Mons. Novell, muy pocas independencias son sin sangre
“¿Por qué no deberíais denunciar lo que otros no se sonrojan en hacer?”
S. Jerónimo
A estas alturas deberíamos saber todos que es muy difícil encontrar una independencia que no cueste sangre. Ni mil y una historia real de los Balcanes, ni ahora Ucrania, ni Ruanda y otros cuarenta estados africanos, etc. Bueno, tuvimos una a la vista más o menos, la de Eslovaquia cuando la misma República Checa les dijo despectivamente hasta en ese momento, “¿Os queréis marchar esta misma tarde, que lo firmamos ya si hace falta?” Esto último muy condicionado por el hecho de que el pobre se va del rico, y este no necesita a aquel plasta. Como si Andalucía pidiera independencia a Cataluña, pues más o menos eso.
El 9N en Cataluña puede haber un lío muy feo. Es muy fácil que tenga lugar un conflicto armado que pronto desemboque en un enfrentamiento de mayor alcance. Ojalá quede, como mucho y ni eso, en tiros esporádicos entre Mossos d’Esquadra y Guardia Civil; pero no lo sabemos. Los conflictos empiezan con un tiro, uno solo. Luego se extienden de forma incontrolada por el combustible ideológico presente en la sociedad. Qué niveles va a alcanzar este conflicto, que de facto ya se da, no lo sabemos, pero él ya existe. Esta presente en el odio y la intolerancia nacional que se palpita. Está azuzado por los líderes nacionalistas irresponsables, eso es evidente. Y las cosas no salen gratis. No se puede jugar eternamente. Los nacionalistas catalanes tienen un objetivo muy marcado: la independencia de Cataluña. España o se la deja, o se la impide, una de dos, no existe una tercera opción. Los nacionalistas o ceden, o siguen. España o cede, o defiende su unidad.