Una buena noticia para las universidades católicas
Hay noticias que a uno le hacen sonreír. No todo lo que sucede por ahí es malo, gracias a Dios. Y, a veces, las noticias agradables son totalmente impredecibles. Hoy me ha hecho sonreír una de esas noticias que no parecen cosa de risa: A una universidad católica americana le han quitado las autoridades federales los privilegios que tienen allí las universidades confesionales.
Los lectores se preguntarán: ¿Qué tiene eso de buena noticia para las universidades católicas, como dice el título? ¿No es un ataque a las universidades católicas del relativismo abortista obamaniano, al estilo del laicismo zapateril pero en yanqui? Hasta donde yo puedo ver, no. Y la diferencia está en las razones por las que se ha tomado esa medida: las autoridades norteamericanas han decidido que esa universidad “católica” no era lo suficientemente católica en realidad. Y tienen toda la razón del mundo.

Hace tiempo, hablábamos en este blog del
A continuación, recojo en el blog la carta que 144 profesores de Teología de habla alemana dirigieron hace unos días a los obispos para “dialogar” sobre temas como parejas homosexuales, fin del celibato sacerdotal, mujeres sacerdotes, divorcio, democracia en la Iglesia, etc. Aprovecho para agradecer a Fredense que la haya traducido del alemán (teniendo que tragarse por ello un bodrio de estas características)
Participante invitado: El P. Robert Longshanks es un antiguo anglo-católico que cruzó el Tíber hace cincuenta años. Conocido (a sus espaldas) por sus compañeros sacerdotes como Father “Battleaxe” Bob, se comenta que su propio obispo le tiene algo de miedo desde que le dijo que “el problema de Inglaterra ha sido siempre que sus obispos no están dispuestos a morir mártires”. Actualmente ejerce la cura de almas en una pequeña parroquia de Sussex.
Un lector (Francisco Javier) dejó ayer un comentario en el blog que me hizo pensar bastante. Hablábamos en el último post sobre un político que afirmaba ser contrario al aborto pero, a la vez, como lo más natural del mundo, señalaba que ahora lo verdaderamente importante es la crisis económica. Es decir, lo mismo que habría podido decir casi cualquier político español. Ante esa barbaridad y otras semejantes, decía el lector:



