Cuando preguntas a alguno de sus alumnos por el profesor Torralba, te contestan que es un filósofo de amplia cultura, transversal, poco profundo, experto en nada y en todo. Lo critican, con razón, que sea tan prolífico. Puede ser por dicha causa (o por tener que alimentar a sus cinco hijos) que, últimamente, Francesc Torralba ha añadido a su actividad filosófica una presencia ineluctable en el debate religioso local. Pero que nadie se crea que es un Balmes ni un Raimon Panikkar. Ni siquiera un Octavi Fullat o un Terricabras, por hablar de filósofos que vistieron hábito o pasaron por el seminario. Tampoco va a hacer sombra a un Ferrater Mora o a un Manuel Sacristán. Pero, pese a ello, no solo es invitado a dar conferencias o cursillos por obispos, religiosos, medios de comunicación, ayuntamientos de toda índole política, casals del barri, centros parroquiales; sino que ha sido recompensado con la presidencia del Consell Assessor per a la diversitat religiosa.
Se trata de un organismo consultivo, dependiente de la Dirección general d’afers religiosos de la Generalitat catalana; una dirección general, con organización funcional propia, secretarías, técnicos especializados y siete funcionarios ad hoc , que si poca explicación tenía cuando su puesta en funcionamiento, nula es la que pretexta su mantenimiento actual con las arcas autonómicas totalmente exhaustas. Su presupuesto en el año 2010 ascendió a 3.651.230,44 €, de los cuales 1.300.200 € se destinaron a subvenciones. Por si fuere poco, su actual director general, el letrado Xavier Puigdollers, se ha sacado de la manga este consejo asesor, de eficacia más bien dudosa, a no ser que sea ad maiorem gloriam Torralba. Ciertamente sus cargos no serán remunerados, pero lo que es seguro es que no van a poner dinero de su bolsillo, con lo cual tendremos nuevo acopio de dietas, secretarias, publicaciones, locales y demás gabelas. Mientras tanto se producen recortes en la enseñanza o en la sanidad públicas.
Leer más... »