Virgen de Montserrat, ¡Devuélvenos la Libertad!
A pesar de todo los esfuerzos por desterrar el catolicismo de Cataluña, de hacernos creer que es un elemento circunstancial de su historia y de su presente, no hay ningún otro elemento configurador de tanta importancia en la configuración de lo mejor de nuestra tierra.
Como nuestra lengua, hija del latín, a medio camino entre el francés y el castellano, nuestro catolicismo es el más afrancesado de España y el más hispano del antiguo espacio carolingio. Ocultar alguna de estas tres influencias, romano-latina, hispánica y fráncica, es falsear la genialidad y personalidad del catolicismo en Cataluña.
Nuestro gótico es austero. Nuestro barroco nunca llegó al rococó. La austeridad es una de las características predominantes de nuestra personalidad colectiva histórica como lo son nuestras procesiones de Semana Santa tradicionales. Y eso es fruto de ser una sociedad de hombres libres enemiga de la jerarquía señorial. Por eso se levantaron nuestros antepasados, los remensales. Por eso el movimiento anarquista era el radicalismo catalán preponderante y no el comunismo o el socialismo. Por eso el ideal del oficial era plantarse por sí mismo. Cada uno en su casa y Dios en la de todos.