Ex-adeptos denuncian abusos sexuales y otros delitos de los Defensores de Cristo
Abusos sexuales, robos, fraudes y hasta obligarlas a comer vísceras de animales con la promesa de alcanzar milagros, fueron algunos de los maltratos que una coahuilense, “Ariel”, y otras mujeres padecieron dentro de la secta denominada Defensores de Cristo. Desde su exilio en algún lugar de Sudamérica, Ariel –nombre ficticio de una mujer originaria de La Laguna (Coahuila, México)-, narra en exclusiva a Vanguardia los abusos que los dirigentes del presunto grupo religioso cometieron contra las mujeres de la secta.
La mujer dijo que no ha obtenido paz en su vida desde hace dos años, cuando huyó de Torreón, donde inició su relación con la secta, que operaba como un negocio de bioprogramación. “Dormí con mi perro en el patio”, recuerda. “Cuando (mi esposo) se metía con prostitutas tenía que estar en la recámara presenciando aquello, y si no lo hacía no había comida, no había baño. Estuve hasta dos o tres días sin comer”.
Contó que desde la captura de la secta liderada por Ignacio González de Arriba, “el Nuevo Jesucristo”, ocurrida el 25 de enero pasado en una finca en Nuevo Laredo, decidió denunciar los hechos. El pasado 12 de febrero, Ariel llegó a la Ciudad de México para interponer su denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra) de la PGR.