Gesto definitivo de Benedicto XVI a los obispos lefebvrianos
Hace unos días mantuve un “intercambio de opiniones” con personas más o menos cercanas o favorables al lefebvrismo en la sección de comentarios de una noticia que dimos en Religión en Libertad, y que hablaba de la firma de los documentos del Concilio Vaticano II por parte de monseñor Marcel Lefebvre. Sostuve entonces, y sostengo ahora, una postura que se puede resumir en 3 puntos:
1- Que Juan Pablo II no tuvo más remedio que anunciar la excomunión de Lefebvre y los obispos ordenados por él. En realidad no es que él les excomulgara, sino que el hecho mismo de ordenar obispos en contra de la voluntad papal era motivo de excomunión, aunque Lefebvre alegó razones de conciencia.
2- Que Lefebvre cometió un grave error que hizo mucho daño tanto a la Iglesia en general como al tradicionalismo católico en particular.
3- Que a pesar de ello, tanto él como los obispos ordenados y el resto de lefebvrianos eran y son infinitamente más católicos que toda la tropa de seglares, teólogos, religiosos y sacerdotes “progres” y heterodoxos que siguen oficialmente dentro de la comunión eclesial aunque no confiesan de facto la fe católica.