Curso veraniego de Liturgia para víctimas del C.P.L.5: estola y estolón, tunicela, dalmática, casulla y capa pluvial
Estola
Según algunos la estola fue al principio una simple toalla que usaban los diáconos en su ministerio, y la de los sacerdotes una bufanda. Otros, los más documentados, que fue desde el inicio una insignia litúrgica en señal de orden y potestad como lo era entre los tribunos y las matronas romanas. Hoy, efectivamente, tiene ese significado de orden y potestad. Se llamó “orarium” (de ore: boca) pues lo utilizaban los oradores y predicadores y aún se llama así entre los griegos: lo usan pues aquellos a quienes está confiada la predicación en virtud de su ministerio: obispos, presbíteros y diáconos. La forma de la estola es la de una tira o faja larga y estrecha con tres cruces, una en cada extremo y otra en el medio, que se besa siempre que se pone o quita la estola. Se pone al cuello y el obispo y el presbítero la dejan caer por delante del pecho sin cruzarla. Los presbíteros hasta la reforma litúrgica del 69 sólo la llevaban así en la administración ordinaria de los sacramentos y cruzada sobre el pecho cuando endosaba la casulla. Los diáconos la llevan diagonalmente colocando el centro de la estola sobre el hombro izquierdo y cruzándola sobre el hombro izquierdo y cruzándola por debajo del brazo derecho. Algunos dicen que este uso proviene de la costumbre que en los banquetes del pueblo romano tenían los que servían la mesa de llevar una servilleta o lito en el hombro izquierdo, por eso el diácono la lleva de esta manera, porque sirve al pueblo en el Divino Banquete. Sólo en el rito ambrosiano la lleva el diácono sobre la dalmática, en el romano, siempre debajo de ella. Como signo de potestad la Iglesia concedió su uso a algunas abadesas de célebres monasterios, como por ejemplo, el de las Huelgas de Burgos, que tenían jurisdicción sobre ciertas iglesias.