¡Dejen de maltratar a Jesús Sacramentado!
Leo en Hispanidad el último articulo de don Javier Paredes, que les recomiendo encarecidamente que lean: Carta abierta a los obispos y sacerdotes españoles, ante las innumerables faltas de respeto a la Eucaristía: ¡Dejen de maltratar a Jesús Sacramentado!
Destaco este párrafo:
Solo soy un testigo de la falta de respeto y de piedad con que se trata a la Eucaristía, con las excepciones que por supuesto las hay. A juzgar por lo que se ve exteriormente, se podría decir que se está perdiendo la fe en la presencia real de Jesucristo en las sagradas especies eucarísticas, y hasta se podría pensar que hay un intento de hacer desaparecer a Jesucristo Eucaristía.
No sé si se está perdiendo la fe en la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento pero talmente lo parece. Claro que lo parece, viendo los abusos litúrgicos que sufre en tantos templos hoy en día. Sobre ese asunto de la comunión ya escribí no hace mucho un artículo detallado, titulado Sobre la Comunión, en el que denunciaba el abuso que supone el recurso injustificado a los llamados ministros extraordinarios de la comunión (que curiosamente no había hecho falta durante más de dos mil años, hasta que en 1973 se vio de repente la necesidad imperiosa de ellos); y donde escribía también sobre los límites del derecho de recibir la comunión. Así que no abundaré sobre esos temas, que ya traté suficientemente.
Pero la fiesta de la Purísima es un buen momento para suplicar a los sacerdotes que vuelvan a tantos confesionarios vacíos, que prediquen la necesidad del arrepentimiento, de la penitencia y de la conversión; y que confiesen a los fieles. Ese sería un buen punto de partida para reconstruir la Iglesia, hoy en ruinas. Empecemos por confesar y por predicar la conversión. Los fieles estamos pidiendo cosas sencillas: confesionarios abiertos, celebraciones litúrgicas dignas y comunión en la boca y de rodillas. Recuperemos los confesionarios y los comulgatorios, que se quemaron en la mayoría de los templos más o menos a principios de los años 70 (justamente cuando aparecieron los ministros extraordinarios de la comunión: será pura coincidencia).
Empecemos por preocuparnos por la salvación de las almas y menos por la ecología. Toda la creación está gimiendo con gemidos de parto esperando su liberación y su redención.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8, 22-23).
Toda la creación fue dañada por el pecado original. Y toda la creación fue redimida por Cristo. El capítulo 21 del Apocalipsis nos habla de un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia:
Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva - porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo.
Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: ‘Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él, Dios - con - ellos, será su Dios.
Y enjugará toda lágrima de sus ojos y no habrá ya muerte ni habrá llanto ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado.’
Entonces dijo el que está sentado en el trono: ‘Mira que hago nuevas todas las cosas.’ Y añadió: ‘Escribe: Estas son palabras ciertas y verdaderas.’
Me dijo también: ‘Hecho está; yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis.
Esta será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí.
Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Que venga, Señor, ese cielo nuevo y esa tierra nueva. Enjuga nuestras lágrimas y termina con la muerte, con el llano, con los gritos y las fatigas. Que pase el mundo viejo de una vez. Eso es lo que pedimos en el Padre Nuestro y en este periodo de Adviento especialmente: ¡Venga a nostros tu Reino y hágase tu Voluntad en la tierra como en el cielo! ¡Ven, Señor Jesús! No tardes, que perecemos entre tanto pecado y tanta maldad. Los incrédulos, los cobardes, los idólatras, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros han tomado el poder y extienden su peste por el mundo entero. No lo consientas, Señor. Cumple la promesa que nos hiciste a través de tus profetas:
Pues he aquí que yo creo unoa cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán mentados los primeros ni vendrán a la memoria; antes habrá gozo y regocijo por siempre jamás por lo que voy a crear. Antes que me llamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo les escucharé. Lobo y cordero pacerán a una, el león comerá paja como el buey, y la serpiente se alimentará de polvo, no harán más daño ni perjuicio en todo mi santo monte - dice Yahvé. (Isaías 65).
Hoy celebramos que una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza ha pisado la cabeza de la Serpiente y de su vientre inmaculado se nos ha dado a un Salvador, el Mesías, el Señor.
El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, una luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Porque tú quebraste su pesado yugo y la vara de su hombro y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla y todo manto revolcado en sangre serán quemados, pasto del fuego. Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre ‘Maravilla de Consejero’, ‘Dios Fuerte’, ‘Siempre Padre’, ‘Príncipe de Paz’.
Isaías 9, 1-5
Ese Salvador es Jesucristo. No hay otro redentor más que Él. Él es el principio y fin, el alfa y la omega. Es el Cordero inmolado que compró con su sangre para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y ha hecho de ellos para nuestro Dios, un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra. El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis, 5, 13)
Ese Cordero inmolado es Jesús Sacramentado. A Él, todo el honor, la gloria y la alabanza por los siglos de los siglos. Ante Él, toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre. Todas las naciones que Tú has hecho vendrán y te adorarán, Señor, y glorificarán tu nombre. Porque Tú eres grande y haces maravillas; sólo Tú eres Dios. Como los reyes magos, entremos en la casa del Señor y adorémoslo.
Entraron en la casa; vieron al niño con María, su madre y, postrándose, le adoraron. (Mateo 2, 11).
María siempre está con Cristo: en Belén y en el Gólgota. Ella es nuestra Madre Purísima. Adoremos a Nuestro Señor junto a ella cada día delante del sagrario.
Es verdad. Se está maltratando a Jesús Sacramentado. Pero en una cosa me permito discrepar del doctor Paredes: la reacción no ha de venir de arriba; vendrá de abajo: viene de los que no somos nada ni contamos para nadie; vendrá de los humildes hijos de María que, rosario en mano, exigimos cada día el honor y la gloria que Cristo se merece en el Santísimo Sacramento, en la Hostia Santa. La devoción a la Santísima Virgen María, el santo rosario y la adoración a Cristo en los sagrarios reconstruirán la Iglesia que amenaza ruinas. Bienaventurados aquellos cuya esperanza y cuyo auxilio viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
7 comentarios
Pues sí a la primera parte y puede que sí a la segunda. Hace unas semanas una persona se mareó en Misa, tuvimos que salir fuera con ella otras dos feligresas y yo para atenderla y que la celebración pudiera continuar. Mientras estábamos fuera llegaron unos familiares míos, que por razones en las que no voy a entrar no habían podido llegar a tiempo. Como estábamos allí y era muy tarde, ya no entraron en la iglesia. Salió el sacerdote a darnos la Comunión y mis sobrinitos también comulgaron. Después cuando la misa ya terminó dijo la niña "hemos llegado a tiempo de comer el pan". Me quedé helada porque hizo la comunión hace dos años. Si eso es lo que le ha quedado después de las catequesis preparatorias - la niña tonta no es-, es muy triste. Temo que este es el nivel en muchos lugares y a veces también hemos visto como se entorpece el trabajo de quienes quieren hacer las cosas bien.
Que la Inmaculada Concepción, patrona de España, ayude a esta Iglesia suya a salir de la mentira en la que vive y la libre de sus enemigos.
Así que si asesinas a alguien en junio tienes que esperar a diciembre para obtener el perdón sin necesidad de confesar el pecado y sin penitencia, no sé si el dolor de corazón es necesario o tampoco.
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