24.07.08

Otro éxito del régimen andaluz.


Existe una creencia común – y falsa – que mezcla el derecho a la educación con el derecho a tener un título universitario. La razón siente asco ante esta creencia, tan aplicada en el ámbito educativo por lo demagógico, como contraria en otros ámbitos de la vida.

Por ejemplo, nadie sería capaz de defender que un ciudadano que corre los cien metros lisos en dos minutos, tenga derecho a participar en unos juegos olímpicos. El derecho a participar en los mismos depende de la capacitación del individuo para superar convenientemente las pruebas.

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22.07.08

21.07.08

La Pataria (y II)


Estamos en el año 1.063, año en el que se sienta en la cátedra de San Pedro el Papa Alejandro II. Una de las primeras cosas que realizó este Papa es llamar a Roma a los líderes patarinos, el diácono Arialdo y el caballero Erlembaldo Cotta, hermano de Landulfo, muerto en el año 1.057. Erlembaldo es un noble laico al que Arialdo había convencido para que se uniera a la Pataria. A Landulfo lo sustituyó un sacerdote llamado Sira. Mientras, los enemigos de la Pataria se eligieron un antipapa: Honorio II (1.061 – 1.072).

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19.07.08

18.07.08

Iusta et Rufina

En memoria de los santos apóstoles y mártires,
de la gloriosa siempre Virgen María,
de Zacarías, Juan, los Inocentes, Esteban,
Pedro y Pablo, Juan, Santiago, Andrés,
Acisclo, Torcuato, Fructuoso,
Félix, Vicente, Eulogio, Justo y Pastor,
Justa y Rufina, Eulalia, la otra Eulalia, Leocadia.

Esta es una de las oraciones que conforman la «oración entre los dípticos», del rito Hispano Mozárabe que se sigue en Toledo. En esta intercesión solemne que se pide a los santos, aparecen las Santas Justa y Rufina, gloria del martirologio sevillano.

Junta y Rufina eran hermanas, nacidas en el siglo III en el barrio de Triana. Dice la tradición que eran alfareras, cristianas pías.
Regía los destinos del Imperio Diocleciano, cuando durante la procesión de la diosa Salambó por las calles de la Sevilla romana, se acercaron los idólatras a casa de Justa y Rufina a pedirle dineros para el culto. Las hermanas se negaron y se rebelaron, arremetiendo contra la efigie, que se hizo añicos contra el suelo. Hoy serían tachadas de fundamentalistas.

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