9.09.15

Polémicas matrimoniales (XXXI): Mons. Agrelo elegido para el Sínodo

No suelo leer a Monseñor Santiago Agrelo, arzobispo (español) de Tánger, porque en ocasiones me entristece lo que dice, pero creo que conviene hacerlo, porque es uno de los dos obispos elegidos por la Conferencia Episcopal del Norte de África para participar en el Sínodo sobre la Familia. La primera opción de los obispos norteafricanos es Mons. Vesco, de quien ya hablamos en otra ocasión. D. Santiago fue elegido en segundo lugar, de manera que acudirá al Sínodo si el primero no puede hacerlo.

En relación con esa elección, D. Santiago ha publicado en gallego (y en castellano por entregas en su Facebook) una larga disertación titulada “Iglesia, lugar de la compasión de Dios”, como “reflexión personal” en preparación de la celebración del Sínodo. La publicación en gallego fue, significativamente, en la revista Encrucillada, un conocido medio heterodoxo en el que colaboran frecuentemente teólogos con opiniones opuestas a la enseñanza de la Iglesia, como Xavier Pikaza, Andrés Torres Queiruga, Sor Teresa Forcades, José Antonio Pagola, Victorino Pérez Prieto, etc.

Como preveía, el texto ha empezado entristeciéndome, al leer la definición que D. Santiago da de la verdad:

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28.08.15

Polémicas matrimoniales (XXX): no tienen vergüenza

Hemos hablado un par de veces ya de una petición pública que algunos “teólogos” españoles han hecho al Papa para que dé la comunión a los divorciados en una nueva unión. Se trata de una iniciativa realizada a través de la plataforma Change.org, que permite que los particulares recojan firmas para todo tipo de cosas. El hecho de que haya sido urdida por Religión Digital con la colaboración de un grupito de teólogos heterodoxos ya dice mucho sobre la propuesta. Como era de esperar, la calidad de los argumentos esgrimidos es ínfima y, de no ser por los firmantes originales, uno estaría tentado de imaginar que es obra de algún becario adolescente al que le parezca muy significativo tutear al Papa, por ejemplo.

Al margen de todo eso y para aviso de navegantes desprevenidos, conviene señalar que la petición empieza con una falsedad descomunal, cuyo único camuflaje es la desvergüenza y el desparpajo con los que se propone como si fuera cierta. En efecto, a nadie se le ocurriría que una persona normal vaya a mentir de forma tan descarada y en eso precisamente reside la fuerza del engaño. Veámoslo.

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27.08.15

Polémicas matrimoniales (XXIX): ¿qué fue de D. Joan Carreras?

Hace unos meses, dediqué un par de artículos a las afirmaciones que D. Joan Carreras del Rincón, sacerdote granadino, hacía en su blog sobre el matrimonio. Como ya indiqué, sus afirmaciones me parecían muy graves, porque destruían la concepción católica del matrimonio, separando matrimonio y sexualidad cristiana, igualando matrimonio y convivencia, criticando el “puritanismo” de Trento o negando la potestad de la Iglesia referente al matrimonio, entre otras cosas. En aquella ocasión, hubo varios lectores que se escandalizaron de que se pudiera criticar a un sacerdote del Opus Dei y experto canonista.

¿Qué ha sido de D. Joan Carreras desde entonces? Pues bien, me entristece señalar que D. Joan, como él mismo ha anunciado en su muro de Facebook, firmó ayer la petición para que el Papa introduzca el divorcio en la Iglesia, dando la comunión a los divorciados que conviven con otra persona en una nueva unión. Me entristece, pero, la verdad, no me extraña, porque sus posturas llevaban inevitablemente a esto, a pesar de la buena intención que, sin duda, tiene D. Joan.

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25.08.15

Higinio Fernández: ¡Granconcurso! - Florilegio kasperiano de autores españoles

Participante invitado: Higinio Fernández, licenciado en Teología Pastoral Buenista por la Universidad Koinonía de Teología a Distancia y profesor en el Instituto de Ciencias Sociorreligiosas de Parla (Madrid). Está casado y mantiene el blog Todos somos hijos de Dios en Multirreligión Digital.

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19.08.15

Propuesta para el Sínodo (VI): no os engañéis

Así dice el Señor: “No os engañéis” (Jer 37,9; cf 1Cor 6,9-10).

Cuando yo era pequeño, aún se enseñaba a los niños la “prueba del nueve”. Se trataba de una serie de sencillas operaciones que permitían comprobar si había algún error en el resultado que se había obtenido en una división complicada. Era un ejercicio meramente práctico, o si se quiere mecánico, porque su fundamento teórico es bastante más complicado que una división, pero servía para darse cuenta fácilmente de que uno se había equivocado y así corregir el error.

Me he acordado de esta vieja regla al pensar en las discusiones relacionadas con el Sínodo de la Familia y se me ha ocurrido que sería estupendo tener también en ese tema una regla práctica para no engañarnos y tampoco engañar a los demás. A fin de cuentas, estamos hablando de la vida de las personas, que es algo mucho más importante que la nota obtenida en un examen del colegio. Nos jugamos mucho y tenemos que acertar en nuestras argumentaciones.

Como la moral familiar es incomparablemente más compleja que una simple división, sería demasiado ambicioso pretender una regla práctica que sirva para detectar cualquier error, pero podríamos tener más suerte si nos limitamos a un sólo engaño, que es especialmente frecuente en las argumentaciones que escuchamos estos días. Se trata de un error comprensible, pero no por eso menos letal: por nuestra historia, nuestra forma de pensar, el influjo de nuestro tiempo y también nuestros prejuicios, en ocasiones unos pecados nos parecen subjetivamente menos importantes que otros y más justificables, al margen de su gravedad objetiva. La fortísima presión de una sociedad que se ha ido paganizando tiene su efecto en nosotros y hace que, inconscientemente, asumamos sus esquemas mentales, que no coinciden con los del Evangelio.

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