Los orígenes del Palmar de Troya (2)
Tras la interrupción debida a la noticia de la elección de un nuevo “papa” para la secta del Palmar de Troya, continuamos con esta serie de artículos del escritor José Jiménez Lozano, que fue publicada por el diario El País en mayo de 1976. Es importante recordar que el fundador de este movimiento no se autonombró pontífice hasta 1978, con la muerte de Pablo VI.
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REPORTAJE: El barroco asunto de El Palmar de Troya / 2
Roma prostituida, y la nueva iglesia del apocalipsis
José Jiménez Lozano, 11/05/1976
Frente a la Iglesia de Roma, que se habría corrompido a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia de El Palmar de Troya se considera la única y verdadera, dispuesta a restablecer la Santa Tradición a base de latín, tonsura clerical y sotana y, desde luego, de la Santa Inquisición, si estuviera a su alcance el restablecimiento de la discutida institución. José Jiménez Lozano, que estudia para El País este abigarrado y, como él dice barroco asunto, expone en este segundo capítulo la nueva teología de los visionarios de El Palmar.
Benito de Nursia, como el resto de los fundadores de órdenes religiosas, tuvo que inventar él mismo una regla o forma de vida e incluso la Iglesia se ha tenido que dar su constitución jurídica a través de los tiempos, pero Clemente Domínguez afirma que ha recibido de lo Alto no sólo la idea de la nueva orden, en realidad nueva Iglesia o Iglesia íntegra de los Carmelitas de la Santa Faz, sino hasta el horario a que ha de someterse y la dieta que ha de observar. Dicta sobre la que, sin embargo, los mensajeros celestiales parecen haber estado dudando, ya que, por ejemplo, después de haber aconsejado o prescrito cuatro cafés diarios y prohibido el tabaco, se ha vuelto sobre lo dicho en una visión posterior y se han autorizado otras dos tazas de café y se ha permitido fumar.
La orden está constituida l) por los hermanos, 2) por las hermanas, y 3) por los casados. Los clérigos constituyen una orden independiente, mientras es Dios mismo quien pone sobre los hombros de Clemente la fundación y dirección de toda esta institución: «Orden de los Ultimos Tiempos que se prepara al recibimiento de mi próxima Venida. Brillaréis como las estrellas en la tierra para luego reinar Conmigo en el Cielo. Seréis la Orden reparadora de los Ultimos Tiempos». El mismo hábito y el escapulario también han sido diseñados por los celestes alfayates, y nada tiene de extraño, entonces, que el mismo Cielo haya entregado ya completa toda la nueva teología de la nueva Iglesia y preparado su levantamiento con ordenaciones sacerdotales y episcopales que constituyan una nueva Jerarquia eclesiástica para sustituir a la de la Iglesia católica, corrompida y herética y carcelera, además del Papa Pablo a quien se servirían productos químicos en el vino de la celebración eucarística para mantenerle inconsciente, imposibilitado de actuar y martirizado.