No se duerma Padre Puig, que han ganado los suyos
El Padre Enric Puig acabó rendido sus días al frente de la coordinadora diocesana de la visita papal. Más de una vez se le pudo ver dando una cabezadita (como en la foto) aunque fuera escuchando al mismísimo cardenal Martínez Sistach. Los nervios, el amateurismo, la intensa presión del arzobispo, las concretas instrucciones vaticanas y el ruido mediático desequilibraron su ritmo de sueño y provocaron que le cogieran en más de un renuncio. Ahora muchos alaban su gestión, pero todos lo hacen con la boca pequeña: la visita del Papa fue un éxito, a pesar del Padre Puig. La organización de la ceremonia en la Sagrada Familia fue absolutamente teledirigida desde Roma, sin que dieran opción alguna a la coordinadora barcelonesa. De igual forma sucedió con toda la logística: los viajes papales se preparan minuciosamente desde la Santa Sede por Alberto Gasparri, dejando a las diócesis locales solo lo concerniente a la presencia de los fieles. Ese era el principal cometido del jesuita y ahí es donde naufragó lamentablemente. No es solo Germinans que ha venido denunciando el boicot de algunas parroquias y de muchos colegios religiosos, sino que lo han recogido otros medios tan dispares, como El Triangle o Forum Libertas. Es un hecho indiscutible que el gran recibimiento en la Plaza de la Catedral o la presencia en las calles barcelonesas durante el recorrido del Papamóvil se consiguió gracias a las parroquias germinantes y a los nuevos movimientos. La actividad desplegada por Enric Puig fue totalmente baldía.