El pueblo de la bendición
Hace un par de días, rezando la Liturgia de las Horas, me llamó especialmente la atención una frase del himno de Laudes: noctem canendo rumpimus, es decir, rompemos la noche cantando.
No es más que una pequeña frase y, sin embargo, me ha hecho caer en la cuenta de lo distintos que son los cristianos, cuando lo son de verdad. Se trata de un himno pensado para ser cantado en medio de la noche o a primera hora de la mañana y revela, creo yo, una forma de levantarse cuando aún es de noche que no es lo normal.
Lo habitual para la gran mayoría de seres humanos, lo que nos sale a todos “de dentro", es levantarnos por la mañana quejándonos y protestando. Y es algo normal: nunca dormimos lo suficiente, hay que ir a trabajar, enseguida recordamos nuestros problemas y dificultades excepcionales o cotidianos, aún no hemos desayunado… una receta casi infalible para el malhumor.