InfoCatólica / Germinans germinabit / Categoría: Desde los últimos bancos

2.06.09

El cambio de rumbo es incompatible con Romeu

Mucho se está hablando de un cambio de rumbo en la segunda parte del pontificado del Cardenal Martínez Sistach, y es cierto que se están observando algunos cambios, no solo en la orientación doctrinal, sino también en la propia manera de ser y en la actitud de nuestro arzobispo. Pueden parecer detalles nimios, pero un encuentro con madres de sacerdotes o el interés que se ha tomado el cardenal por el estado de salud de Mossèn Pere Muñoz, fundador del Instituto del Oasis de Jesús Sacerdote, eran impensables hasta ahora. También es motivo de satisfacción que nuestro prelado haya refinado sus gustos y no solo tenga el fútbol como afición, sino que en una semana asista a dos conciertos, uno en el Palau de la Música y otro en el templo de la Sagrada Familia. También es destacable su afán por acercarse a las parroquias (nunca, como en esta primavera, había acudido a tantas confirmaciones) y, en su punto de vanidad personal, debe destacarse el hecho de que el Santo Padre le haya recibido en audiencia personal en su último viaje a Roma y que, últimamente, forme una pinza con el Cardenal Cañizares, cuya amistad cultiva con denuedo, hasta el punto de haber conseguido que el actual Prefecto romano fuera entrevistado en el programa de Josep Cuní en TV3, en plena celebración de la Champions blaugrana.

Todos estos datos son bastante positivos. Sin embargo, una negra nube se cierne sobre la diócesis: Cuentan y no callan de que este año habrá grandes novedades en los nombramientos parroquiales para el próximo curso. Por fin, se van a aceptar jubilaciones que Sistach se negaba a cumplimentar y se va a autorizar el retiro de párrocos enfermos, que, por diversas causas, siguen al pie del cañón. Sería el momento de ejemplificar con esos nombramientos aquel cambio de rumbo. Pues, por los rumores que corren no va a ser así. El nombramiento de Francesc Romeu como rector de Sant Josep Oriol o de Sant Ildefons supondría una quiebra de toda posibilidad renovadora. Porque a nadie se le puede escapar que pasar a Romeu de una parroquia sencilla y menestral como Sant Francesc d’Assis a una parroquia emblemática (aunque en estos momentos se halle en franca decadencia) supone un premio para el caballero y un ascenso en toda regla.

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26.05.09

Sant Josep Oriol, una parroquia en absoluta decadencia

El pasado día 20 de mayo se celebraba el primer centenario de la canonización de mi santo patrón: San José Oriol. Un santo eminentemente barcelonés. En la parroquia que tiene dedicada en la ciudad de Barcelona, se anunciaba la conmemoración de la efemérides, mediante el anuncio de una misa solemne. Llegué con antelación al templo y mi primera sorpresa recayó en el poco movimiento que se observaba. Temí haberme equivocado de día, pero no, era 20 de mayo y, por tanto, la fecha señalada. Sin embargo, el altar mayor no aparecía engalanado, ni se había encendido su iluminación. Al poco tiempo, me percaté que la misa “solemne, tal como se anunciaba, se iba a celebrar en el altar del Santísimo, situado en el extremo norte de la iglesia. Para quienes no conozcan el templo (que goza del título de basílica menor) deben saber que el precioso altar mayor, se halla cubierto por un baldaquino y que, detrás de él, en la girola que rodea el ábside, se halla un pequeño altar, donde se halla permanentemente expuesto el Santísimo, con cinco bancos destinados a la oración. Allí se celebró la “solemne conmemoración”. Cinco bancos que, claro está, se hallaban llenos, pero que –me entretuve a contarlos- no albergaban ni a sesenta personas. Como sea que el altar se halla pegado a la pared y no se iba a cometer la tremenda fechoría de celebrar la misa por el rito extraordinario, se habilitó como altar una pequeña mesita, en la que se suele colocar la hoja dominical y la información parroquial. No cabe decir que el párroco Mossèn Josep Boix Puig (que presidía junto a otros tres co-celebrantes) no se revistió de casulla y ni tan siquiera se dignó a hacer una genuflexión al presentarse delante del sagrario.

Pero a estas ridículas transgresiones litúrgicas ya estamos acostumbrados. No fueron lo que más pena me dio, sino el nulo poder de convocatoria de esta parroquia en la celebración de una conmemoración tan importante. 60 personas, sin tan siquiera poder celebrarla en la nave principal del templo, ante el temor de que aquello pareciera un auténtico desierto. Porque la parroquia de Sant Josep Oriol no es una parroquia cualquiera. Aparte de su monumentalidad (único templo del Eixample barcelonés de planta basilical romana) siempre ha sido la iglesia mayor de uno de los barrios más típicos de Barcelona y tiene el honor de llevar el nombre de uno de los arciprestazgos de mayor dimensión. Pero a la par de ello, su rector, Mossèn Josep Boix Puig, que regenta la parroquia desde el año 1977, ha sido uno de los más típicos adalides de la progresía clerical barcelonesa. Vicario episcopal con el Cardenal Jubany y conspicuo detractor del Cardenal Carles. Tan opositor fue del anterior arzobispo, que hasta uno de los grupúsculos que le hicieron la vida imposible se llamaba Fórum Oriol, por haber nacido en aquella parroquia. Además, cuentan con el “privilegio” de poseer un equipo pastoral de tres laicos, designados por el Arzobispo, como colaboradores del rector. Es una de las pocas parroquias que ha llevado a cabo el invento de los equipos de pastoral, que no gozan, precisamente, de un éxito muy relevante. Tampoco es que sus miembros posean mucho predicamento, pues ni han sido escogidos, ni designados, para su presencia en el Consejo Pastoral diocesano.

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19.05.09

Las canas de nuestro Cardenal

Aunque no lo parezca, entre las dos fotos solo han pasado cinco años. La primera es la foto oficial de nuestro arzobispo, al inaugurar su pontificado en la diócesis. La segunda es una foto reciente. Salta a la vista la conversión de su cabello lacio y azabache en un pelo entrecano, con ribetes níveos. Las malas lenguas aducen que se trata de un abandono del tinte capilar. Otras consideran que se trató de una promesa, de dejar la anilina, al recibir la púrpura cardenalicia. Incluso hay quien lo demora al nombramiento de auxiliar. Yo no me lo creo. Las canas de nuestro Cardenal son debidas a las numerosas preocupaciones que le asolan como Pastor de Barcelona. Siempre he pensado que lo peor de Sistach no es él, sino su camarilla: los Sistach-macoutes. Nuestro arzobispo inició su pontificado, con la obsesión de terminar con la división de la diócesis barcelonesa, que tanto daño había hecho en la era del cardenal Carles. Para ello pactó con los sectores progresistas y entregó su confianza a un hombre de su generación (Matabosch) y en quien veía que era su alter ego (Turull). Con ellos al frente, tendió puentes a la antaño belicosa Unió Sacerdotal y se congració con los pocos jóvenes progresistas que quedaban (Romeu y Cabot, no hay más). Estaba convencido que dominando el avispero progresista, no iba a tener el menor problema y que el sector más ortodoxo no le iba a causar ningún peligro. Pensaba que a la Barcelona que regresaba era la misma que dejó para ir a Tortosa. Pero habían pasado quince años. Y en estos quince años había surgido una generación de sacerdotes jóvenes, trabajadores y eficaces que no estaban dispuestos a ver languidecer la diócesis. Asimismo la fuerza laical se hallaba incardinada a través de los nuevos movimientos. No los conocía y a ambos no solo los ignoró, sino que los despreció olímpicamente. El resultado está a la vista: Una diócesis partida en dos, absolutamente dividida en dos mitades, que no pueden ni verse. Esta es la realidad que ha hecho encanecer a nuestro mitrado. El intenta despistar culpando a Germinans, pero esta reacción es similar a la del niño que cuando trae malas notas a casa, culpa al profesor de que le tiene manía. Es una reacción infantil, propia del que señala el dedo y no la luna.

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12.05.09

Dos años. 250.000 visitas

Cuando iniciamos esta web, jamás pudimos pensar que un ejercicio de ciberdisidencia eclesial, tan local y casi circunscrito a la archidiócesis de Barcelona, pudiera obtener tanta resonancia. Empezamos de forma humilde, 20.000 vistas en nuestros tres primeros meses. Al cumplir, un año teníamos 90.000. A finales de Junio de 2008, alcanzamos la mítica cifra de 100.000. Luego el crecimiento exponencial ha desbordado las expectativas más optimistas. Ese número se dobló en Febrero último (100.000 visitas en 8 meses), pero en solo tres meses –de Febrero a Mayo- ya hemos conseguido la mitad de esas 100.000. No hemos podido tener mejor regalo de aniversario: La visita número 250.000, al cumplir dos años de vida. Nunca mejor dicho: la popularidad ha sorprendido a la propia empresa.

¿Dónde radica el éxito de Germinans? Indudablemente en nuestros lectores. Ellos han hallado en esta web a un medio que canalizase un modo de entender la Iglesia, que hasta ahora se hallaba recluido y cuasi-clandestino. Especialmente, en Cataluña. No se trata solo de que expresemos –cada articulista con un estilo determinado- una corriente de opinión que no suele salir a la luz pública, sino que esa corriente de opinión goza de un nutrido predicamento. Muchas personas nos han hecho llegar su gratitud y su reconocimiento, por tener a mano un medio de comunicación que ocupase un hueco que hasta este momento se hallaba libre. Añádase a ello que se ha ejecutado gracias a la rapidez, limpieza, eficacia y gratuidad de esa magia que se llama Internet. Sin internet (y, por tanto, sin Germinans), los medios de comunicación se hallaban absolutamente dominados por una visión eclesialmente progre, sin fisura alguna. Una visión uniforme, gris y sin incentivos. En Cataluña, esta visión copa de una manera absoluta la información eclesial. Desde Germinans se ha suplido esta anomalía y, a lo que se ve, con un auge irrefutable y un acogimiento espectacular.

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6.05.09

Vives ya no cuenta para nada

Mucho se ha hablado y escrito sobre la última reunión de la plenaria de la Conferencia Episcopal, especialmente de la derrota del arzobispo electo de Toledo, Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, en las votaciones para el Comité ejecutivo y la Presidencia de la Comisión de medios de comunicación social. Sin embargo, han pasado notablemente desapercibidas las circunstancias que rodearon la elección de Presidente de esta última comisión. Aunque no es obligatorio, es normal que sea elegido uno de los miembros de la Comisión para el cargo. Hasta la salida del anterior Presidente, Monseñor Del Rio, la comisión la formaban por orden de antigüedad: el emérito Monseñor Antonio Montero; el obispo de Urgel, Monseñor Vives; el de Lérida, Monseñor Piris y el auxiliar de Oviedo, Monseñor Raúl Berzosa. Si se elegía como Presidente a un miembro de la comisión episcopal, el más antiguo era Vives, pues los eméritos no pueden presidirla. Sin embargo, nadie pensó en él. ¿Por qué? Simple y llanamente porque si se trataba de derrotar al candidato de Rouco, presentar a Vives no garantizaba la victoria. Por eso, se decidieron por Piris. Un candidato de la nueva iglesia catalana. Un obispo renovador y absolutamente alejado del periclitado talante Vives. El actual obispo de Urgel se halla ya completamente amortizado. No cuentan para nada con él. Representa, de forma palmaria, la derrota de una manera de concebir la iglesia catalana absolutamente en desuso. En un año ha sufrido dos ninguneos episcopales considerables. Y en ambos ha sido derrotado por representantes de la orientación renovadora catalana: en primer lugar, vio como Saiz Meneses le sucedía como Presidente de la Comisión de Seminarios y ahora ha sido Piris quien se ha alzado con la de la de medios de comunicación.

Hace unas semanas lo escribía en esta web: Vives debe pasar a la historia en la Seu d’Urgell. La anhelada promoción de Vives como sucesor de Sistach o, en su caso y como premio de consolación, suceder al sucesor de aquel, resulta, hoy en día, absolutamente descabellada. No ya por el triste historial del actual copríncipe, ni por su pasado contestatario, cuando formó parte del Forum “Home i evangeli”, que decía representar, en el año 1984, al sector progresista católico de la archidiócesis de Barcelona, sino porque jamás se recuerda la promoción de un obispo de una diócesis pequeña a un arzobispado sin una mínima presencia en la conferencia episcopal o, al menos, con la consideración de los demás prelados.

Se lo vengó diciendo desde hace ya tiempo: El cronómetro está en marcha y no hay vuelta atrás. La iglesia catalana se está renovando y otras personas portan su estandarte. No solo obispos, como recordaba en La Vanguardia este domingo nuestro buen amigo, Albert Manent Segimón (Premià de Mar, 1930). Existen sacerdotes ejemplares que llenan sus iglesias y los pujantes nuevos movimientos están formados por muchísimos laicos. Tan catalanes como Manent. Aunque más jóvenes. Pero es que los que seguro que no la van a transformar son este grupo tributario del Forum “Home i Evangeli”. Recordemos sus promotores, además de Vives: Angel Alcazar, Joan Bada, Joaquim Brustenga (¡cómo no!), Josep María Carbonell (el del CAC), Gaietà de Casacuberta (el Tano), Joaquim M. Cervera (el cura de Iniciativa per Catalunya), Joan Cuadrench, Jaume Dantí, Miguel Elhombre, Josep Farràs, Josep María Fisa, Joan N.García Nieto, Joaquin Gomis, Daniel Guixé, Josep Hortet (no hay boda sin la Tia Juana), Teresa Huguet, Jesús Lanao, Jordi López Camps (el que presume de Director General d’afers religiosos, aunque solo estuvo tres meses), Carles Mascaró, Angel Mena, Jesús Moreno, Xavier Morlans, Gloria Olivé, Francina Planas, Raimon Ribera, Eulalia Ribot, Rovira Belloso, Mercé Sala, Josep Soler y Maria Pau Trayner. De esto hace 25 años. Y siguen siendo los mismos. 25 años de fracasos, que nos han llevado al absoluto conformismo, a las recetas incoloras, insípidas e indoloras que venimos ingiriendo desde hace demasiado tiempo.

Ha llegado el momento de hablar claro, pues dicen que si no se habla claro, el pensamiento se atrofia. Estos grupos ya no representan nada. Ya no aportan nada. Ni tan siquiera el copríncipe. Solo les queda una exigua cuota dominical en las páginas de La Vanguardia, donde domingo tras domingo muestran su patetismo con una alusión eufemística a Germinans.

Fuera de allí casi no tienen vida. No han entendido la moderna sociedad de información y solo pueden airear a sus viejas patums, como “el fill de poeta”, pero se rasgan las vestiduras si alguien osa contradecirles.

Este es el mapa actual de la iglesia catalana. En la que Vives queda recluido en la alta montaña. Y al maniatado Taltavull se le sigue esperando. Pero de esto ya hablaremos otro día, si es que no aparece antes.

Oriolt

Germinans germinabit