Un millón de muertos – Delenda est Carthago
Como ya habrán supuesto los lectores, el título de este artículo hace referencia a la conocida novela de José María Gironella, “Un millón de muertos”. En ella, Gironella escribe sobre la última guerra civil española y da la mencionada cifra de víctimas mortales del conflicto, que se ha convertido en un número mítico. Esta cifra, según creen los historiadores, es muy exagerada y el número real de caídos en la guerra, de ambos bandos y tanto civiles como militares, debió acercarse más a los doscientos cincuenta mil.
En contraste, esa cifra terrible de un millón de muertos, cuatro veces superior a la de las víctimas de la guerra, se ha superado hace poco en España en un contexto diferente: el aborto legalizado. Es algo que no puede dejarnos indiferentes. Es comprensible que la guerra civil haya marcado profundamente la historia y la conciencia de España en los últimos setenta años y, sin embargo, su gravedad palidece ante la escalofriante masacre que se está produciendo ante nuestros ojos.

Hoy que es San Bernardo, me he acordado del magnífico himno Iesu, dulcis memoria, que se le atribuye. Es, sin duda, una obra maestra de la Iglesia medieval, que todo cristiano debería conocer.
San Juan Crisóstomo (que, en griego, quiere decir boca de oro) nació en el s. IV en Antioquía y fue hijo de otra santa, Antusa (Atención a las madres: este ha sido el caso de muchos santos, como San Agustín o San Bernardo, que ya desde los brazos de su madre fueron aprendiendo el amor de Dios y la imitación de Cristo).
Navegando por la red, he descubierto con sorpresa que uno de los artículos que he publicado en este blog, “” había sido recogido por una página web.
Estos días de agosto, en los que hay muy poca gente en Madrid, las misas parecen a veces algo tristes, con las iglesias casi vacías. En algunos casos, el sacerdote no se molesta siquiera en pronunciar una homilía, porque “para cuatro gatos que hay…”








