Taltavull, un obispo sin báculo
El pasado día 8 de septiembre, fiesta de la natividad de Nuestra Señora (conocida popularmente en Cataluña, como “la festa de les marededeus trobades”) asistí a la misa que se celebraba en la parroquia barcelonesa de la Virgen de Núria, por la que siento especial devoción. Presidía la eucaristía nuestro obispo auxiliar. Pero -¡oh, sorpresa!- al iniciarse la procesión hacia el altar, observé que Taltavull iba sin báculo, ni mitra. Sus únicos símbolos episcopales eran el solideo y el pectoral, por fuera de la casulla. Raro, raro, raro. Ingenuo de mí, pensé que el auxiliar habría tenido algún despiste o algún problema de última hora y había comparecido con sus ornamentos a medias. ¡Qué va! He preguntado en alguna de las parroquias a las que ha asistido y todos me confirman que acude siempre sin báculo. Iluso que soy.
Dicen que Taltavull alega que se lo están arreglando en Menorca. Cierto es que es conocida como la isla de la calma, pero, realmente, me parece que desde el 21 de marzo en que fue consagrado obispo (obviamente con su báculo) hasta ahora, ha habido plazo más que suficiente para el ajuste del cayado.