Ya solo queda la eutanasia, la poligamia y la persecución de los cristianos
El 28 de noviembre de 1978, uno de los pocos obispos católicos que ejercía de buen pastor en España, tuvo a bien escribir una pastoral dirigida a sus fieles sobre el referendum para aprobar la Constitución. Esa que hoy sigue, al menos eso dicen, todavía vigente. Se trataba del Cardenal y Arzobispo de Toledo, S.E.R Marcelo González Martín, a la sazón Primado de España y más conocido como “Don Marcelo".
Decía don Marcelo:
Queremos cumplir con nuestro deber irrenunciable de responder a las consultas de los fieles y, vamos a hacerlo desde una perspectiva puramente moral y religiosa. Nos lo impone la misión que Cristo y la Iglesia nos han encomendado.
Como ven ustedes, la intención era cumplir con su deber como pastor. Ahora bien, eso se puede hacer de muchas maneras. Hemos leído tantas pastorales y documentos de diversas conferencias episcopales orientando el voto que, salvo notorias excepciones, ya nos hemos acostumbrado a un tipo de mensaje que sirve para salir del paso, cumplir el expediente y poco más.
El cardenal primado señalaba dónde estaba el quid de la cuestión en relación a la actual Constitución:
El hecho de que haya valores políticos que se estiman positivos no dispensa de ponderar seriamente los elementos negativos. ¿Estos elementos son acaso deficiencias tolerables, bien porque no pudiendo evitarlos se compensan con los valores positivos, bien porque tolerándolos se evitan males mayores? ¿O, por el contrario, son gusanos que inficionan toda la manzana, haciéndola dañina o inaceptable?
Efectivamente, por muy rica que sea una tarta, por muy bien presentada que esté, con una guinda en el centro de la misma, nadie en su sano juicio probaría un trozo si tuviera la duda de que está envenenada. Pues bien, ¿qué tipo de tarta es la que los españoles se tragaron en 1978? Don Marcelo lo explicó muy bien: