Otro éxito del régimen andaluz.
Existe una creencia común – y falsa – que mezcla el derecho a la educación con el derecho a tener un título universitario. La razón siente asco ante esta creencia, tan aplicada en el ámbito educativo por lo demagógico, como contraria en otros ámbitos de la vida.
Por ejemplo, nadie sería capaz de defender que un ciudadano que corre los cien metros lisos en dos minutos, tenga derecho a participar en unos juegos olímpicos. El derecho a participar en los mismos depende de la capacitación del individuo para superar convenientemente las pruebas.