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23.12.08

Somos el ejército de los pacíficos


Nuestro Arzobispo, desgraciadamente está acostumbrado a rodearse de un círculo de sacerdotes aduladores que alimentan su inconfesada pero real vanidad como medio para mantenerse en el poder. Son eclesiásticos de aquellos que, como él mismo, no hacen nada puramente por Dios. Se buscan a sí mismos en todo y mezclan secretamente su propio interés con la gloria de Dios, aun en las mejores de sus empresas. Así pasan su vida, en esa mezcolanza de la naturaleza y de la gracia.

Este es el predio “progresista” que el cardenal Martínez gusta en cuidar pues es a la vez la columna vertebral que lo mantiene. Cree que representa a la mayoría y que él debe gobernar para la mayoría, sin darse cuenta que la Iglesia, si quiere reformarse continuamente y revitalizarse, no lo ha hecho ni lo hará jamás apoyándose en la mayoría sino en una minoría reformadora. La mayoría por definición suele acomodarse y tiende al conservadurismo inmovilista. Únicamente apoyados en un puñado de valientes, atrevidos y héroes pueden los gobernantes llevar adelante un pueblo, una comunidad, una patria. La experiencia pastoral nos demuestra que las parroquias y las comunidades progresan, se renuevan y rejuvenecen siempre a partir de un renuevo de inquietos e inconformistas que no se amoldan a las comodidades y a los usos adquiridos. Sólo así se gobierna para el bien y provecho de todos. Apoyándose no en todos, sino en los pocos…

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22.12.08

La Misa Romana: Historia del Rito. Capitulo 9º El ofertorio Parte 3ª Las materias sacrificiales y su colocación


En todas las liturgias se conoce la tendencia a convertir en ceremonia lo que en sí es simple acción exterior necesaria para el desarrollo del rito. En las liturgias orientales esa tendencia ha convertido el simple traslado de las materias sacrificiales en solemne procesión llamada Entrada Mayor. En la liturgia romana esa tendencia se manifiesta en el acto de depositar las materias sacrificiales encima del altar.

A veces, incluso la misma elaboración del pan se ha convertido en ceremonia. Los sirios occidentales tienen un rito especial compuesto de dos partes para la preparación de la masa y la cocción, acciones acompañadas de salmos. Los abisinios ponen junto al templo una dependencia llamada “bet-lejem” (casa del pan-Betlehem) donde trasladan al principio de la misa las ofrendas del altar. Desde luego en todas las liturgias orientales esta vedado a las mujeres cocer el pan y ni siquiera son admitidos para este trabajo los seglares.

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21.12.08

El doble juego del Cardenal Sistach en las absoluciones colectivas


En el último retiro de Adviento que n.s.b.a cardenal Martínez Sistach nos impartió a los sacerdotes de nuestra diócesis, el arzobispo recordó a los presentes que debían impartir “correctamente” el sacramento de la penitencia estos días. Pero no dio ninguna explicación más, para clarificar que es lo correcto y que es lo incorrecto. Es por ello que al salir de dicho retiro escuché a dos sacerdotes de los más “progresistas” como comentaban entre ellos: “Nosotros celebramos el sacramento de la Penitencia CORRECTAMENTE”, se referían a la celebración que ellos hacen, con absoluciones colectivas o sin especificación de los pecados. Queda claro que las palabras de su eminencia no sirvieron absolutamente para nada, y es que el cardenal sabe perfectamente que jugando con esas ambigüedades, intentando no quedar mal ni con los unos ni con los otros, el descontrol sigue reinando en la diócesis. De esta manera nuestro cardenal cree quedar bien ante Roma diciendo que él ha dicho públicamente que debe celebrarse correctamente el sacramento, y a la vez queda bien con sus sacerdotes “progresistas” porque no se dan en absoluto por aludidos.

Pasados unos días del retiro de adviento me he decidido a hacer la siguiente encuesta, he cogido al azar diez de las parroquias que celebraban absoluciones colectivas y que aparecieron en “De Bello Pallico” (de las muchas que salían en la lista) y con la ayuda de un par de seglares hemos ido comprobando una a una si continuaban celebrando el sacramento de la penitencia en contra de las normas, a pesar de las palabras del cardenal. El resultado ha sido espectacular, 10 de 10, es decir el 100% de la encuesta no se ha sentido aludido y siguen celebrando incorrectamente el sacramento del perdón de Dios.

¿Qué va a hacer ante ello nuestro cardenal? Pues por supuesto nada. Como siempre nada. Le preocupa mucho lo que digamos en Germinans Germinabit, pero no está dispuesto a ceder un milímetro si eso significa ponerse en contra a los que amargaron el pontificado de Don Ricardo Carles.

Por otra parte he hecho otra comprobación he llamado a dos compañeros sacerdotes de la diócesis de Sant Feliu de Llobregat y les he preguntado, como ha reaccionado el clero, después de la carta que envió el obispo Don Agustín el año pasado a cada sacerdote en que de manera explícita decía que es lo que se podía hacer y lo que no se podía hacer en el sacramento de la penitencia, instando de una forma clara a cumplir con las normas de la Iglesia, pues mi agradable sorpresa fue que me dijeron que muchos sacerdotes habían empezado a cambiar la forma de celebrar el sacramento de la penitencia, eso sí, algunos de mala gana o a regañadientes, pero han visto que el obispo este tema lo tenía claro y han decidido actuar en consonancia.

Esto es lo que va de un obispo a otro, de una diócesis a otra (ya no hablo de Terrassa, porque mayoritariamente se celebra correctamente este sacramento), la realidad social y eclesial es la misma, pero en un sitio hay un obispo con las ideas claras y en otro un obispo que ambiguamente no quiere crearse enemigos, a costa del lamentable hundimiento de nuestra amada diócesis.

Antoninus Pius

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17.12.08

Como un reloj parado, como un cuerpo desmayado…


Hay en el salón de mi humilde pero acogedora casa un reloj de pared, no muy antiguo, pero sí lo suficiente como para no formar parte de aquellos que con apariencia de antiguos son movidos por una vulgar pila. El mío es un viejo reloj de la conocidísima y tradicional Casa Portusach (Pasaje San José, D entre Condal y Montesión) de principios del siglo XX con su péndulo, su par de pesas y ¿cómo no? un hermoso carillón interno que toca todas las horas y sus medias. Sin embargo su péndulo no está, como en otros casos, protegido de las ráfagas de viento por ninguna puertecilla con cristal: está sometido a las inclemencias del ambiente. Durante este verano, a consecuencia de las fuertes corrientes de aire que circulan por el interior de la casa y que van a batir directamente sobre el reloj en cuestión, el mecanismo dejó de funcionar. Llegó un momento en que por pereza y negligencia dejé de ocuparme del péndulo y así permaneció el reloj durante semanas, diría yo meses. También es cierto que durante el día cada vez paro menos en casa y que muchas veces ni reparo en el reloj. Cierto es también que a veces encontraba a faltar sus campanadas y que, mirándolo, me percataba de que no funcionaba. Como muchas veces lo había puesto en funcionamiento y veía que constantemente se paraba llegué a convencerme que el reloj ya no funcionaba: se había convertido en un hermoso adorno, decorativo, pero al fin y al cabo inútil a su cometido.

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El golpe de mano de Amigo y Sistach


Cuando un buen amigo me comunicó que Sistach había anunciado –mediante pública convocatoria- la celebración de una misa, al mismo día y hora en que se había convocado a todos los católicos españoles en la Plaza Colón de Madrid, le dije que allí había gato encerrado. El Cardenal de Barcelona no tiene la suficiente personalidad para desmarcarse él solo de la totalidad de los prelados españoles. Le dije a mi interlocutor: Cuando Sistach ha efectuado ese anuncio, se ha cuidado bien de hallarse respaldado. Efectivamente, a las pocas horas se anunciaba otra misa en la Catedral de Sevilla. Al día siguiente, se convocaba otra en la diócesis de Santiago de Compostela. Incluso en La Vanguardia, se decía que todas las diócesis catalanas (en especial, se hacía mención a Tarragona) celebrarían una misa solemne en sus catedrales. Todo cuadraba: No se trataba de una iniciativa personal de Sistach, sino de un “coup de forcé” en toda regla contra el Cardenal Rouco. Una iniciativa desleal de una parte del episcopado español, encabezada por los purpurados de Sevilla y Barcelona.

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