De revistas, nombres y la vergüenza
Estos días, ha celebrado su 90º aniversario la revista “21”, de temas religiosos. Debe de ser una de las revistas religiosas más leídas de España, a juzgar por los 30.000 suscriptores que tiene.
Me gustaría felicitar a sus redactores, pero la verdad es que los pocos artículos que he leído de esta revista no me han gustado. Lo que más me llama la atención es el proceso que ha sufrido el nombre de la revista. En origen se llamaba “Reinado Social del Sagrado Corazón”. Después, pasó a ser “21 rs”, de manera que la referencia al Sagrado Corazón y a su reinado en el mundo pasase inadvertida bajo unas iniciales que no significasen nada para los que no conociesen la revista. Finalmente, en la actualidad se llama sólo “21”, en referencia, supongo, al siglo XXI. En el proceso ha perdido la mitad de los lectores que llegó a tener.
He observado que multitud de congregaciones, revistas, colegios religiosos, etc. han hecho cosas parecidas, utilizando abreviaturas o anagramas para evitar nombres que sonaban “demasiado cristianos” o, simplemente, eliminando las referencias a Cristo o a la Iglesia. Tenemos así, por ejemplo, los colegios “SEK” (San Estanislao de Koska) o el Sagrado Corazón convertido en un anónimo S.C. en muchos nombres y lo mismo con los Sagrados Corazones (la propia revista 21 habla de la congregación que la creó como “la congregación ss.cc.”).
Un caso evidente fue el de la Revista del Mensajero del Corazón de Jesús, publicada por los jesuitas, que debió ser la revista religiosa más leída de España durante muchos años. Poco a poco, la parte “del Corazón de Jesús” en el título se fue haciendo físicamente más pequeña hasta que terminó por desaparecer por completo y la revista pasó a llamarse simplemente “Mensajero”. De forma paralela, fue perdiendo lectores, sentido eclesial y, en mi opinión, interés.
Supongo que es normal que los nombres, estilos y gustos cambien con el tiempo, pero resulta difícil no relacionar este tipo de detalles con el proceso de secularización que han sufrido muchas congregaciones religiosas y grupos eclesiales. O con la aversión a cualquier signo distintivo de cristianismo, como el hábito de los religiosos o el traje sacerdotal. O con ONGs teórica u originariamente cristianas pero, en la práctica, indistinguibles de cualquier grupo con ideología agnóstica. O con “teólogos” que igualan, en la práctica, el cristianismo a otras religiones. O, finalmente y esto nos afecta a todos, con cristianos a los que no se les nota que lo son ni el trabajo, ni entre sus vecinos, ni en sus grupos de amigos, porque hablan, piensan y se comportan exactamente igual que los demás.
Me temo que todas estas cosas, en mayor o menor medida, expresan un cierto sentimiento difuso de vergüenza de muchos cristianos, laicos o religiosos, con respecto a la fe, a Cristo y a la Iglesia.
Resulta más fácil dedicarse a cosas que todo el mundo considera buenas (y que ciertamente lo son), como “ser buenos y tolerantes”, integrarnos o ayudar materialmente a los necesitados, y olvidar todo aquello que pueda distinguirnos del mundo. A fin de cuentas, ya lo dijo el Señor: si el mundo me odia, también os odiará a vosotros. Es evidente que, para el mundo, es mucho más fácil aceptar un cristianismo sin Cristo (el de verdad, no un imaginario revolucionario de Galilea ni un amiguete sentimentaloide al que todo le parece bien) y sin Iglesia (la de verdad, la Católica, no mi grupo de colegas que va por libre).
El problema es que, como dice San Pablo hablando de Cristo, si lo negamos, también el nos negará. Si nos avergonzamos de Cristo y de la Iglesia, perdemos nuestra razón de ser y todo lo que puede hacer verdaderamente atractivo el cristianismo. No es extraño que las congregaciones más secularizadas carezcan de vocaciones, porque ¿quien querría someterse a obediencia (aunque sea dialogada), renunciar a formar una familia (hasta que llegue un Papa más moderno) y vivir en (relativa) pobreza para terminar siendo exactamente igual que los demás?
Gracias a Dios, ni aun así podemos perder la esperanza, porque Cristo siempre es fiel a sus promesas: Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo. Nunca abandonará a su Iglesia, a la que ha convertido en carne de su carne y a la que ha prometido su presencia hasta el fin de los tiempos. Como dice ese antiguo canto a la Virgen, aunque de ti me olvidare, tú no te olvides de mí.
27 comentarios
En otras palabras: son tibios.
Pero es muy difícil nadar contracorriente. Si el ambiente no valora los signos religiosos, lo fáciles quitárselos. Cuando hoy son todo un signo profético.
Es cierto que muchos que se dicen cristianos están cada vez más secularizados, sobre todo a la hora de identificarnos con los signos que han acompañado a todo católico en su devenir en la vida, pues ya resulta extraño cosas y símbolos que hace décadas no solo eran más que comunmente reconocidas sino necesarias para el vivir cristiano. En mi caso y en la sede de Cáritas que me encontre hace ya casi 2 años, no había ningún símbolo católico en la sede, como si nadie pudiera distinguir entre un ámbito católico, de una sede cualquiera del ayuntamiento, pronto cambió. Independientemente del que entra a pedir ayuda a la sede de Cáritas, uno se encuentra al fondo de ésta el Sagrado Corazón de Jesus, en el lateral la Inmaculada, y para despedirse y al girar 180º para tomar rumbo a la puerta el vicario de cristo su santidad Benedicto XVI que lo despide cordialmente dándole su bendición. Ya está bien de cristianismo descafeinado que anula los símbolos que anulan el anuncio de la autentica verdad, o sino que significa tanta revista cuyo título evoca una revista especializada en mateméticas. Que asco de tibieza.
Un abrazo en Jesus y María.
O sea, eso. Imposible el diálogo con ellos. Si fueran ateos, o musulmanes, o protestantes, podríamos dialogar. Pero no, son apóstatas, peores que leo bassi, pues quieren que todos reneguemos de nuestra fe, para creer en sólo ellos: RS21, Atrio, Redes, Somos Iglesia y compañía.
Hay que recomendar vivamente que las monjitas de buena voluntad dejen de estar suscritas a estos bodrios. Que se ganen el pan con el sudor de su frente, o como obreros de la Viña del Señor. Pero no paguemos más a los lobos.
http://www.misionerosdecristorey.org/
Pues eso, de incógnito. Muy mal, porque Jesús ya dijo que una ciudad en lo alto no se puede esconder.
Esto son modas, ciclos en épocas de todos los tiempos. Ahora bien, en tiempos de crisis siempre aparece el Espíritu animando a la multitud de fieles.
Estoy segura que esta época también dará sus buenos frutos.
Un saludo
Muchas gracias por tu felicitación de Pentecostés. Aunque no me dio tiempo a contestar nada esos días, porque tuve muchísimo trabajo, lo agradecí.
Cabellmon:
Creo que lo que señalas es importante. El Espíritu Santo actúa en todas las épocas. No tiene sentido dedicarse a decir lo mala que es nuestra época, porque es la que Dios ha elegido para nosotros en concreto y él no se equivoca.
Sin negar los problemas de nuestro mundo, Dios ha escogido este momento histórico en concreto y no otro para que nosotros tengamos un encuentro con él, vivamos la santidad y seamos ante los hombres testigos de su misericordia.
Un saludo.
Gracias a Dios, no existe el mal absoluto. No hay nada que no tenga cosas buenas. Especialmente, en este tipo de revistas, etc., en las que se supone la buena intención de los responsables.
Por desgracia, la buena intención no basta para evitar los perjuicios de un pensamiento secularizado.
P. Ginés:
El problema de fondo, creo yo, es de falta de fe. La modernidad parece que acompleja a muchos cristianos y les hace avergonzarse de su fe.
No conocía esa revista. Voy a echar un vistazo a esa página web. Gracias.
Todo ello con el pomposísimo lenguaje de la época que hoy resulta insufrible de leer (más que con gusto por su interés "lingüistico-arqueológico") y hasta difícil de seguir y hasta de entender. Desde luego el estilo ha ido cambiando. Palabras que caen en desuso son sustituidas por otras. El fenómenos del cambio semántico, del eufemismo, etc. es connatural a la evolución de la lengua y a los cambios sociales.
No creo que la revista en cuestión eluda mencionar al Sagrado Corazón (por cierto, no es una devoción tan "de toda la vida" (sta. Margarita María de Alacoque es del siglo XVII) porque suene “demasiado cristiano”, sino porque sonaba "anticuado", así, sin más. A lo mejor esa actitud es reprensible, no entro en eso. Pero si la revista pierde lectores no es por cambiar de nombre (¿cuántos habría perdido si se siguiera poniendo en primer término la expresión "sagrado corazón"?) sino porque la Iglesia en general y todo lo religioso pierden peso y presencia social.
El rosario sigue siendo el rosario, incluso se le han añadido misterios nuevos, se sigue rezando con todos sus aderezos y letarnías, pero ¿cuánta gente lo rezaba antaño y cuántos lo rezan ahora? No me respondáis que vosostros lo rezáis, eso es algo obvio, vayamos a lo público: a la hora del rosario en las Iglesias, ¿cuánta gente hay? ¿cuántos habia hace unas décadas? Pues es lo mismo. No deigo que haya que cambiar los misterior y llamarlos ahora con nombres "modelnos", sino simplemete decir que no creo que haya rechazo a lo que suena “demasiado cristiano” sino a lo que suena obsoleto.
Unitas: lo de "apóstatas que quieren que todos reneguemos de nuestra fe"y los de tontas más que tontas... un poco fuerte, ¿no?
Dale la vuelta a la situación. Ahora las "monjitas y monjitos progres" te llaman "tonta más que tonta" y te dicen "carca que sólo quieres que todos renunciemos a al uso de la razón" (y esto es menos fuerte que lo que tú has dicho, porque sabes que de hecho, NO HA APOSTATADO ni pretenden que lo haga nadie, es tu interpretación), y bueno, si alguien escribe aquí eso, ¿habría censura? ¿montarías en coólera?, ¿no estarías diciendo que los progres sólo saben insultar?
Adecuar el lenguaje a los tiempos no eslo que ha espantado a la gente. Sencillamente, ante la espanrtada general del siglo XX, los intentos de aggiornamento o han fracaso o han dado menos frutos de los espèrados, pero no espantan a nadie; todo lo más, dejan indiferentes.
No me he debido explicar bien. Ya he mencionado en el artículo que es normal que cambien los nombres y los estilos. También he resaltado que cada época tiene sus propios problemas y que ésta en particular es la que Dios, por el amor que nos tiene, nos ha asignado a nosotros.
Creo que es indudable, sin embargo, que uno de los problemas de nuestra época es la secularización, tanto fuera como, especialmente, dentro de la Iglesia. Lo de los nombres, como ya he dicho, no es más que un signo sin importancia de algo mucho más profundo.
Si te fijas, las revistas, etc. que he citado no pasan de nombres cristianos "de estilo antiguo" a nombres cristianos "de estilo moderno", sino de nombres cristianos a nombres que no lo son. Lo mismo sucede con el traje sacerdotal, que en muchísimas ocasiones no se cambia de traje antiguo a nuevo (de sotana a cleriman, por ejemplo), sino de un signo cristiano externo a la ausencia de signos. Lo mismo pasa con tantas iglesias que parecen fábricas por fuera (y algunas por dentro) y multitud de otros ejemplos que se podrían citar.
Todo esto, que no pasa de ser algo externo y de tener una importancia relativa, es una manifestación, a mi juicio, de algo mucho más profundo: la pérdida de confianza entre muchos cristianos en que Cristo sea la respuesta al problema fundamental del hombre.
Por eso hay teólogos que ponen en el mismo rango al cristianismo y las demás religiones (como supongo que ya habrás visto si te ha dado tiempo a leer a Vigil), por eso hay religiosos que se dedican a dar cursos de eneagrama o de taichí en lugar de a evangelizar, por eso tantos hispanoamericanos se hacen evangélicos, por eso en San Carlos Borromeo se leía el Corán en las Eucaristías y por eso en la parroquia a la que fui ayer a misa hay en la puerta una frase ¡de Gandhi!
Dicho esto, coincido en que el lenguaje del s. XIX solía ser pesadísimo y bastante cursi (no sólo el religioso, sino en general el de la época, ya sea en literatura, ciencia, política, etc.). Claro que eso apenas dice nada sobre la sustancia, porque, por ejemplo, Sta. Teresa de Lisieux escribía unas poesías con un estilo bastante meloso, pero tenía un valor en el seguimiento de Cristo que habría avergonzado a un sargento de granaderos.
Un saludo.
Se me ha olvidado mencionar una cosa. Coincido contigo en que no conduce a nada estar pensando siempre en lo bueno que era el pasado y lo malo que es el presente. Cada época tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Sin embargo, has escogido muy mal la fecha de tu ejemplo, porque, en 1874, la situación en España se parecía en muchas cosas a la actual. En plena Primera República, los vientos religiosos soplaban hacia el laicismo y los políticos hacia el separatismo. En esas décadas, España empezaba a incorporarse a la Revolución Industrial, con el consiguiente desarraigo familiar y religioso de la nueva clase obrera, que perdió sus referentes sociales y religiosos y nació al margen de la Iglesia (en buena parte porque la propia Iglesia, por desgracia, no estuvo preparada para el cambio).
No he elegido mal la fecha de 1874, es la tiene el libro y no la he puesto yo :-). No es primera edición, pero la primera no sería, es verdad, muy anterior. De todas formas, cualquier fecha tiene esos rasgos, deplorables para la fe: una será por una república (por cierto, qué ejemplo de dignidad el de Salmerón, frente a otros menos laicistas); o por la Revolución industrial; así que mejor, p. ej, prefiramos 1610... ah, no, porque en esa época también había crisis de fe: fíjate que hubo incluso quien reivindicó por esas fechas que la Tierra no era el centro del Universo, qué riesgo para los "sencillos" esas novedades impías...; pues otra época, a ver...mmmm, los primeros reyes godos, ah no, menudos arrianotes como Pagola y esos; uf, pues vayamos al siglo II, no, por Dios, sigl,o II no, ¡¡¡Marción y sus secuaces!!!; regresemos a tiempos de Jesús, no, deja, ni hablar, que tengo oído que entonces Jesús ya tuvo que regañar en alguna ocasión a los doce por andar disputando cosillas...
Hijo, Bruno, casi nos quedamos como en 1874, al fin y al cabo, al poco de esa fecha, León XIII puso las cosas en su sitio, redimió a los obreros con la Rerum Novarum; y con la Annum Sacrum y las mil encíclicas sobre el rosario, dejó claras las devociones al Sagrado Corazón y a la Virgen y sus formas de culto. Pero 30 años después las cosas no se habían arreglado porque hace cien añitos años andaban los "modernistas" dando por... menos mal que la Pascendi... Eso, ahí nos quedamos. Si vas a ver, nunca estuvo tan claro en Magisterio como con León XIII o Pío X... Solo que entonces empezaron a vaciarse las Iglesias lenta pero inexorablemente; la secularización fue haciendo mella poco a poco y no deberíamos echarles las culpas a unos autores de hace dos días como quien dice, a unas monjitas y monjitos progres de hace cuatro días, al cambio de nombre de una revista, etc, etc, etc.
Bruno, es que en el fondo sabéis que no es como decís, que con los nombres "modernos", con el tai-chi y con Entrevías, la genmte no vuleve a la fe, pero no se fue por eso; se había ido antes, y a lo mejor tanto rosario, tanta lectura piadosa con prohibiciones sobre lecturas que luego se revelaron buenas y verdaderas e inocuas para la fe; tanta misa a todas horas, tanta alianza con el poder, a lo mejor todo eso ya había vaciados las Iglesias y ahora ni los rosarios, ni el Sagrado Corazón, ni el tai-chi, ni la misa en latín las vuelven a llenar. Es una cuestión de credibilidad en la jerarquía y en los fieles.
Yo, la verdad, no me imagino a San Pablo perdiendo el tiempo en dar clases de tai-chi a la gente mientras incontables muchedumbres no conocen a Cristo (en cuanto al enneagrama, ya advirtió la Congregación para la Doctrina de la Fe que por ahí se colaba una mentalidad no cristiana muy perjudicial). En cualquier caso, si tienen claras las prioridades, que den clase de lo que quieran mientras que sepan que es mucho más importante evangelizar.
Con los ejemplos históricos, has hecho algo de trampa, porque yo he hablado de la situación en España (que se parecía bastante a la de ahora en muchas cosas) y tú de la del mundo (y está claro que, tomando el mundo en particular, la lista de problemas siempre es enorme). En cualquier caso, repito que estoy totalmente de acuerdo en que cada época tiene sus propios problemas y el único que podría valorar qué epoca es mejor que otra es Dios (si es que la cuestión tiene algún sentido).
Supongo que sigo sin explicarme bien, porque he intentado dejar claro que sólo he hablado de los nombres, etc. como manifestación (no causa) de algo mucho más profundo y mucho más importante: la pérdida de la fe en Cristo como Salvador de todos los hombres. No me cabe ninguna duda de que Entrevías, por ejemplo, es una manifestación de esa pérdida de fe incluso entre sacerdotes.
Yo la verdad, no creo en la jerarquía ni en los fieles, sino que creo en Cristo Jesús, mi Señor. Por eso, hablar de la "credibilidad de jerarquía y fieles" me suena un poco a mirarnos mucho el ombligo y mirar poco a Dios y a los hombres que están necesitados de Evangelio. En cualquier caso, a mi me ofrece credibilidad un sacerdote enamorado de Cristo, que da la vida por sus fieles y entusiasmado por llevar ese tesoro que ha encontrado a los demás. En cambio, si de lo único que habla es de dinero, de política o del eneagrama, mejor busco a otro.
Desde luego no sé de dónde sacas que la misa o el rosario apartasen a la gente de la fe. Finalmente, si hay alguien que puede llenar las Iglesias es aquel que, conmoviéndose en su (sagrado) corazón, dijo "venid a mí los que estáis cansados y agobiados".
Un saludo.
La gente se ha secularizado (es decir, ha abandonado culto externo, aprecio a la Iglesia-Institución, despego de catecismos y dogmas...) al mismo tiempo que los poderes civiles han ido garantizando mayores niveles de libertad y garantías de no-represalia. Por eso, la secularización empezó antes en otros países y por eso la nuestra ha sido "tardía y explosiva". En fin, que cuando la gente supo que no se la quemaba ya en las hogueras, se soltó algo la melena. Pero aún estaban otros miedos a un estado-iglesia malamente fundido (ese ostracismo como condena social a los diferentes sobre todo en lugares pequeños, esa obligatoriedad de misas, rosarios, religiones, rezos etc. en el colegio, en todas partes) y conforme las leyes civiles garantizaron libertad a la gente, mira tú por donde, la gente se ha tomado la libertad de no ir a misa, no rezar el rosario, no besar la mano del señor cura por la calle, no confesarse, no hacer novenas, no tomarse en serio aspectos morales predicados por los curas que no encuentran en el texto del Evangelio...
Claro que la credibilidad tiene que fi¡undarse en Cristo. Pregunta a la gente que acusamos de frívola, de descreída, etc. y te dirán que Jesús les atrae, y luego te añadirán que los curas, no; y las señoras de rosario y misa diaria, tampoco. Será un tópico, pero busquemos su origen.
Y desde luego, yo de pequeña tuve tal saturación de rosario que creo que he cumplido mi cupo y el de diez o doce personas más de por vida.
Paz y bien.
Cientos de monjas de clausura, franciscanas de toda España, se unirán el próximo Sábado de Pasión, día 4 de abril, a las 22:00 horas, a la III CADENA DE ORACIÓN FRANCISCANA que convoca y organiza la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad de Salamanca.
Estarán representadas todas las comunidades autónomas de España y se sumarán a este momento oracional los conventos de clausura de las distintas órdenes religiosas de la provincia de Salamanca, así como diversos conventos de varios países de Hispanoamérica.
La Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad nació bajo el influjo del misionero franciscano de Tierra Santa fray Romualdo Fernández Ferreira, que falleció en Siria en el año 2015 después de haber entregado toda una vida a la misión franciscana en las Tierras de Jesús.
El Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, es Hermano Mayor Honorífico de la Hermandad y fue nombrado por el alcalde de Salamanca Huésped Distinguido de la ciudad, cuando vino desde Israel para bendecir la imagen del Stmo. Cristo de la Humildad, obra del escultor Fernando Mayoral.
Esta Cadena de Oración se realiza coincidiendo con la salida de la procesión que recorre las calles de Salamanca con rigurosa austeridad y pobreza, después de escucharse el sonido de las campanas de la iglesia románica de San Martín, que recuerda a los cristianos perseguidos y a la misión franciscana en las Tierras del Señor. La supresión de la marcha penitencial, no puede menoscabar ese carácter oracional y reconocimiento de la Hermandad hacia los conventos franciscanos de clausura.
La Hermandad nació para ayudar a nuestros hermanos de Tierra Santa por medio de la Custodia Franciscana, a la que estamos unidos y para alzar nuestro grito contra la persecución que sufren más de 240 millones de cristianos en el mundo. Así mismo promocionamos las peregrinaciones a Tierra Santa con los franciscanos.
No podemos permanecer callados, como nos pide el Papa Francisco, ante el sufrimiento de nuestros hermanos, y los problemas de los cristianos de Tierra Santa han de ser los problemas de todos los cristianos del mundo.
La Hermandad ha enviado, a todos los conventos que participan en esta cadena oracional, la carta remitida desde Jerusalén por el Custodio de Tierra Santa para este acto, así como la oración que han compuesto diversos hermanos de la cofradía salmantina.
Contacto: 644737366
www.hermandadfranciscana.com
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