Un regalo de lo alto
El otro día, me llamó la atención una frase del Papa. No es ninguna novedad, pero, por alguna razón, despertó mi interés. En un discurso para un Centro Juvenil, Benedicto XVI afirmó:
el hombre es siempre hombre con toda su dignidad, aunque esté en estado de coma, aunque sea un embrión
Lo primero que pensé al leer esta frase fue: cuánto me alegro de ser católico. Es una alegría saber que la Iglesia me ha considerado valioso desde el primer momento de mi existencia, cuando fui concebido. Más aún, antes de la creación del mundo, Dios ya pensó en mí y me amó. Dios nos eligió, antes de la creación del mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.
Además, por muy inútil que llegue a ser a los ojos del mundo, la Iglesia seguirá considerándome valioso.