Hno. Virgilio Lacunza (Trifón)
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Capítulo 7º: La caridad de la mujer catalana en las cárceles.
La mujer catalana manifestó de forma generosa su caridad para con los presos víctimas de la persecución anarco-marxista. También en localidades cerca de los frentes de guerra, procuró ayudar a los soldados castigados en batallones de trabajos forzados.
En la España rojo-republicana, las cárceles estaban llenas de buena gente; y era tan grande el número de detenidos, que muchos conventos, locales sociales, escuelas y edificios oficiales fueron habilitados como presidios. Muchos detenidos lo estaban provisionalmente, en espera de su ejecución. Mientras tanta buena gente era encarcelada, la mala gente, armados hasta las orejas, eran los amos de la calle y del gobierno; Durruti, García Oliver, Aurelio Fernández, principales jefes de la FAI, junto con los del POUM y del PSUC y de otros partidos políticos, se distinguieron por sus crímenes en contubernio con el gobierno de la Generalitat.
Nuestra mujeres de Barcelona, Gerona, Manresa y en general de todo el país, siempre que los guardias se lo permitían, iban a las prisiones y llevaban a los sacerdotes, religiosos y padres de familia encarcelados, mantas para dormir, aunque durmieran en el frío suelo, mudas, ropa de abrigo para el invierno, jerseys, camisas, zapatos, alpargatas, calcetines, pañuelos, jabón, toallas, todo ello bien limpio.
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