El hilo invisible, monos adiestrados y la parroquia de D. Jorge
Varios lectores me han señalado una preocupación que les corroe sobre los distintos relatos cortos de El hilo invisible, ganadores del I Premio de Literatura Católica Vita Brevis. ¿Es posible que ese estupendo libro no sea obra de autores reales, sino el resultado de los esfuerzos de una serie de monos adiestrados escribiendo a máquina durante millones de años?
Por un lado, el gran valor literario de los relatos parece desmentir esta posibilidad. Por otro lado, sin embargo, en tiempo de crisis resultaría mucho más barato pagar a unos monos con plátanos y cacahuetes. Además, todos sabemos que el blog de Luis Fernando en realidad lo escribe un oso hormiguero enano del Japón mientras busca insectos con la trompa entre las teclas del ordenador. Y Luis Fernando Pérez Bustamante es uno de los autores que participan en El hilo invisible. Así pues, aunque inverosímil, la cosa en cierto modo es posible.
Los lectores quieren saber la verdad. Un comentarista residente en la ciudad de Noplaceatall, en Washington, me confesó ayer que no duerme desde hace semanas, obsesionado por la cuestión (bueno, y por el uso constante de porros de marihuana, que acaban de ser legalizados en ese estado).