Sobre los abusos sexuales de algunos miembros del clero
Durante los meses de noviembre y diciembre la cuestión de los abusos sexuales por parte de miembros del clero ha “copado” la primera plana de los medios de comunicación de la Argentina. Causando una situación parecida a la que ya hace un tiempo se vivió en otros países (pensemos en lo acontecido a principios de siglo en EEUU, o más tarde en Irlanda y Australia).
El dolor, la vergüenza, y la impotencia que como sacerdote experimento por semejantes crímenes cometidos por hermanos en el ministerio es completamente abrumador e inexplicable. Me ha tocado como sacerdote acompañar a muchas personas que han sido víctimas de abuso por familiares o extraños, y conozco por sus relatos todo el sufrimiento que -por años, e incluso por la vida entera- éste acarrea.
Entiendo y comparto el sufrimiento de todos los católicos “de a pie", que además de intentar vivir su fe -con lo difícil que esto es- deben sufrir la burla, el desprestigio y hasta la acusación de complicidad con reales o supuestos crímenes.
El dolor es inaudito e inconmensurable. No obstante, el dolor y el reconocimiento de tanto pecado y maldad no nos debe nublar la razón. Debemos unir ese dolor con la lucidez, con la claridad mental, para que “el árbol no tape el bosque". Ante estos hechos, se verifican entre los católicos actitudes contrapuestas, que -según entiendo- son nocivas. Algunos dicen: “Es todo mentira, los sacerdotes son tan buenos, no puede ser", cerrando los ojos ante esta realidad. Otros caen en la trampa y afirman: “La Iglesia está completamente podrida, todos los curas son abusadores". Ambas reacciones son inapropiadas y, al alejarse de la realidad, nos alejan también de las posibles soluciones.
Si me permiten, quiero dejar algunas ideas clarificadoras, en formato “preguntas y respuestas", que pueden ayudar. Lo hice a través de mi perfil de facebook hace unas semanas, y muchas personas me agradecieron, por lo cual creo que también aquí pueden ser de valor.
1. ¿Es verdad que algunos sacerdotes abusaron sexualmente de menores o es todo una campaña de desprestigio de los medios de comunicación que odian a la Iglesia?
Sí, es verdad, los abusos han existido, y se han verificado en casi todos los países, tanto en miembros del clero secular como entre religiosos, tanto en comunidades de impronta más tradicional como en otras más modernas.
2. ¿Es verdad que algunos miembros de la jerarquía eclesiástica no hicieron todo lo que estuvo a su alcance para evitar los abusos o, una vez constatados, castigar al abusador del modo justo?
Sí, es verdad. Lo señalan algunos hechos y lo reconoce el Papa Benedicto en muchas de sus pronunciaciones (especialmente en su carta pastoral a los católicos de Irlanda), así como también el Papa Francisco.
3. ¿Esto quiere decir que la Iglesia funciona como una gran mafia de delito encubierto?
No. Si bien es un hecho lamentable que en la Iglesia han existido y pueden seguir existiendo algunas “mafias“, también es verdad que otros miembros de la jerarquía hicieron todo lo posible para evitar o sanar lo cometido. Muchas de estas acciones de prevención y sanación no son de carácter público (en ocasiones para preservar la identidad de las víctimas), lo que no significa que no se hayan hecho. Por eso cada caso merece un análisis particular, pero no es justo decir que la Iglesia funciona como una gran mafia de encubrimiento.
4. El pecado-delito de abuso o encubrimiento, ¿es más grave al ser cometido por un sacerdote?
Sí, es más grave, de una gravedad casi imposible de dimensionar.
5. ¿Por qué un sacerdote puede llegar a abusar sexualmente de un menor?
Las causas pueden ser variadas, y no está tan claro el origen. Según estudios hechos en base a casos reales, en algunas pocas ocasiones se registra un desequilibrio mental severo.
En otras, el origen puede estar ligado a experiencias traumáticas previas no superadas. También hay estudios que muestran una innegable relación entre la homosexualidad y la pederastia por parte de miembros del clero (ver el interesante artículo y las fuentes citadas en Infovaticana, “¿Qué hay detrás de los abusos sexuales?“)
Parece ser que un factor común en casi todos los casos es, por un lado, un empobrecimiento espiritual progresivo, combinado con un clima eclesial signado por el clericalismo (Zollner, Cencini). Benedicto XVI, en su Carta pastoral a los católicos de Irlanda, se refiere a esta actitud sin usar el término: “una tendencia en la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad". El clericalismo sitúa al sacerdote como en un “pedestal”, lo exceptúa de muchos deberes, le hace sentir que está por encima de la Ley y de la Moral. El clericalismo puede ser generado tanto por los mismos clérigos como propiciado por los fieles. Lleva fácilmente a la manipulación y al permisivismo, hasta extremos impensados, así como a la justificación de todo lo que haga o diga el líder (el p. Olivera ha publicado en Infocatólica un post imprescindible sobre este aspecto, titulado “Abusos sexuales de los buenos”)
6. ¿Podría haber evitado la Iglesia que ocurrieran estos hechos?
Es evidente que en bastantes casos sí. Si el proceso de discernimiento de la vocación se hubiera realizado con mayor rigor, teniendo en cuenta el factor humano y llegando al fondo de las historias personales, se podría haber evitado que un futuro abusador accediera a las Sagradas Órdenes.
En otros casos, es más difícil, ya que la personalidad del abusador suele tener componentes de manipulación que lo vuelven poco sospechoso para los no expertos. Muchos de los sacerdotes que han incurrido en abusos sexuales a menores se manifestaban habitualmente como personas agradables y educadas. Esto, sumado al clima de clericalismo antes mencionado, reduce la posibilidad de detectar el riesgo a tiempo.
7. ¿Es verdad que la mayoría de los sacerdotes son abusadores sexuales?
No, no es verdad. Incluso en los países donde las denuncias han sido muchísimas, y donde también se han registrado algunas falsas, el porcentaje siempre es pequeño en relación a la totalidad de los sacerdotes. Esto no hace menos grave la cuestión: un solo sacerdote abusador destruye a la/s víctimas y provoca una herida a la humanidad entera, así como a la Iglesia. Sólo se ofrece este dato para dimensionar adecuadamente.
8. ¿Es el celibato sacerdotal la causa de que algunos sacerdotes sean abusadores de menores?
No es justo mencionar el celibato sacerdotal como la causa de los abusos sexuales a menores. Entre otros motivos, porque todas las estadísticas señalan que la inmensa mayoría de los abusos suceden en el seno familiar, por parte de personas sexualmente activas. Otro dato a tener en cuenta es que se registran porcentajes de abusos similares e incluso mayores (de acuerdo a los países) en pastores de comunidades cristianas que no son célibes.
Podría decirse que en algunos casos el celibato, dadas las características espirituales y de personalidad antes mencionadas (aumentadas por el clericalismo), pudieron constituir a éste como un factor de riesgo (A. Cencini)
9. ¿Qué pueden hacer los laicos católicos?
Además de rezar y reparar, deben trabajar por una iglesia santa y transparente.
Si conocen a alguien que fue víctima de este tipo de abuso, deben brindarle su crédito, así como su apoyo y ayuda. Deben acompañarlo a realizar la denuncia en el ámbito eclesial y civil si aún no se realizó.
Deben procurar dejar de lado todo tipo de actitud contraria al Evangelio y todo tipo de abuso, no sólo sexual, sino de otra índole.
Deben ayudar a los sacerdotes a vivir su vocación a la santidad, y debemos también estar atentos y vigilantes para evitar cualquier situación de abuso de poder o manipulación, por mínima que parezca, que distorsione el vínculo con los fieles. Deben cooperar con la justicia siempre que sea justo y necesario.
10. ¿Podemos tener esperanza?
Sí. La crisis que vive la Iglesia desde hace unos años y que probablemente abarcará unos años más a causa de los abusos sexuales es una de las más grandes de su historia. Pero justamente una mirada al pasado nos permite reconocer que Dios es más grande que el pecado de los hombres.
De épocas oscuras, Dios siempre ha logrado hacer surgir de nuevo una intensa luz. Si aceptamos el sufrimiento, si somos humildes, si nos convertimos y buscamos la santidad, de todo este inmenso mar de dolor saldremos mejores.
Confiamos en ello, confiamos en Él, confiamos en Ella.
23 comentarios
Hay casos de sacerdotes abusadores, luego todos
los curas lo son.
Recuérdese la sabia observación del sentido común:
"Abusus non tollit usum" (=el abuso, no quita el uso).
Porque alguien se haya comportado mal en una institución
no se sigue que todos sean de la misma calaña.
Si hay quienes se exceden en consumir vino hasta la
embriaguez , eso no va en degradación del vino, sino
en el modo excesivo con que se acude a él.
Y así respecto a la comida, el arte, el deporte, las profesiones...
San Alfonso María de Ligorio nos ofrece este ejemplo, de un sacerdote que cayó en graves impurezas, y de que ya no se sentía capaz de salir.
La ingratitud de Udon
Tritenio, Canisio y otros refieren que en Magdeburgo, ciudad de la Sajonia, había un hombre llamado Udon, el cual siendo joven fue de tan cortos alcances que era la burla de sus condiscípulos. Hallándose un día muy afligido por su incapacidad, fue a encomendarse a la Virgen Santísima delante de una imagen suya, María se le apareció en sueños y le dijo: «Udon, te quiero consolar, y no solamente te quiero alcanzar de Dios la sabiduría suficiente para librarte de las burlas, sino también un talento tan grande que cause admiración. Además te prometo que cuando haya muerto el obispo serás elegido en su lugar». Todo se efectuó como dijo María: progresó luego en las ciencias, y obtuvo el obispado de aquella ciudad. Pero Udon fue tan desagradecido con Dios y su Bienhechora que dejando toda devoción llegó a ser el escándalo de todos. Mientras una noche estaba en la cama con una sacrílega compañera, oyó una voz que le dijo: “Udon cesa de divertirte en ofensa de Dios, bastante ha durado esto” La primera vez que oyó estas palabras se enojó pensando que sería algún hombre que pretendía corregirle; pero viendo que las repitieron en la segunda y tercera noche, empezó a recelar que aquella voz fuese del cielo. A pesar de esto continuó en su mala vida; más, después de tres meses que Dios le concedió para que se arrepintiera, he aquí el castigo que sufrió. Se hallaba una noche en la iglesia de San Mauricio un devoto canónigo llamado Federico, rogando a Dios que se dignase poner remedio al escándalo que daba el prelado, cuando he aquí que se abrió la puerta de la iglesia empujada por un fuerte viento. Luego entraron dos jóvenes con antorchas encendidas en las manos, y se colocaron a los lados del altar mayor, entraron después otros dos, los cuales tendieron un tapete delante del mismo altar y pusieron sobre de él dos sillas de oro. Entró luego otro joven en traje de militar en espada en mano, el cual deteniéndose en medio de la Iglesia gritó: «¡Oh, Santos del cielo que tenéis vuestras sagradas reliquias en esta iglesia, venid a pronunciar la gran justicia que hará el Supremo Juez!» A estas voces aparecieron muchos santos, y también los doce Apóstoles como asesores de este juicio, y en fin entró Jesucristo, quien se sentó en una de aquellas dos sillas. Después apareció María acompañada de muchas santas vírgenes, y el Hijo la hizo sentar en la otra silla. Entonces ordenó que trajesen el reo, que era el desdichado Udon. San Mauricio habló pidiendo justicia de parte de aquel pueblo escandalizado por su vida infame. Todos levantaron la voz diciendo: «Señor, merece la muerte» «Que muera, pues», dijo el Juez eterno. Más antes de que ejecutase la sentencia (véase cuan grande es la piedad de María), la compasiva Madre salió de la iglesia para no asistir a un acto de justicia tan tremendo: y luego el celestial ministro de la espada que entró con los primeros se acercó a Udon, le hizo saltar de un golpe la cabeza del cuerpo, y desapareció la visión. La Iglesia se hallaba a oscura; y cuando el canónigo iba temblando a encender luz a una lámpara, se volvió y vio el cuerpo de Udon sin cabeza, y el cielo todo ensangrentado. Habiendo amanecido, el pueblo acudió a la iglesia, y el canónigo le refirió toda la visión y el final de aquella horrible tragedia. En el mismo día el infeliz Udon condenado, apareció a un capellán suyo que ignoraba todo lo que había pasado en la iglesia. El cadáver de Udon fue echado a una laguna, y su sangre quedó para perpetua memoria en el pavimento de la iglesia, que está cubierto siempre con una alfombra, y desde entonces se acostumbra levantarlo cuando toma posesión el nuevo obispo, a fin de que a la vista de semejante castigo piense en arreglar bien su vida, y en no ser ingrato a las gracias del Señor y de su Santísima Madre. (San Alfonso María de Ligorio, «Las glorias de María» T. II. Discurso II, punto 2, página 53. Editorial Apostolado Mariano. Sevilla).
Si cada día rezamos el santo rosario, debemos comprender el sentido de lo que estamos haciendo, rezar, orar a Dios en comunidad con otros hermanos en la fe, o ya sea en privado, comprender cada misterio. Evitar siempre las imaginaciones que nuestro hombre viejo trate de ensuciarnos para que oremos mal. No, debemos orar siempre cada vez con más perfección, que el Señor nos ayuda a conseguirlo y María Santísima.
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Gracias Eleuterio!
Evidentemente hay cosas mucho más completas sobre el tema, el sentido de mi post es que sea un texto corto que ayude a quienes no tienen tiempo de leer estudios más extensos a despejar dudas y distinguir.
Bendiciones!
Nuestro querido Benedicto XVI -a mi juicio, por la razón anterior- prohibió el acceso a los seminarios a personas con marcadas tendencias homosexuales.
Creo que un manto de silencio encubre el vínculo que a mi juicio existe entre la pedofilia y la homosexualidad. Dejando claro que no todos los homosexuales son pedófilos, ni que todos los pedófilos son homosexuales
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Padre Leandro
Luis, gracias por los comentarios.
En relación a las causas de los abusos, he sido bastante escueto, porque hay diferentes teorías. Las que apunto son las señaladas por los autores citados.
En torno a la relación entre tendencia homosexual y pedofilia en el clero, investigaré un poco más para ver si está comprobada.
Bendiciones!
Difiero un poco cuando dice que el celibato sacerdotal podría constituir un factor de riesgo.
No creo que el abuso de menores esté ligado a la falta de actividad sexual. Si así fuera, la abstinencia sexual podría constituir un riesgo para cualquier persona. Me parece que podría estar ligado más bien a serias dificultades en la sexualidad de la persona en cuestión.
Creo que el verdadero peligro radica en la falta de un riguroso control a la hora de autorizar el ingreso a los interesados.
Bendiciones.
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Beatriz:
La idea del celibato como "factor de riesgo" es de los autores citados, que han investigado bastante.
Ahora no tengo el tiempo que necesitaría, pero estoy tratando de estudiar y formular en qué sentido podría serlo.
En cuanto al ingreso, no es posible "detectar" el 100% de los potenciales abusadores, aunque parece claro que en algunos casos sí hubiera sido posible. Indudablemente que la atención a las cualidades y recta intención de los candidatos es prioritaria.
Bendiciones!
¿Es verdad que ha habido muchas denuncias falsas?
¿Es cierto que hay sacerdotes que se han visto, sin presunción de inocencia, rechazados por la jerarquía?
¿Es la ley civil más misericordiosa con los delitos prescritos que la ley canónica?
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Padre Leandro
1. Las denuncias falsas han existido, pero creo que no son muchas. Tengo un conocimiento sólo parcial. Podrías buscar en la web algunas entrevistas a mons. Scicluna.
2 y 3. La actual legislación eclesial es MUCHO más dura que la civil. De hecho en este momento el obispo debe apartar del ministerio al clérigo que tan solo reciba una denuncia, sin que esta esté probada. Este rigor puede parecer excesivo, pero, a mi entender, es una señal que Benedicto XVI envió al mundo para mostrar con claridad el compromiso de la Iglesia. Incluso Benedicto propugnaba la no prescriptibilidad de estos delitos.
Mejor dejemos a Dios Juzgar a las personas, incluso si se nos manifiesta como hizo con San Alfonso María de Ligorio con referencia al obispo Udón.
(Resumen del caso del Cardenal Bernardin, en ReL 10-06-2010)
Una vez concretada la suspensión y esparcidos los chismes y habladurías contra el consagrado, ¿quién arregla eso?. Si es restituido, cundirá el rumor de un "arreglo" o cualquier otra murmuración.
No se puede jugar con la dignidad, el buen nombre y el ministerio de un sacerdote, dejándolos a merced de la caterva que odia a la Iglesia. Es irracional buscar "transparencia" a ese precio.
¿Cuántas extorsiones se habrán perpetrado con amenazas de este tipo de denuncias? Asusta pensarlo.
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Padre Leandro
Ricardo:
No puedo hacer una valoración sobre la justicia o no de la decisión de Benedicto XVI. Lo que sí es bueno aclarar que las denuncias no pueden ser anónimas, sino que deben presentarse con nombre y apellido, por escrito y firmadas. Eso reduce bastante la posibilidad de denuncias falsas que, hasta donde sé, no se han verificado sino en una ínfima cantidad.
Por si le sirve, le dejo este art que publiqué el año pasado en este mismo sitio.
Memento. P. Javier
www.infocatolica.com/blog/notelacuenten.php/1510040209-abusos-sexuales-de-los-buenos
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Padre Leandro
Padre, tu artículo está enlazado en el mío, lo leí varias veces y lo compartí en las redes sociales, a mí -y a muchos más- nos "abrió la cabeza".
Gracias!
Dejo el link para que aquellos a quienes les interese profundizar tengan algunos elementos más.
Entre las cosas interesantes, afirma que SÍ hay -al menos en los casos estudiados en Estados Unidos- una muy importante relación entre la homosexualidad y la pederastia en el ámbito eclesial. (remitirse al artículo para la fundamentación)
infovaticana.com/blogs/teullet/que-hay-detras-de-los-abusos-sexuales/
🔗 Dejo el enlace a continuación: https://twitter.com/ignaciogs__/status/1490715551345352708
🤝🏼 Tu difusión me ayuda mucho
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