19.07.09

Yo quiero ser así de mayor

Creo que ya he dicho otras veces que es una pena que no nos fijemos más en las lecturas de la Escritura que se proclaman en Misa. Si lo hiciéramos, enseguida nos saltarían a la vista multitud de extrañezas que nos ayudarían a comprender mejor lo que realmente se está diciendo en la lectura.

Voy a dar un ejemplo. En la segunda lectura de hoy, San Pablo dice que Jesucristo “hizo de los judíos y de los gentiles un solo pueblo; Él destruyó, en su propio cuerpo, la barrera que los separaba: el odio”. ¿Por qué habla de una barrera? ¿Era simplemente una forma de hablar? Parece ser que, al decir eso, estaba pensando en el Templo de Jerusalén, que, para cualquier judío, era el símbolo y el paradigma de la relación con el Señor. La parte importante del Templo, es decir, donde se rendía culto a Dios, estaba prohibida para los que no eran judíos. Los gentiles sólo podían pasar a aquellas zonas en las que se cambiaba dinero, se vendían animales, etc. Había un muro que no podían traspasar, bajo pena de muerte. Es decir, ese muro o barrera del que habla San Pablo en su carta era un muro material, que se podía tocar y que a San Pablo le recordaba algo mucho más importante: la separación entre judíos y no judíos en la Historia de la Salvación, que los gentiles estaban separados de Dios y sometidos a la muerte por el pecado, hasta que llegó Cristo.

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18.07.09

Triángulo amoroso

Recojo hoy en el blog este texto que me ha enviado Cristhian y en el que nos cuenta algo de su boda y de su peculiar triángulo amoroso. Que lo disfruten.

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Al preparar nuestra boda, no teníamos mucho dinero así que no había para fiesta, mas que un ágape pequeñito y una casi escapada que llamaríamos “luna de miel” ;), por eso todos nuestros esfuerzos y recursos estaban concentrados en la Eucaristía, los dos teníamos claro que eso era lo importante. Allí estábamos reunidos, mi novia (ahora esposa :P), el sacerdote que nos oficiaría y yo, afinando los últimos detalles de la ceremonia.

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16.07.09

Cuatro brochazos

Un lector, Pacojota, me ha enviado este vídeo de un pintor loco que se lanza a dar brochazos y a pelearse con un cuadro, sin orden ni concierto. Les invito a que lo disfruten. Hay que verlo hasta el final. Son menos de cinco minutos y merece la pena.

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No he puesto el vídeo simplemente por la “proeza pictórica”, aunque ésta, ciertamente, llame la atención. Creo que puede ser un símbolo de algo más profundo. Constituye una parábola muy gráfica de lo que es la vida cristiana y que puede quedar grabada en nuestra retina.

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15.07.09

Cerca/lejos. Respuesta a una objeción sobre el amor

Quaestio quodlibetalis XVIIIb. Una de las mejores cosas de escribir en un blog es que recibe uno muchas preguntas interesantes, que ayudan a corregir y perfeccionar lo que se dice. Al hilo del artículo titulado “¿Nos quiere Dios a todos lo mismo?”, yo afirmaba que los seres humanos sólo podemos amar de verdad a quien tenemos cerca de algún modo. Un comentarista, Pedro-1, presentó, entre otras cosas, las siguientes preguntas/objeciones:

Subrayas en negrita que “a quien podemos querer es a los que tenemos cerca". Sería muy triste y muy poco recomendable que tuviera que ser siempre así. […] millares de monjas lavan, alimentan, curan y atienden a muchos enfermos de quienes no saben el nombre porque los quieren. Hay personas que se han metido en una vivienda en llamas para salvar a un anciano o a unos niños porque los quieren aunque no los conozcan. […]

Quien se va a una misión en África, va por amor a esas personas a quienes ya quiere y que aún no conoce. Luego los misioneros quieren muy en general. Y los sacerdotes y las monjas y los voluntarios de Cáritas y de otras organizaciones que ayudan en España y en el resto del planeta. Yo creo que los hombres podemos y debemos amar en general y en particular. […]

“Si hablamos en general, no hablamos de verdadero amor, sino de una simple benevolencia". La simple benevolencia o algo más noble ya los sienten los paganos. Pues entonces que mal hemos entendido a Jesús que nos pidió que amásemos a nuestros enemigos. Si por quienes no nos odian ni buscan nuestro mal sólo sentimos una simple benevolencia, es decir una simple simpatía ¿qué podremos sentir por quienes desean hacernos daño?

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13.07.09

Por qué la gente no se confiesa

No, no voy a hablar de los casos de pederastia. Son algo inexpresablemente horrible pero, al menos, son poquísimos en comparación con el número total de sacerdotes. Voy a hablar de algo mucho más extendido, que me resulta más cercano y cuyas consecuencias he sufrido en multitud de ocasiones.

El tema me lo ha sugerido un artículo aparecido en Religión Digital titulado “España ya no se confiesa. En él, se habla de cifras muy tristes sobre la confesión en nuestro país (aunque no queda muy claro de dónde salen esas cifras). Aparentemente, el 80 % de los católicos españoles no se confiesa.

No son estas cifras, sin embargo, las que han hecho que me subiera la sangre a la cabeza. Lo que me ha fastidiado sobremanera es que el artículo parece atribuir este problema a los fieles. Ya he oído a muchos sacerdotes decir lo mismo: “es que la gente no viene a confesarse”, “prefieren otras cosas”, “no nos ven como intermediarios ante Dios”, “creen que no tienen pecados”… No es extraño que el artículo concluya que la confesión es un “sacramento destinado a desaparecer”.

Leer o escuchar este tipo de cosas me deja patidifuso. ¡Curas sinvergüenzas! Si no me lo desaconsejaran la caridad cristiana y el respeto debido a los ungidos del Señor, añadiría un párrafo entero de insultos. O dos, que el papel es barato, sobre todo el virtual.

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