El palio, como insignia litúrgica propia del Papa, se encuentra atestado desde los tiempos del papa San Marcos (+336), el cual, según recoge el Liber Pontificalis, lo confirió al obispo suburbicario de Ostia, uno de los consagrantes del Papa. Hacia mediados del siglo V encontramos la primera representación monumental en el famoso marfil de Tréveris que muestra a dos arzobispos en el carro con el relicario en las manos, los cuales llevan en torno al cuello y colgando por delante, una faja que no puede ser otra cosa que el palio.
Informaciones más numerosas y seguras encontramos en el siglo VI. En el año 513 el Papa Símaco concede el privilegio del palio a S. Cesareo de Arles, y en el 545-546 el papa Vigilio hace lo mismo con los sucesores del obispo arelatense, Auxanio y Aureliano. Hacia esta época encontramos una segura y autentica representación del palio romano en un fresco del cementerio de San Calixto, obra del papa Juan (560-573) los santos Sixto, papa y Optato, obispo. En lo sucesivo se multiplican las concesiones del palio, hechas por los pontífices a obispos de Italia y de fuera de ella. En las otras Iglesias de Occidente, fuera de Roma, no parece haber existido dicha insignia, si no cuando a los obispos se les concedia ese privilegio por la Santa Sede.
Leer más... »