Traduzco otra oración o letanía que me ha gustado mucho. Va recordando a Cristo, presente en todos los libros de la Escritura, uno por uno. Reconocer la presencia de Cristo en todo el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento es algo que siempre ha hecho la Iglesia, desde la época de los Padres. Por desgracia, ahora está poco de moda, por la manía de usar la crítica histórica como máximo criterio de interpretación, en lugar de la Tradición de la Iglesia.
Hay varias versiones en inglés (algunas protestantes, ojo). He traducido la que más me gustó, preparada para una liturgia de adoración a Cristo Eucaristía. Por eso, cada cuatro o cinco libros, se hace la misma llamada: Venid y arrodillaos ante él. Jesucristo está en la Sagrada Escritura y en la Eucaristía de formas distintas, pero es siempre el mismo Cristo.
Si Dios nos lo concede, encontraremos a Jesucristo anunciado en todo lo que dice el Antiguo Testamento y proclamado en todo lo que dice el Nuevo. El propio Cristo resucitado lo explicó: “Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito sobre mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos. Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras” Lc 24,44-45. Pidamos a Dios con estas letanías que nos abra la inteligencia, para que encontremos a su Hijo en cada línea de la Escritura.
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