11.02.12

Otra historia de Setteville

sacerdoteQuizá recuerden los lectores la entrañable historia de la parroquia de Setteville, en los suburbios de Roma, que contamos en este blog en el post Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Hoy, Óscar me envía otro relato de aquella pequeña parroquia, la historia de su suegro: hijo de familia humilde, reparador de antenas, doctor en Matemáticas, padre de familia, abuelo, viudo y, finalmente, sacerdote. También reaparece en la historia nuestro viejo conocido de Setteville: el sacerdote Don Gino.

Es fantástico pensar que cada pequeña parroquia, de las incontables que existen en la Iglesia Católica, tendrá sus historias como éstas, cuajadas de milagros y de la gracia de Dios. Qué grande es Dios y qué maravillosas son sus obras.

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6.02.12

Benditos pesados

Pesado¿Quién no conoce a un pesado? ¿A dos, a tres, a multitud de ellos? El gris ejército de los pesados patrulla por calles y veredas, buscando incautos a los que aburrir hasta la nausea. Sólo verlos de lejos, hace que nos encojamos y deseemos estar a kilómetros de distancia. El pesado genuino, el de pata negra, suele sufrir un síndrome conocido por la Medicina como “percepción neuronal selectiva”. Es decir, su cerebro es incapaz de percibir que sus interlocutores hacen gestos de impaciencia, miran constantemente el reloj, intentan infructuosamente alegar que tienen prisa y, en algunos casos, mueren de frío o hambre mientras él sigue hablando y sigue hablando y sigue hablando, interminablemente.

La Iglesia no carece de sus pesados. Tiene pesados seglares y pesados clérigos, a lo Fray Gerundio. Tiene pesados y pesadas, pesaditos y pesadazos, aficionados a la pesadería y expertos en pesadismo. Pesados que pronuncian sermones en los que no se dice nada durante horas, pesados que redactan documentos que nadie puede leer sin caer dormido, pesados que escriben en blogs y pesados que viven para prolongar reuniones hasta el infinito. Toda parroquia que se precie tiene sus pesados residentes, muy orgullosos de haber conseguido que más de un párroco haya encanecido prematuramente. El número de los pesados es (o al menos parece ser) infinito.

Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que los pesados son la plaga de las parroquias y de los grupos católicos…

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2.02.12

Bendición de las candelas

Presentacion en el templo,  Fray BartoloméUna pregunta, por curiosidad, a los lectores que hayan ido hoy a Misa: ¿Se ha hecho la bendición de las candelas en la parroquia a la que hayan ido? Lo pregunto porque es una bonita tradición pero me da la impresión de que se está perdiendo, a pesar de formar parte de los ritos litúrgicos previstos por la Iglesia para hoy. De hecho, muchos niños y jóvenes ya no asocian la idea de la Virgen de la Candelaria con el nombre oficial de la fiesta de hoy: La Presentación del Señor (es decir, la presentación de Jesús en el Templo, contada en Lc 2). Es una fiesta antiquísima, que se celebraba ya en los primeros siglos de la Iglesia. En el Misal anterior al Concilio Vaticano II, la fiesta se denominaba la Purificación de nuestra Señora y estaba muy centrada en la Virgen María (de ahí la advocación de Virgen de la Candelaria, relacionada además con una aparición en Tenerife en el siglo XIV), pero actualmente se resalta más en la liturgia la figura de Cristo, presentado en el Templo por ser el cumplimiento y la plenitud de la Antigua Ley (aunque esto no excluya, por supuesto, el papel de la Virgen en la celebración). Se celebra el día 2 de febrero por ser cuarenta días después del nacimiento de Cristo, el plazo que marcaba la ley de Moisés para la purificación de las mujeres que habían dado a luz (Lv 12,1-8), ocasión que la Sagrada Familia aprovechó para cumplir otro precepto: la presentación de los primogénitos en el Templo.

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16.01.12

César Vidal y el prejuicio anticatólico (XI)

César Vidal 9En este artículo de la Serie anticatólica de D. César Vidal, se sigue tratando la idea del autor de que la izquierda, en realidad, es una copia de la Iglesia Católica. Como copia, no ha conseguido ser tan malvada como su maestra, pero hace lo que puede en el campo de la maldad.

La idea de que la izquierda copia a la vez que deforma muchas cosas del cristianismo es muy interesante y en buena parte acertada. Como decían Chesterton y Belloc, todos los conflictos humanos son, en su raíz, de tipo teológico. Además, como señala la teología católica, todo lo malo es siempre deformación de algo bueno, ya que sólo Dios puede crear y el demonio y el pecado lo único que hacen es pervertir o deformar lo creado por Dios. Sin embargo, D. César convierte esta idea tan interesante y procedente de la teología católica en una caricatura que sólo se utiliza para el propósito fundamental de la serie: dar golpes a la Iglesia, venga o no venga a cuento.

Quizá en este artículo más que en los anteriores, D. César muestra que ha caído de lleno en lo peor que puede hacer un historiador: en lugar de tratar de describir la realidad e interpretarla, decidir a priori cómo debe ser la realidad e ignorar, deformar o negar cualquier dato que se oponga a sus teorías. Precisamente por ello, nada nuevo aporta este artículo con respecto a los anteriores, sino que se limita a pasar revista a todo lo dicho en los otros artículos de la serie y “mostrar” que todo ello se aplica también a la izquierda española, aunque en menor medida, como aprendiz de la Iglesia. Los datos históricos y la realidad, como en otras ocasiones, son meras bajas colaterales.

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8.01.12

César Vidal y el prejuicio anticatólico (X)

César Vidal 8En este nuevo artículo de la serie anticatólica de D. César Vidal, se comparan las dos grandes bestias negras del autor: la Iglesia y la izquierda. Y, para que quede claro cuál es la que D. César considera más perjudicial para el ser humano en general y para España en particular, el autor intenta demostrar que la izquierda en realidad es un aprendiz de la Iglesia en lo que a destruir el país y la libertad se refiere.

Si en otros artículos de esta serie se encontraban multitud de datos erróneos, incompletos, seleccionados de forma parcial y mal interpretados, en este artículo llama la atención la ausencia total de datos. Parece tratarse de una mera elucubración de D. César basada, esencialmente, en su dogma fundamental de que todo lo malo tiene que tener un origen católico. Para los que no creemos en ese curioso dogma, la argumentación resulta más bien cómica. Mis comentarios en rojo.

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