injusta y se sientan acompañados. Roguemos al Señor.
2. Por todos los que padecen hambre y cualquier forma de necesidad. Roguemos al Señor.
3. Por los que viven lejos de su familia y de propio ambiente. Reguemos al Señor.
4. Por los cristianos: para que trabajemos sin descanso por instaurar en el mundo la justicia que puede llevar a una paz estable y duradera. Roguemos al Señor.
5. Por nosotros: que estamos reunidos en la celebración de esta Eucaristía para que seamos en nuestro entorno testigos de fraternidad y generosa solidaridad. Roguemos al Señor”.
Y no es oración universal porque: no pide por la Iglesia ni su misión evangelizadora; omite la petición por los gobiernos y autoridades. Tampoco el lenguaje, cargado de moralismo y adoctrinamiento: “los cristianos seamos sensibles ante esta realidad… Que denunciemos esta situación injusta… Generosa solidaridad…”
Creo que con estos ejercicios sabremos discernir la universalidad de la oración de los fieles y su lenguaje; y si tuviéramos que componerlas por alguna razón, habremos adquirido la mens que debe inspirarlas, su sentido, sus normas y su lenguaje litúrgico-orante.
No por abundante y extendido, esta forma de proponer las intenciones responde a la naturaleza de esta plegaria u oración de los fieles: sólo se pide “por nosotros”, luego ya no es universal, y con matices moralistas, “para que nos convenzamos, seamos, etc…”.
Se suele entonces manipular las intenciones de la plegaria con breves fórmulas que sólo miran a los miembros de la asamblea y, desde el moralismo más radical, suplicar una y otra vez el “tomar conciencia” para que luego se vaya al compromiso. La liturgia se concibe como una obra catequético-pedagógica para transmitir mensajes que calen o, más simplemente, como el lugar del compromiso activo y la transformación, en el orden secular. La liturgia se vuelve pretexto, se torna antropocéntrica.
Traer algunos formularios más, nos permitirá captarlo mejor:
“Para que nos convenzamos de nuestra situación de pecadores y no nos creamos mejores que los demás…
Para que no nos engañemos a nosotros mismos, aprendamos qué significa “misericordia quiero y no quiero sacrificios” y nos convirtamos sinceramente” (Libro de la sede, Dom. X T. Ord., ciclo B).
Para que sepamos decir, con nuestra solidaridad, a todos los que sufren, quién es el verdadero consuelo…
Para que sepamos decir, con la entrega de nuestra vida, a los que yacen sin esperanza quién es la vida para el mundo…
Para que sepamos decir, con nuestro respeto y amor a todos, que la vida debe ser procurada, defendida, acrecentada” (Libro de la sede, Dom. X T. Ord., ciclo C).
Difícilmente se podría considerar que los dos anteriores formularios son universales, porque las realidades que presenta son la excusa para pedir una y otra vez por los presentes, por el “nosotros", cargado de moralismo. Porque se hace de tal forma que más que pedir, se intenta convencer a los oyentes, “adoctrinarlos” de algún modo en vez de ayudarlos a orar. El formulario anterior se tendría que haber transformado en: “para que los cristianos vivamos en humildad", “para que alcancen la conversión quienes se han alejado de Dios", “para que la vida sea respetada desde el mismo instante de su concepción hasta su muerte natural"…
El mismo soniquete repetitivo y monótono –nosotros, nosotros, nosotros- en otro formulario más, que de universal no tiene nada al mirar sólo a los presentes, y menos aún de oración litúrgica por el contenido ideologizado.
“En todos los tiempos Dios envía mensajeros que anuncien con fuerza el Evangelio y remuevan las conciencias. Para que escuchemos dócilmente la voz de los profetas –la voz del mismo Cristo-, y no se endurezca nuestro corazón.
La constante tentación de edificar nuestra vida sobre nosotros mismos. Para que descubramos al que es la piedra angular, fundamento de todo edificio.
Para que temamos nos sea quitado también a nosotros el reino de Dios, si no damos fruto a su tiempo” (Libro de la sede, Dom. XXVII, ciclo A).
¿Tres peticiones de todo un formulario, únicamente por “nosotros", para que “nosotros", a fin de que “nosotros” nos convirtamos, cambiemos, escuchemos? ¿No hay sufrimiento, dolor en el mundo? ¿No hay paro, hambre, terrorismo? ¿No necesitan de nuestra oración la Iglesia, los gobernantes, las autoridades, el mundo entero?
Pues se puso de moda ese lenguaje del “nosotros” en todas las preces y ahí estamos soportándolo; además tan moralista que repele, porque todo es “comprometerse” y “tomar conciencia".
7 comentarios
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JAVIER:
No me parece fuera de tema, sino una pregunta muy acertada.
En la Misa se trata de una Oración universal, abarcando todas las necesidades de la Iglesia y del mundo...
Pero en la Liturgia de las Horas las preces son distintas. Las de Laudes son una consagración de la jornada y santificación del día de quienes rezan; por tanto casi todas las preces de Laudes se refieren al "nosotros". Es el auténtico "ofrecimiento de obras".
Las preces de Vísperas, por el contrario, sí son preces de intercesión, oración universal. No tienen un orden fijo excepto que la última petición siempre (incluso si hubiera preces espontáneas) será por los difuntos.
Caso concreto, en mi parroquia se añade una petición por las intenciones particulares de los asistentes---un breve silencio y la invitación ROGUEMOS AL SEÑOR.
Es una misa preciosa, muy participadda. homilía corta y concreta, pero con este pequeño error. Pero sacar de ahí lo de ANTROPOCENTRISMO me parece excesivo.
un saludo.
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JAVIER:
El caso concreto que me cita yo no lo calificaría de antropocentrismo ni mucho menos. Pero sí hay un momento propio para las intenciones particulares de todos los asistentes. En el rito de entrada, el sacerdote dice "Oremos" y todos oran en silencio por sus intenciones particulares, y luego el sacerdote las recolecta todas ellas en la oración colecta...
gracias
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JAVIER:
Lo siento muchísimo.
Pero, ¡esto no es información!, es explicar el Misal Romano. No sé qué información buscaba o esperaba.
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