El Anglicanismo, sin doctrina propia
Un lector, Marcos, que conoce bien Inglaterra y el ambiente religioso por aquellos lares me ha enviado estos interesantes párrafos sobre el Anglicanismo y sus diversas variantes, incluyendo a los anglocatólicos. Como me han resultado muy interesantes, a pesar de su brevedad casi telegráfica, los reproduzco en este post separado, esperando que aclaren algo a quienes no conozcan nada del tema y permitan a los demás profundizar en él.
Un aspecto esencial para entender el Anglicanismo, como se refleja muy bien en lo que escribe Marcos, es que no es algo equivalente a la Iglesia Católica, simplemente con algunas pequeñas diferencias. Es algo radicalmente distinto y vinculado en su esencia a una realidad étnico-nacional, de manera que, cuando la identidad nacional desaparece, forzosamente tiene que entrar en crisis y disolverse, como estamos viendo actualmente.
Quizá Marcos pueda responder a las preguntas que hagan los lectores interesados en el Anglicanismo y el Catolicismo en Inglaterra.

Estos últimos días, se ha celebrado en Roma el Sínodo de Obispos para África, con más de 200 prelados africanos presentes para discutir asuntos pastorales, morales y litúrgicos, además de los problemas políticos y sociales que afectan a la Iglesia en el continente. Increíblemente, las noticias se centran casi exclusivamente en el hecho de que los obispos africanos han recomendado, como siempre, la castidad y la fidelidad y han rechazado una vez más el uso de los preservativos. Parece que es lo único que les interesa a los medios. Nos jugamos el futuro de la Iglesia en todo un continente y los periódicos continúan con sus obsesiones habituales.
No sabría expresar la alegría que ha sido para mí leer la noticia del brazo tendido de la Santa Sede a los anglocatólicos, que siempre me recuerdan a Newman, Froude, Baring, Knox y a la esposa de Chesterton.
A continuación, transcribo, junto con mis comentarios, el comunicado del obispo anglicano de Madrid, Carlos López Lozano sobre la creación de los nuevos ordinariatos para los conversos del anglicanismo.
El pontificado de Juan Pablo II fue el tercero más largo de la Historia de la Iglesia. A lo largo de tantos años, el último Papa dejó una huella imborrable en la Iglesia y en muchísimos católicos.









