Ocultismo: ¿en qué se parece el año 2014 a 1914?
El año 2014 está marcado, en lo que a efemérides se refiere, por el centenario de la Primera Guerra Mundial, tal como podemos comprobar por los medios de comunicación y las novedades editoriales. Nunca está de más traer a la memoria estas tragedias, de manera que el recuerdo ayude a evitar que se repitan en el presente y en el futuro. Una de las referencias que más me ha llamado la atención ha sido la del escritor vienés –muy popular en su tiempo– Stefan Zweig (1881-1942).
Resulta que entre la abundante obra publicada del autor, algunos han recuperado para nuestra actualidad su autobiografía, titulada El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Por ejemplo, el periodista Ricardo Benjumea habla de “inquietantes paralelismos” entre 1914 y 2014, y lo hace fijándose tanto en la obra de Zweig como en las afirmaciones contundentes de un artículo editorial de la prestigiosa revista The Economist y resumiendo el caldo de cultivo que hizo posible la Gran Guerra en sus coordenadas políticas, económicas, culturales y éticas.
Vayamos por partes. Lo primero que nos interesa: ¿qué cuenta El mundo de ayer? Se trata de las memorias póstumas de Stefan Zweig, un sabio escritor que contemplaba cómo se desmoronaba el continente donde había nacido y vivido. Fue testigo de la Primera Guerra Mundial y los horrores que ésta trajo consigo acentuaron aún más su pacifismo. Años después, le tocó presenciar el segundo conflicto bélico principal del siglo XX.
Atemorizado por lo que veía venir, e impulsado por el estado en el que lo dejaban sus orígenes judíos, se estableció en Brasil, donde escribió este impresionante relato que fue publicado de forma póstuma, después de que se suicidara. Hasta ese extremo llegó el dramatismo con el que vivió la situación sobre la que escribía. Europa se venía abajo, su cultura se perdía y no era capaz de soportar un mundo así. De esta forma, tal como señala la editorial Acantilado en la sinopsis de la obra que ha publicado en español, se convierte en “referencia inexcusable para entender los desvaríos de un siglo devastador”.