25.01.20

Don Celso, llega usted unos 40 años tarde

El arzobispo de Mérida-Badajoz está muy apenado por los planes del gobierno social-comunista de España. Está convencido de que lo que pretende es “sacar a Dios totalmente de la vida social".

El prelado español apela a la encíclica Caritas in Veritate de Benedicto XVI, concretamente a su punto 29 en el que se lee:

Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre en cuanto, habiéndolo creado a su imagen, funda también su dignidad trascendente y alimenta su anhelo constitutivo de «ser más». El ser humano no es un átomo perdido en un universo casual, sino una criatura de Dios, a quien Él ha querido dar un alma inmortal y al que ha amado desde siempre.

Y:

Cuando el Estado promueve, enseña, o incluso impone formas de ateísmo práctico, priva a sus ciudadanos de la fuerza moral y espiritual indispensable para comprometerse en el desarrollo humano integral

La solución, según don Celso, es esta:

Por todo ello, me parece tan fundamental que el Estado, sobre todo, defienda y promueva siempre el derecho a la libertad religiosa. Cierto que hay que estar muy atentos para que el ejercicio de este derecho no sea una cobertura para la obtención moralmente ilícita de poder y riqueza, mediante la violencia, sea física o moral; pero este fanatismo religioso, que impide el verdadero desarrollo humano, no puede ser tampoco cobertura para que el Estado y sus instituciones no respeten y fomenten el derecho fundamental a la libertad religiosa en su plenitud de contenido.

Vamos por partes. 

Don Celso tiene razón en que es lamentable que se quiera sacar a Dios totalmente de la vida social. Pero eso no ocurre ahora en el año 2020. Es lo que viene ocurriendo en España desde que se aprobó la Constitución de 1978. Es decir, se está cumpliendo al pie de la letra aquello de lo que advirtió “Don Marcelo", cardenal primado de España, en su Instrucción pastoral previa al referéndum sobre dicha Constitución. Cito:

Estimamos muy grave proponer una Constitución agnóstica –que se sitúa en una posición de neutralidad ante los valores cristianos- a una nación de bautizados, de cuya inmensa mayoría no consta que haya renunciado a su fe. No vemos cómo se concilia esto con el “deber moral de las sociedades para con la verdadera religión”, reafirmado por el Concilio Vaticano II en su declaración sobre libertad religiosa (DH, 1). No se trata de un puro nominalismo. El nombre de Dios, es cierto, puede ser invocado en vano. Pero su exclusión puede ser también un olvido demasiado significativo.

Consecuencia lógica de lo anterior es algo que toca a los cimientos de la misma sociedad civil: la falta de referencia a los principios supremos de ley natural o divina. La orientación moral de las leyes y actos de gobierno queda a merced de los poderes públicos turnantes. Esto, combinado con las ambigüedades introducidas en el texto constitucional, puede convertirlo fácilmente, en manos de los sucesivos poderes públicos, en salvoconducto para agresiones legalizadas contra derechos inalienables del hombre, como lo demuestran los propósitos de algunas fuerzas parlamentarias en relación con la vida de las personas en edad prenatal y en relación con la enseñanza.

Como ve usted, don Celso, don Marcelo dijo que iba a pasar lo que ha venido pasando en estos últimos 41 años, de forma que lo de ahora es solo un paso más en esa dirección.

La cuestión es muy fácil. Si se asume, se defiende, se alienta y se hace apologética favorable a un sistema, el democrático liberal, por el cual se aparta a Dios y su ley al ámbito de la intimidad de cada cual, y todo depende del sentido del voto a la hora de decidir cuáles han de ser la leyes y cuál la orientación de la sociedad, luego no nos podemos rasgar las vestiduras.

No se puede defender la democracia que “retira” la soberanía de Dios para entregarla en manos del pueblo -o sea, de la masa adoctrinada por élites partitocráticas- y luego lamentarse del divorcio, el aborto, todo positivismo jurídico contrario a la ley natural, etc. Como dijo un buen sacerdote extremeño en una conferencia reciente, recogiendo el pensamiento de Mons. Guerra Campos, “la incoherencia consiste en que se aprueba el árbol y después se rechazan los frutos” y “con los votos de los fieles católicos se han implantado los mismos males que luego se critican".

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23.01.20

De Papas y globalismo

Leo que el bueno de Carlos Esteban está preocupado porque el Papa ha nombrado a Dani Rodrik miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, órgano de la curia presidido por Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, ese insigne arzobispo que tuvo a bien decir, y a día de hoy no ha pedido perdón por ello, que China es el país donde mejor se aplica la doctrina social de la Iglesia (sic), lo cual es una forma como otra cualquiera de mofarse de los mártires y confesores católicos chinos.

Dice don Carlos:

Razona Rodrik que entre la existencia de la globalización económica, la democracia y los estados nacionales hay que elegir dos de ellas, porque las tres a la vez es imposible. Imaginen cuál de las tres se descarta. Rodrik postula la creación de una autoridad mundial compuesta por técnicos con competencias para imponer a todos los habitantes del planeta unas mismas normas como condición necesaria para que el sistema funcione.

Y añade:

La querencia del Santo Padre por el globalismo, por la desaparición de los Estados y la constitución de un gobierno mundial no es cosa de ayer ni algo que lleve precisamente en secreto.

Tiene razón. De hecho, este año es el elegido por el Vaticano para apoyar una serie de eventos que apuntan claramente a fortalecer una globalización dependiente de entidades supranacionales. A saber:

- Marzo. Evento “Economía de Francisco". El P. Iraburu ya escribió un post sobre el tema, así que poco más tengo que decir. Cito un párrafo de sus conclusiones:

Si la invitación pontificia al evento de Asís-2020 logra una respuesta numerosa de jóvenes economistas y emprendedores procedentes de todo el mundo, formados en muy diversos credos religiosos o en sistemas filosóficos y económicos contradictorios, será imposible alcanzar un «pacto común», un «cambio global», capaz de «poner en marcha un nuevo modelo económico, fruto de una cultura de comunión, basado en la fraternidad y la equidad». No será posible lograr un acuerdo entre los asistentes que creen en Dios y la otra parte –una gran parte– que consideran las religiones como el obstáculo mayor para una fraternidad universal. Agua y aceite.

- Mayo, día 14. Evento mundial bajo el lema “Reconstruir el pacto educativo global". El Papa lo anunció en el siguiente vídeo:

No busquen ustedes en el vídeo una sola mención a la fe católica, al Señor Jesucristo, etc. No existe. Al contrario, el Papa habla del documento que firmó con el gran imán de Al Azhar en Abu Dhabi, en el que se aseguraba que “el pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos".

- Junio. “Declaración de amistad entre religiones”. Se firmará en La Haya y por supuesto el Papa ha dado su apoyo. Vean como se presenta el tema en este vídeo:

En ese mismo sentido, es altamente significativo lo que reveló ayer el Rabino David Rosen. Entrevistado por Zenit, aseguró que el papa Francisco había afirmado que todas las diferencias religiosas se deben subordinar a nuestra humanidad

Como ven ustedes, nos quieren llevar hacia una globalización poítico económica, educativa y religiosa.

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20.01.20

Pin, piripín, pin, pin

Llevamos días en España con un acalorado debate sobre el denominado “pin parental” aprobado por el gobierno de la comunidad autónoma de Murcia y denunciado por el gobierno social-comunista de Sánchez e Iglesias.

El pin parental es una solicitud escrita que va a dirigida a los directores de los centros educativos en la que los padres piden que les informen previamente sobre cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones sobre moral sexual, identidad de género, feminismo o  “diversidad” LGTBI, de tal forma que los padres den o nieguen su consentimiento para que sus hijos asistan. 

El mero hecho de que se ponga en duda el derecho de los padres a tener control sobre lo que se enseña a sus hijos en la escuela en esas materias indica ya el nivel de descomposición de la sociedad española.

Seamos claros. Lo que hay que combatir en primer lugar no es el pin parental sino que se use la escuela para pervertir niños. Y cuando hablo de pervertir, no exagero. Elentir nos cuenta en su blog Contando Estrellas que en La Coruña se dan talleres sobre “vivencia del placer escolar” para niños de 4 y 5 años. Y que no se diga que esto es cosa solo de la izquierda. El Partido Popular del señor Casado y el señor Feijoó, votó a favor de esa salvajada. 

La idea de que “a mí me importa un pimiento cómo eduquen en la escuela al hijo del vecino, mientras al mío no le eduquen igual” es tentadora. Pero resulta que “mi hijo” va a convivir, a entablar amistar, a construir su personalidad al lado de todos los “hijos de los vecinos". Por tanto, el problema mayor no es cómo eduquen a nuestros hijos, sino cómo quieren educar a TODOS los niños y adolescentes. 

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19.01.20

Pagola se nos ha hecho pentecostal

En su última “reflexión” semanal, el sacerdote y teólogo vasco José Antonio Pagola, da su visión sobre lo que debe ser el verdadero cristianismo, alejado de doctrinas, normas y ritos externos que, a lo sumo, vienen a ser la decoración de la “verdadera” vida espiritual.

Pagola empieza su artículo con una tesis ciertamente peculiar:

Algunos ambientes cristianos del siglo I tuvieron mucho interés en no ser confundidos con los seguidores del Bautista. La diferencia, según ellos, era abismal. Los «bautistas» vivían de un rito externo que no transformaba a las personas: un bautismo de agua. Los «cristianos», por el contrario, se dejaban transformar internamente por el Espíritu de Jesús.

Resulta que ese “rito externo” fue asumido por el mismísimo Jesucristo, que se hizo bautizar por San Juan. Resulta que el bautismo del agua fue siempre cosustancial con el cristianismo, siquiera sea porque fue lo que Cristo mandó hacer a sus apóstoles, y siquiera sea porque lo primero que hicieron aquelos que creyeron las palabras de San Pedro en la primera predicación pública de la Iglesia fue bautizarse (Hech 2,41).

Y eso de que el bautismo de agua no “transforma” a las personas, ¿de dónde se lo saca este sacerdote “católico"? A menos que también hayan cambiado esa doctrina -hoy puede pasar cualquier cosa- el bautismo lava todos los pecados de aquel que lo recibe -en el caso de los bebés, el pecado original-. De hecho, no se me ocurre nada más transformador que pasar de no ser hijo de Dios a serlo.

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4.01.20

Apiádate de España, Señor

Cuando se acepta que Dios deje de ser el soberano efectivo de una nación en sus leyes. Cuando se entrega la soberanía de Cristo en manos del sufragio universal, de las mayorías manipuladas y pastoreadas por una oligarquía partitocrática. Cuando se adora al Baal de los valores de la Ilustración,y se trabaja en favor del consenso que deja al Creador fuera del lugar que le corresponde, aceptando que, a lo sumo, sea un elemento “más” del cuadro institucional. Cuando se proclama el derecho al error incluso en materia religiosa y a ello se le llama libertad. En resumidas cuentas, cuando no solo se asume como inevitable la apostasía sino que se colabora activamente con la misma, ¿qué es lo que se pretende recoger? 

Muchas voces se alzan estos días advirtiendo del abismo al que se dirige España con un gobierno encabezado por un traidor capaz de vender la unidad de la nación a cambio de mantenerse en el poder. Pero por mucho que Pedro Sánchez sea un Judas Iscariote, está muy lejos de ser el único. Por mucho que sea un mentiroso contumaz, capaz de decir una cosa y la contraria de un día para otro, no es el único. No fue él quien juró sobre la Biblia defender algo que luego destruyó. No fue él quien asumió que la familia y el derecho a la vida iban a ser aniquiladas en al actual régimen político.

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