Tolerancia e intolerancia de la Iglesia
Hoy, por ser domingo, me voy a limitar a traer al blog una sola frase. Eso sí, una frase que vale por un post entero y que, a mi entender, podría dar lugar a discusiones muy interesantes.
Se trata de una cita de un dominico francés que murió hace unos cincuenta años, el P. Garrigou-Lagrange OP. Se refiere a un tema que hoy en día surge constantemente en la televisión, en los periódicos y en nuestras conversaciones: la tolerancia. Quizá la acusación más habitual contra la Iglesia en la actualidad es su “intolerancia". En nombre de la tolerancia se pide a la Iglesia que acepte el aborto, el matrimonio homosexual, el divorcio, el disenso en materia de fe y otras mil cosas. Y muchas veces, los católicos nos quedamos callados, porque no hemos reflexionado sobre el tema: ¿Es la Iglesia tolerante? ¿Debe serlo? ¿Cuándo? Quizá esta sencilla frase nos ayude a empezar a pensar sobre este tema.

Como ya sabrán los lectores, al igual que el color propio de los obispos es el morado, desde el siglo XV los cardenales se caracterizan, en la iconografía y en la práctica, por las vestiduras de color rojo o púrpura. Este color rojo no es casual. Significa su disponibilidad para dar la vida en el servicio del Papa y de la Iglesia. De hecho, así lo dicen en su juramento solemne: usque ad effusionem sanguinis, hasta el derramamiento de sangre.
Acaba de concluir la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio. Como es habitual en estos casos, los obispos han presentado una serie de
Quiero animar a los lectores del blog a que tengan algo muy en cuenta en su oración de hoy: Mañana hay una reunión parroquial en la iglesia del Monte Calvario (Mount Calvary Church), en Baltimore, Estados Unidos.



