Capítulo 1: Un Concilio rodeado de esperanzas y temores
Parte 2ª: ¿Un Concilio sin injerencias?
Tras ingenuamente afirmar, siguiendo la línea marcada por el Cardenal Arzobispo de Milán Montini , que el Concilio nacía en ausencia de errores o desviaciones, el segundo motivo de esperanza para Martín Descalzo, nuestro presbítero-cronista en Roma, es contemplar la ausencia de injerencia del poder.
“Otra felicidad: un Concilio sin injerencias de los poderes civiles y políticos. Es hermoso ver cómo la Iglesia va dejando pesos a lo largo de su historia en los últimos siglos. Un día volverá a pasearse por el mundo sin alforja ni zurrón, con una sola túnica. Por de pronto, esta bendición de las cancillerías ocupadas en sus cosas. Y la otra de unos Padres Conciliares que podrán discutir sin preocuparse de lo que puedan pensar los Ministerios. El Vaticano I fue el primer Concilio sin que las autoridades civiles estuvieran presentes con sus cuerpos. El Vaticano II será el primero en que no estarán ni con sus cuerpos ni en modo alguno. Se gozará por vez primera una libertad sin tensión, una libertad sin lucha, una verdadera libertad.”