Eutanasia para no creyentes (I)
Quaestio Quodlibetalis 14. Los artículos que se escriben son como botellas con mensaje lanzadas por un náufrago. Uno nunca sabe dónde irán a parar o quién los leerá. En ocasiones, un artículo recibe comentarios meses o incluso años después de su publicación. Confieso que, cuando eso sucede, siento una gran alegría, al pensar que lo que he escrito sigue despertando el interés de personas que no conozco y, probablemente, nunca conoceré.
El otro día, recibí un par de comentarios en un artículo escrito hace nueve meses, sobre el suicidio asistido o la eutanasia. Los comentarios, firmados por Sueiro, defendían el suicidio asistido o la eutanasia, primero desde un punto de vista bíblico y, después, para los no creyentes:
¿podría usted precisar quién es el titular de la vida humana para alguien que no sea creyente?
Esta pregunta plantea un tema esencial, porque, nosotros los cristianos, al hablar de la eutanasia, solemos alegar inmediatamente que la vida es de Dios y no nuestra. Sin embargo, las normas morales tienen que ser universales y, si la eutanasia es rechazable, lo tiene que ser para todos los hombres, también para los que no creen en Dios. Puede que los cristianos lo vean con más facilidad, pero debe ser posible argumentar desde la razón humana y la naturaleza del hombre, desde lo que es bueno, justo y adecuado, desde lo que le lleva a la felicidad.