InfoCatólica / Germinans germinabit / Categoría: Importado

24.04.09

La Creu de Sant Jordi: una condecoración devaluada que debería abolirse

En 1802, el Gran Cónsul Bonaparte instituía la Legión de Honor, la condecoración más alta de la Francia revolucionaria. Ni rastro en ella de cristianismo: la insignia era y ha sido desde entonces una estrella de cinco rayos dobles. Incluso el grado de Gran Cruz de la Legión de Honor es puramente retórico porque no está representado por una cruz. Esta orden honorífica fue creada para reemplazar las antiguas órdenes de caballería y de mérito del Antiguo Régimen: la del Espíritu Santo y la de San Miguel (las Órdenes del Rey) y la de San Luis (al mérito militar), suprimidas por la Revolución. La tercera fue la última en desaparecer después de habérsele cambiado el nombre por el de “Condecoración Militar” para borrar el nombre del rey –Luis IX– que recordaba demasiado la antigua alianza del altar y el trono, que fue la que hizo a Francia. Los emblemas de todas estas órdenes antiguas tenían la forma inequívocamente cristiana de cruz y se hallaban adornados con imágenes propias del catolicismo. Era, pues, lógico que una revolución anticristiana como lo fue la francesa aboliera esos resabios confesionales y los substituyera por una condecoración meramente civil sin ninguna reminiscencia religiosa.

Viene esto a colación de la reciente concesión de la Creu de Sant Jordi (Cruz de San Jorge), la mayor distinción civil catalana después de la Medalla d’Or de la Generalitat, a mosén Manel Pousa, el cura pro-abortista confeso, lo cual pone de manifiesto una incongruencia más entre las muchas de nuestra actual sociedad, que reniega de sus raíces y referentes católicos –que fueron los que hicieron a Cataluña– y, sin embargo, es incapaz de prescindir de ellos, aunque sea para hacer escarnio o para caer en el esperpento (como en el caso que nos ocupa). Jordi Pujol, católico (montiniano, según se precia en llamarse), intentó desde la creación de este premio que hubiera una representación eclesiástica entre los galardonados de cada año, quizás debido a que la Creu tiene por objeto “distinguir a las personas naturales o jurídicas que, por sus méritos, hayan prestado servicios destacados a Cataluña en la defensa de su identidad” (Decreto de la Generalitat Catalana 457/1981 de 18 de diciembre) y, claro, la catolicidad es, velis nolis, una seña esencial de la identidad de Cataluña, aunque los actuales gobernantes se empeñen en desmentirlo.

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23.04.09

Se renueva la Iglesia catalana

Algo se ha puesto en movimiento y el cronómetro está en marcha. El detalle del obispo de Gerona de volver a participar en la procesión del Viernes Santo y recuperar la costumbre de que la misma fuere encabezada por la Cruz procesional del siglo XIV, que se guarda en el tesoro de la Catedral, es tremendamente significativo. No solo por el gesto de Monseñor Pardo, sino por la absoluta ausencia de oposición al mismo. Bueno, absoluta no, pues tuvo una nota de protesta. ¡Solo una! Bajo el epígrafe Església Plural de Girona, pero quien la conoce sabe que es más “Església singular” que plural, dado que el supuesto colectivo solo tiene un miembro: Jaume Rocabert i Cabruja, miembro de Esquerra Republicana de Catalunya. Él solito protestó y enmarañó a un par de periódicos para qué titulasen que el obispo Pardo había recuperado una procesión de los tiempos de Franco. De tiempos de Franco, dice el muy indocto. Una procesión que nació en el siglo XVIII y que, en cuanto a la participación del obispo, se eliminó por el Doctor Jubany a mediados de los años 60. Cuando a Franco le quedaban todavía diez años para morir en la cama. Justamente, en tiempos de Franco, fue cuando dejó de participar el prelado. Siguiendo el razonamiento Rocabert, podríamos decir que Franco eliminó la presencia episcopal en la procesión. Obviamente, no tuvo nada que ver. Ello fue fruto de aquella inútil moda post-conciliar que consideraba que la llamada “religiosidad popular” contrariaba la pastoral ordinaria. Aquella absurda manía no llevó a ningún puerto, pero sí provocó que la procesión gerundense languideciese, hasta convertirse en un mero reclamo turístico. Tuvo que ser el propio Ayuntamiento socialista de la ciudad el que revitalizase “la processó dels “manaies” durante los años 80, ante la terrible desidia de la curia diocesana, presidida en aquel entonces por el obispo Camprodón.

Pero Monseñor Pardo, que se está haciendo con la diócesis sin ningún problema, fruto tanto de su bonhomía, como de su incansable amor al trabajo, participó en la procesión y la misma fue un éxito, a pesar de que la lluvia tampoco se la quiso perder.

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22.04.09

Segunda Carta-Denuncia, por Feligreses de San Ramón Nonato

Queridos amigos:

Queremos daros las gracias por vuestro apoyo, disponibilidad, consuelo, ayuda y un largo etc. de agradecimientos a nuestra situación en la parroquia PATERA, dirigida como sabéis por el impresentable, malvado, prepotente y desafiante Brustenga (no ponemos Mn porque nos parece que no es merecedor del mismo)

Deciros que se ha pasado toda la semana poniendo nombres y apellidos, acusando a diestro y siniestro a unos y otros, utilizando la Eucaristía a todas horas para hacer mítines a su favor y en contra de los feligreses que asistíamos a las mismas, llamándonos como siempre pero esta vez desde el atril racistas, insolidarios, agitadores, cobardes, traidores etc.

En tres años se pueden contar con los dedos de una mano las eucaristías que ha presidido y ahora las utiliza para insultar y acusar, está claro que no le importa ni la parroquia, ni los fieles ni tan siquiera el tan precioso sacramento de la Eucaristía, sólo le interesa su ego y su chulería. Quiere salir en los medios de comunicación TV3, La Sexta y todos los periódicos posibles para justificarse.

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21.04.09

Brustenga y Pousa, dos caras de una misma moneda

Dos sacerdotes barceloneses se han hecho célebres estos días en nuestra web y en muchísimos otros sitios, se trata del cura “abortero” Manuel Pousa, que ha sido galardonado con la Creu de Sant Jordi y el párroco de San Ramón en Collblanc y presidente de la Unió Sacerdotal, el Rvdo. Joaquim Brustenga a quien le ha surgido una rebelión a bordo en su propia parroquia por sus actuaciones más que discutibles.

Es cierto que el escándalo que han creado ambos personajes es de índole bien diversa. Pousa (no me sale lo de ponerle Rvdo. delante), ha escandalizado a cualquier defensor de la vida, pero especialmente a los católicos que ven como todo un sacerdote paga abortos y encima es premiado con una gran distinción por el gobierno de Cataluña. Y el Rvdo. Brustenga ha escandalizado a unos feligreses nada sospechosos de conservadores (porque elogian al anterior párroco el Rvdo. Portabella), por haber convertido su parroquia en una ONG sin ningún orden ni control y haber mostrado su carácter dictatorial, soberbio y intolerante, amén de su nulo interés por las actividades verdaderamente pastorales.

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20.04.09

Sistach: El despotismo de medio pelo

“Fuerte con los débiles, débil con los fuertes”

No podía delegar en nadie más el examen y valoración moral de los hechos que nos han sido relatados por el grupo de feligreses de San Ramón Nonato de Collblanch y que ponen al descubierto no sólo los gravísimos desórdenes pastorales del párroco Brustenga sino la tolerancia cómplice en la que resueltamente se apoya: la del Ordinario del lugar, el cardenal Lluís Martínez Sistach.

Pero es necesario tomar perspectiva del asunto para comprender la gravedad moral de esa tolerancia culpable.

Y para ello es necesario echar una mirada atrás, casi a los mismos orígenes de la que fuera la página web predecesora de Germinans: el de Bello Pallico.

Corría el mes de septiembre de 2006 y en la Parroquia de San Agustín Nuevo de la barcelonesa calle Hospital en pleno arrabal viejo del Casco Antiguo, desarrollaba su ministerio Mn. Antoni Deulofeu, un sacerdote medianamente joven (nació en 1956) de gran empuje evangelizador y que, aún a pesar de su formación vocacional un tanto singular pues procedía de la extinguida Casa de Santiago, había conectado y estaba fuertemente marcado por el pontificado de Juan Pablo II. Admirador del carisma de “Comunión y Liberación” y de la Madre Teresa de Calcuta fue el promotor del traslado de las religiosas de esa Congregación asistencial a los más desfavorecidos desde el local de la Parroquia de San Jaime en la calle Leona hasta los locales más amplios de su Parroquia. Consiliario Diocesano de la Hospitalidad de Nª Sª de Lourdes a la cual se entregaba de pleno, miembro de “Payasos sin Fronteras” sabía reservarse algún “gag” o alguna “payasada” para los niños enfermos que necesitan una sonrisa.

Mosén Toni comprendió la importancia de acompañar la religiosidad popular y de apoyar a las Hermandades y Cofradías para sacar de ellas lo mejor y de mayor provecho.

Su casa parroquial siempre llena de pobres y desfavorecidos, pero en rotación y nunca estables. ¿Sus deudas? Muchas, como las de todo sacerdote que trabaja y entrega su vida a los hombres y mujeres de este mundo por amor a Dios. El cardenal Carles siempre aconsejaba a sus sacerdotes que se llenasen de deudas en sus tareas apostólicas. Porque de ese modo, los acreedores rezan fervorosamente para que los sacerdotes no se mueran y puedan pagar sus facturas. Simpática la broma pero muy sobrenatural y de gran calado apostólico.

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