¿Qué hacemos: apostatamos o aceptamos el martirio, si llegara a resultar inevitable?
Imaginemos una sociedad dominada por una oligarquía tiránica, por una plutocracia globalista; imaginen un pequeño grupo de iluminados – pequeño pero muy poderoso – que pretenda cambiar el mundo, acabar con la civilización cristiana e imponer su inmoralidad, su ideología y su filosofía a todo el mundo. Imagínense que para ese cambio cuentan con todos los medios de comunicación de masas, incluidas las redes sociales.
El pasado 19 de enero, el ABC, antiguamente un diario monárquico, conservador y católico y hoy en manos del Pensamiento Único Pagano y Apóstata, titulaba así:
El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, vincula la homosexualidad con el pecado mortal
En unas declaraciones muy polémicas al programa ‘Buenas Tardes Canarias’ de Televisión Canaria, el obispo ha expresado que la homosexualidad podría ser pecado mortal.
El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, ha calificado este miércoles de «inaceptables» las declaraciones del obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez.
En este sentido, el presidente de Canarias ha aconsejado al obispo a «salir y saber en qué mundo vive», ya que ha apuntado que la homosexualidad y la heterosexualidad «son semejantes en respeto, ninguna está por encima ni por debajo de la otra».
Se ha «caminado mucho» y «ha costado mucho conseguir derechos de igualdad para que se diga ahora que es una enfermedad o un pecado mortal», por lo que ha considerado que el obispo debería rectificar, ya que entiende que «le hace poco favor a la Iglesia esas declaraciones».
La Asociación LGBTI* Diversas ha coincidido con el presidente canario y ha tildado de «casposas y mezquinas» las declaraciones de Bernardo Álvarez, que son «vergonzosas».
“¡Silencio!”, nos ordenan los inquisidores del Nuevo Orden Mundial.
Pues yo no me me callo ni me avergüenzo de mi fe ni, mucho menos, de nuestro Señor Jesucristo… El Nuevo Orden Mundial está imponiendo a la fuerza una “nueva moral” (una contramoral) que pretende sustituir y destruir la moral católica que durante más de dos mis años cimentó la civilización occidental. Se trata de extender una moral no religiosa, laica, congruente con la democracia mundialista preconizada por la ONU, el Foro de Davos y todos sus acólitos; una moral sin Dios que los apóstatas de las ideologías modernas están convirtiendo en un dogma inapelable e incuestionable. Y quien se aparta de esa nueva moral y de esa ley está condenado al ostracismo: a la inhabilitación para cualquier responsabilidad política o social; o al linchamiento; a la segregación social e incluso a la condena penal por delitos como la “homofobia” o el “delito de odio”.
En cualquier caso, la ignorancia sobre la religión católica del ABC y de la redactora de EP que firma el artículo es de traca. No saben ni de lo que están escribiendo.
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