21.01.10

Padres objetores: solos ante el peligro

Cuando el gobierno de Zapatero anunció su intención de adoctrinar a todos los niños y adolescentes de España mediante la asignatura Educación para la Ciudadanía, la derecha social puso el grito en el cielo y se preparó para movilizarse contra semejante afrenta al derecho paterno sobre la educación de los hijos. Hablo de derecha pero es de suponer que los ciudadanos de centro-izquierda que creen que el Estado no puede atentar contra ese derecho, también estaban en contra de las intenciones zapateriles.

Entre las reacciones más firmes contra la EpC estaban la de los obispos españoles. Muchos recordamos al cardenal Cañizares y a Monseñor Martínez Camino usando los programas de más audiencia de la Cope (esos que en breve van a oír cuatro gatos) para dar mil y una razones para oponerse a la asignatura. El por entonces Primado de España llegó a decir que “educación para la Ciudadanía es terriblemente mala, no solo por algunos de sus contenidos, sino sobre todo porque desfigura la verdad del hombre” y “los jóvenes de hoy también son robados: les roban el corazón y se lo llenan de ideología y pseudocultura“. Y como él, muchos prelados se unieron a esa parte de la sociedad civil que no estaba dispuesta a dejar la educación de sus hijos en manos de un gobierno que, en cuestiones de ética y moral, es de extrema izquierda.

Ahora bien, desde un primer momento hubo alguien que se mostró dispuesto a no secundar la oposición a la EpC. ¿Quién? Pues ni más ni menos que la FERE, la patronal de los colegios católicos. Es decir, aquellos que de verdad tenían en su mano bloquear y hasta boicotear la EpC, se echaron en brazos del gobierno a cambio de promesas etéreas de supuesto respeto a su ideario. No les importó oponerse a los obispos ni a los padres católicos que ya habían empezado a movilizarse para objetar. El concierto ($$$) o la afinidad ideológica con la izquierda pesaban más en la balanza. El propio cardenal Cañizares se quejó amargamente de la postura de la FERE: “Los obispos hemos dicho muchas cosas sobre diversos aspectos de la legislación educativa y ha habido sectores de la Iglesia que no han hecho caso“. “¡Qué bien aprovechan nuestras fisuras -prosiguió- quienes son enemigos del hombre para fomentar la división!“. Bien…. sigamos.

El Partido Popular también se opuso radicalmente a la EpC. Rajoy hizo de dicha oposición una de sus banderas y declaró en el Congreso, con el aire de solemnidad que el gallego da a algunas de sus frases, que el PP retiraría la asignatura del currículum escolar en caso de gobernar.

La objeción de conciencia se presentó entonces como el caballo de batalla contra las intenciones totalitarista del zapaterismo. Los padres objetores eran apoyados por el principal partido de la oposición, por los movimientos civiles favorables a la cultura de la vida y por gran parte de la Iglesia, en especial su jerarquía.

En relación a la objeción, el mismísimo cardenal Cañizares llego a decir era “legítima y que hay que asegurarla y respetarla“. Es más, escribió una carta a los centros religiosos de su archidiócesis en la que afirmaba que “no podemos ni debemos impartir a nuestros alumnos” la asignatura de EpC “tal y como está configurada en los reales decretos“. El caso es que al año siguiente, hasta los colegios que dependían directamente de la archiciócesis, dieron la EpC.

Así estaban las cosas hace un par de años. La realidad hoy es la siguiente: los padres objetores están solos, la Iglesia ha adoptado las tesis de la FERE y no hay un solo colegio de titularidad diocesana que se haya negado a dar la asignatura y el Partido Popular ha dicho que no piensa quitarla del currículum, conformándose con moderar sus contenidos pero dejando la puerta abierta a que otro futuro gobierno socialista vuelva a usarla como herramienta adoctrinadora.

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20.01.10

El cardenal Cañizares y la Cope

Empiezo reconociendo que el de la Cope es un asunto que me tiene hastiado. He escrito demasiado, en buena medida debido a que el año pasado para algunos parecía que no había otra cosa más importante en España que echar a Federico Jiménez Losantos y César Vidal de la cadena de los obispos. Una vez producida dicha salida y constatados los problemas que va a tener la emisora para mantener una audiencia que la haga viable económicamente, también he dado mi opinión. Pero lo normal sería que, una vez que Es.Radio va por un lado y la Cope por otro, las cosas se calmaran y se dijeran aquello de “que Dios reparta suerte”.

El caso es que en estos días se han dado dos circunstancias poco agradables. Por una parte, en una entrevista concedida a Carlos Dávila en su programa en Intereconomía TV, Losantos acusó al cardenal Cañizares de haberse corrompido al dar un giro espectacular por el cual pasó de apoyar su continuidad en la Cope a pedir su cabeza. Y ayer el Confidencial Digital informaba de que el cardenal Cañizares asegura sentirse muy de acuerdo con la nueva línea de la Cadena Cope y que antes se incumplía el ideario de la COPE “durante el setenta por ciento del tiempo de emisión.

Que el cardenal Cañizares pasó, en muy poco espacio de tiempo, de ser uno de los más claros adalides de la continuidad de Losantos en Cope a ser la clave para que saliera de la emisora es un dato que, por más que alguno pretendiera negarlo, no admite discusión. En su día fui informado de primera mano de las abundantes reuniones, generalmente para comer, entre Losantos y Vidal y el cardenal. Y sé, aunque por razones obvias no dije ni diré lo que don Antonio les contaba a los dos comunicadores acerca de la situación en España y el papel de aquella Cope. De repente esas reuniones y el apoyo cardenalicio acabaron, sin más explicaciones. La pregunta obvia es cuál es la razón de semejante cambio de criterio. Como es prácticamente imposible que el cardenal responda públicamente a dicha pregunta, las especulaciones se disparan. Se ha hablado de presiones políticas, institucionales -Rey-, vaticanas, etc. A mí, sinceramente, me da lo mismo. El caso es que el cardenal cambió de estrategia sin que eso fuera motivado por nada que Losantos o Vidal hicieran o dejaran de hacer, pues ellos siguieron la misma línea que se habían marcado años anteriores.

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19.01.10

Mi modestísima contribución al ecumenismo

El Papa ha vuelto a decir que el compromiso de la Iglesia Católica con el ecumenismo es irrenunciable. Benedicto XVI ha augurado que “el texto resultante del diálogo contribuirá positivamente al camino que conduce a la recomposición de nuestra unidad perdida“. Y yo estoy de acuerdo. De hecho, me he puesto manos a la obra. Ayer recibí el siguiente email de un protestante evangélico chileno con quien mantuve un “diálogo” interesante en junio del año pasado y que, meses después, parece que quiere volver a dialogar. Reproduzco el intercambio de emails.

Tanto tiempo, estimado.

¿Qué me puede decir en cuanto a Romamos 11:20-21?

Saludos desde Chile,

t

Mi respuesta:

Le puedo decir que son dos versículos de la Biblia. Curiosamente contrarios a la idea mayoritariamente entre los protestantes de que “una vez salvo, siempre salvo".

Saludos desde España,
LF

Réplica del chileno:

Hahahaha. Pues muy buena la respuesta :)

En realidad no entiendo bien eso de “una vez salvo, siempre salvo". Pero sí puedo decir que no creo que la salvación se pierda (Juan 6:65; 10:28), aunque eso no quiere decir que por el hecho de cumplir con ciertos ritos uno se asegura la salvación (como por ejemplo, una ‘oración de entrega a Dios’ o de ‘aceptar a Cristo en el corazón’). Hay muchos que creen que son cristianos porque han hecho estas cosas, pero sus vidas reflejan que realmente no conocen ni aman a Dios, es decir, que no han sido regenerados.

Bueno, le mandé esos versículos porque me pareció interesante el texto a continuación (lo vi en un Twitter):

The Church of Rome teaches that she cannot apostatize. But Paul says different (Rom. 11:20-21). . . to the Church of Rome.

t

Ante lo cual, le contesté:

Sí, bueno, el caso es que nunca se dijo que las puertas del Hades no prevalecerían contra Israel, ni que fuera la columna y baluarte de la verdad, ni la plenitud de Cristo. De la Iglesia sí.
Lo cual no quiere decir que muchos de sus miembros puedan ser desgajados del árbol de la vida. Pero la Iglesia, como tal, imposible.

Y sí, se puede ser salvo (estar en el árbol) y dejar de serlo. Lo dice la Escritura en ese pasaje de romanos. Entre otros.

LF

El bueno de “t", insistió:

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18.01.10

Respuesta de la Curia Generalicia de la Compañía de Jesús a la carta sobre el padre Masiá

Hoy he recibido la siguiente carta, cuyo remitente es la “Curia Generalizia della Compagnia di Gesú":

Sr. D. Luis Fernando Pérez Bustamante
C/….
Huesca
Spagna

12 de enero de 2010

Estimado Sr. Pérez Bustamante:

Respondo a su carta del pasado día 9 de enero al P. General, a la que acompañan numerosas firmas, y a la que adjunta una copia del reciente artículo del P. Juan Masiá que vierte afirmaciones por las que usted y todos los firmantes se sienten fuertemente heridos y agredidos.

Hoy mismo he puesto sus palabras en conocimiento del P. General, que era ya sabedor del tema, y me solicita que le envíe esta nota. Le agradezco en su nombre su actitud y su preocupación, que no serán ineficaces.

Un fraterno saludo en el Señor

Ignacio Echarte, SJ.
Secretario de la Compañía de Jesús

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16.01.10

¿Por qué permite Dios las catástrofes naturales?

Muchas personas se preguntan dónde está Dios cuando tiene lugar una catástrofe natural que deja un elevado número de víctimas humanas. Ocurrió tras el tsunami que asoló Indonesia y ha vuelto a ocurrir tras el terremoto que ha destruido Haití. ¿Puede ser bueno un Dios que permite estas cosas? ¿por qué no hizo nada para evitarlo?

Supongo que hay varias maneras de responder a esas preguntas. Yo no pretendo tener las respuestas perfectas, pero sí quiero compartir algunas reflexiones. Como supongo que alguna no será políticamente correcta, doy un aviso a navegantes: absténganse de cualquier interpretación que pueda indicar que no estoy profundamente conmovido por lo que ha ocurrido, y lo que ocurre, en el país caribeño.

En realidad la pregunta no debería ser el por qué Dios permite este tipo de desgracias sino por qué permite la muerte. Todos los días mueren miles y miles de personas en muy diversas circunstancias, lo cual provoca el dolor de sus seres queridos. Es cierto que cuando se produce una catástrofe natural, un accidente o un atentado con muchas víctimas, la sociedad se siente más conmovida. Yo lo sé bien porque mi padre murió mientras su avión se acercaba al aeropuerto de Bilbao. Si hubiera muerto en un accidente de coche o en un robo a mano armada, me habría quedado igual sin padre, pero la repercusión mediática habría sido inexistente. El dolor parece que se multiplica cuando lo sufren muchos a la vez. Sin embargo, Dios es el mismo cuando se muere de cáncer a los veinte años en la cama de un hospital que cuando se fallece aplastado por un edificio que no ha soportado un temblor de tierra.

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