Y, como no, el que faltaba: al habla el presidente del Consejo de Cofradías
Éramos pocos y parió la abuela. Tras la polvareda levantada por la decisión de la Esperanza de Triana de no atender al caprichoso asunto de las JMJ, sólo faltaban las declaraciones de Adolfo Arenas, a la sazón presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, para rematar la faena.
Por lo visto al Presidente le hubiese gustado que alguna imagen se trasladase a Madrid - ¿y por qué no el Cristo de la Clemencia de la Catedral? Para trasladarlo no habría que haberle pedido permiso a hermandad alguna -; aunque yo creo que lo realmente hubiese sido maravilloso es que el presidente del Consejo, en vez de reunirse ayer con el Alcalde socialista Monteseirín para negociar las prebendas y ayuditas – el convenio le llaman, eso sí, con voz engolada - lo que tendría que haberle pedido al ruinoso Alcalde es que se abstuviese de salir delante de los pasos con una vara, por ejemplo. O que hubiese dimitido en pleno tras el lamentable espectáculo que se dió con el pregón de la Semana Santa de este año. O sea.