El copríncipe Vives está nervioso
Don Joan Enric Vives, copríncipe de Andorra y además obispo de Urgell andaba estos últimos días muy nervioso, no es de extrañar que la visita de alguien tan importante como el presidente francés Nicolás Sarkozy le hiciera perder la calma. Y es que para una persona de tanta humildad como él, ésta era la ocasión más clara de ponerse a su nivel, de poder presumir de copríncipe a la misma altura que el presidente galo. No importa que el señor Sarkozy sea de un partido conservador (fundado con el auspicio entre otros de Don José María Aznar), nada propicio a las "nacionalidades" como la Catalunya Nord, era su momento de gloria y las cuestiones políticas se olvidan a la hora de salir en las fotos.
El presidente de nuestro vecino país se dió un baño de masas en el principado de Andorra, interés que no despierta el otro copríncipe, el episcopal, lo cual demuestra el abismo que hay entre uno y otro personaje aunque Don Joan Enric siempre presuma de ser el copríncipe más querido en Andorra. Modesto que es uno.

Últimamente se cita, a diestro y siniestro, el documento elaborado por los obispos catalanes en el año 1985, titulado Arrels cristianes de Catalunya. Los actuales obispos se reafirman en su contenido; los católicos nacionalistas se aferran a él como sí se tratase de un dogma; los católicos no nacionalistas lo rechazan, con ciertas dosis de incomodidad. Se van a cumplir 25 años de la promulgación de aquel texto y se va a escribir mucho sobre él, pero son pocos los que lo han leído en su totalidad. Voy a intentar demostrar que lo que pregonaban nuestros prelados en el año 1985 era plenamente constitucional y no pasaba de un mero documento autonomista, que - a pesar de los esfuerzos interpretativos actuales- no tiene encaje alguno en la nueva realidad estatutaria, en dos de sus vertientes más acusadas: la bilateralidad post-constitucional Cataluña- España y el laicismo decretado por el nuevo Estatut.
10. Plegarias Eucarísticas Especiales
Un nuevo año bajo a la parroquia como cuando era pequeño para asistir a la tradicional Missa de les Santes de Mossen Blanch. Este año, otra vez, con la presencia del cardenal Sistach que le ha cogido gusto a una ceremonia multitudinaria de lucimiento.
Mi abuelo estuvo subscrito a "La Vanguardia", mi padre también, y un servidor también hasta hace unos ocho años cuando me di cuenta que la información religiosa era lamentable, manipulada y muy poco "católica". Mn. Jordi Piquer no es que fuera la panacea del periodismo religioso, pero cubría con mucha dignidad los espacios que el diario del Conde de Godó le concedía. Pero después de él vino una penosa pasarela de periodistas malos de solemnidad tanto a nivel profesional como por lo que se refiere a la linea doctrinal.